5- Segunda división

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| AÑO 152 DG |

   Aquello le había costado más argumentos y pérdidas de dignidad de las que había imaginado en un principio, pero él lo tenía muy claro. Todos los cruces que había tenido con su familia habían valido la pena. Había funcionado. Iroh se encontraba ya en el Puerto Roku, al norte de la Nación del Fuego. De ahí partían los navíos más grandes del país, entre ellos los de las Fuerzas Unidas.

   Ya podía ver el barco sobre el cual comenzaría su aventura. No era tan grande como los que había visto en las ilustraciones de la biblioteca privada de su abuelo, pero su madre le dijo que si tanto deseaba convertirse en un soldado debía comenzar desde lo más bajo e ir ascendiendo por su propio esfuerzo, tal y como ella lo había hecho cuando recibió su entrenamiento militar en su día.

   Iroh había aceptado todo eso y estaba dispuesto a dar todo de sí para ser en el futuro un gran capitán o, soñando aún más, todo un general. Iroh no quería que le regalaran ningún puesto solo por ser quien era ni que le trataran diferente, por lo que tan pronto la comitiva de recibimiento llegó negó con prisa que se inclinaran ante él. No quería quedar en vergüenza ante los demás tripulantes que iban llegando y subiendo al barco. Aquello le recordaba al colegio, cuando sus profesores temían decirle algo malo solo por ser quien era y muchos de los estudiantes preferían no acercarse ni querían jugar con él, por miedo a "hacerlo mal". Todo eso ya había pasado, pero Iroh lo sentía de vuelta presente.

   Había una parte en él, sin embargo, que le agradaba.

   Ha pasado cerca de una hora para cuando Iroh ya está en la cubierta del barco, viendo a todos los tripulantes en línea. Por unos segundos cree que eso lo han organizado para él, en una forma de presentación, pero pronto ve cómo un hombre de largas patillas camina firmemente desde el otro lado del barco.

   —Veo que la carne fresca aún no conoce los protocolos —dice entonces el sujeto de las patillas, con Iroh no entendiendo muy bien qué sucede, aunque notando como los hombres en línea le miran con su misma extrañez.

   —Ps —oye de pronto Iroh, viendo al último hombre en la línea que solo con su mirada le señala que se pare a su lado, cosa que hace rápidamente.

   —Muy bien, pasadas las incongruencias típicas de los comienzos, ¡vamos a lo vital! —Exclama el hombre de las patillas, dejando a todos más confundidos en lo que camina hacia el centro de la línea de tripulantes—. Este no es un barco cualquiera. ¡Se encuentran en un navío de las Fuerzas Unidas! Y como tal, se han de adaptar a lo que eso significa, ¡a lo que representa! Todos ustedes no solo me servirán a mí, sino además a la República Unida de Naciones —dice con seriedad, en lo que Iroh entrecierra los ojos al verlo más cerca de él—. Pero más que nada me servirán a mí así que compórtense bien —suma el jefe del lugar, pasando junto a Iroh y observándolo con una pequeña sonrisa.

   Iroh no se lo cree del todo, pero las apariencias coinciden...

   — ¡¿Entendieron?! —grita con euforia el hombre de las largas patillas.

   — ¡SÍ, CAPITÁN BUMI! —gritan todos los hombres a la vez menos Iroh, quien simplemente no se puede creer en el barco de quién le ha tocado servir.

   Luego de la presentación por parte del capitán, los nuevos tripulantes fueron guiados a sus habitaciones, salvo uno de ellos, Iroh, a quien se le indicó que el cupo de camas había sido llenado y él había pasado por sorteo al nivel 2. Iroh dudó un poco con respecto a esto, pero no hizo más que asentir y ser guiado a uno de los pisos superiores que para nada olía a ser un "nivel 2".

   — ¿Es broma? Este es como un nivel 10 —dice Iroh al marinero que le ha llevado hasta su habitación, la cual es casi tan grande como la que tiene allá en el palacio real—. Sé que usted solo cumple órdenes, ¡pero dígale a su jefe que esto es un trato especial muy cantado, y no me gusta!

Avatar. Príncipe de FuegoWhere stories live. Discover now