Título 11

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Eran las 11 de la noche y Connie estaba en la tina conmigo. Y sí, tenía una bañera pero casi nunca la utilizaba, casi siempre usaba la regadera. Al menos hoy tenía una razón.

—Oye Harry —comenzó, su espalda estaba pegada a mi pecho, por lo que no podía verla a los ojos.

—¿Qué pasa?

—En estos dos meses que he estado contigo, ¿te has sentido diferente? —preguntó, quizás nerviosa. Yo mordí mi labio.

—¿Respecto a...? —quise darle vuelta al asunto pero ella me interrumpe.

—Conmigo —giró para verme.

—No lo sé —respondí algo perdido— No sé, de verdad. Me gustas mucho, es la verdad —confesé, siempre me había parecido linda mucho antes de este enrollo.

—Oh —suspiró.

—¿Ya no quieres continuar? —me atreví a preguntar, quizás con algo de miedo.

—No es eso. Es solo que me quedé pensando cuando me dijiste en la editorial que pronto vas a escribir. Y temo que no estés inspirado y cuando entregues un adelanto, sea una mierda. Si es así, tienes que hacérmelo saber, no quiero quitarte tiempo.

Siempre veía a Connie con una sonrisa, hoy la veo muy preocupada. Es cierto que pronto escribiré, sin embargo, lo había olvidado. Con ella mi mente va a otro sitio.

Tomé su mano y ella se acercó más a mí. Recostó su cabeza en mi pecho y enredó sus piernas desnudas con las mías.

—No te preocupes por eso. Siento que lo estamos haciendo bien. Connie, te seré honesto siempre me has parecido atractiva, hablábamos de cosas sencillas como los recados de la editorial o un simple saludo matutino, pero ahora que te conozco un poco mejor puedo decir que me pareces preciosa por dentro y por fuera —ella me sonrió, mi corazón comenzó a palpitar de forma excesiva cuando besó mi mejilla.

—Gracias. Nunca pensé que estaría así contigo, pero me agrada —no respondí— Haz algo —la escuché atento—, quiero que escribas a mano en un papel lo que te gusta de mí. Quizás así te des cuenta de algo. De verdad quiero que este plan funcione.

—¿Ya pensaste tu parte del trato? Es decir, ¿lo que tú quieres por ayudarme en esto? —pregunté curioso, ella no había pedido nada aún.

—Aún no sé, pero creo que lo sabré —bromeó un poco. Ella estaba de perfil, pero aún así noté cómo su sonrisa bajó.

—Solo házmelo saber —acaricié su cabello mojado— Mierda, eres demasiado preciosa —le sonreí, algo tímido. Ella igual me sonrió cuando me oyó.

—Basta, ¿por qué eres un chico tan tierno? —tocó mi pecho, hasta llegar a mis pectorales— Me gustan tus tatuajes —susurró en mi oído— Tienes un montón, eso es interesante —bajó el tono de su voz, lo siguiente fue que su mano tocó mi pene bajo el agua de la tina.

—Joder —cerré mis ojos, comenzó a acariciarme, arriba hacia abajo— Dios... no pares —tomé su barbilla con mis dedos— Bésame ahora, por favor... —rogué como desesperado. 

Connie me besó, pero su mano no paraba de tocarme. Con su pulgar, se enfocaba en la punta de mi miembro. Me sentía en las nubes ahora mismo, sus movimientos eran maravillas para mí. Apreté mis labios, ahogando mis gemidos pero aún así los dejaba salir desde lo más profundo de mí. Estaba tan ronco, producto de la satisfacción. Dejé mi cabeza caer un poco hacia atrás, mientras mis ojos se torcían.

—Estoy tan cerca... mierda, me voy a venir —la miré, con mi boca semiabierta. Sin embargo, toqué sus suaves senos, concentrándome en ello— Me haces sentir tan malditamente bien.

Rómpeme el Corazón | Harry StylesWhere stories live. Discover now