𝐅𝐎𝐑𝐓𝐘 𝐍𝐈𝐍𝐄

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ADVERTENCIA: contenido maduro.


Aria Rowen.

Casi en el momento en que respondí, los labios de Draco chocaron contra los míos de nuevo, besándome con una pasión y un deseo que no podía ser reemplazado.

Dejé que sus manos recorrieran mi cuerpo, deslizándose debajo de mi camisa mientras abría mis piernas para envolverlas alrededor de su cintura, acercándolo más.

Draco tomó mis manos, las agarró y envolvió mis brazos alrededor de su cuello antes de alcanzar su varita. Justo cuando murmuró las palabras, sentí como si mi cuerpo cayera.

Mi espalda chocó con un colchón, y abrí los ojos para ver que todavía estaba sosteniendo a Draco, excepto que ahora estábamos en nuestra habitación.

—¿No podrías haber simplemente subido las escaleras?.—Solté una pequeña carcajada y lo vi sonreír a cambio, sin siquiera molestarse en responder.

Continuó besándome, solo deteniéndose entre cada beso desesperado para susurrar un hechizo silenciador y un hechizo de bloqueo.

Se sentó, el tiempo suficiente para desabrocharse la camisa y quitársela.

—Tengo la intención de mantener mi palabra, Aria.—Una de sus manos se acercó a agarrar mi barbilla con brusquedad e inclinar mi cabeza hacia arriba para mirarlo.—Serás un completo desastre para cuando termine contigo.

La anticipación creció entre mis piernas y sentí una repentina necesidad de él. Me quitó la camisa lentamente, casi como si estuviera saboreando cada mirada que podía robarme a mi cuerpo.

Antes de que me diera cuenta, también me había quitado la ropa y él ya estaba dejando suaves besos a lo largo de mi pecho y estómago. Mi espalda se arqueó levemente, pero sus manos llegaron a mis caderas y me empujó hacia abajo de nuevo.

—Ten paciencia. Yo te cuidaré...—Susurró las palabras en mi oído mientras mis ojos se cerraban. Sus manos bajaron por mi cuerpo hasta llegar al área donde más anhelaba su toque.—Ya estás así de mojada y apenas he empezado contigo.—Su dedo rodeó mi entrada un par de veces antes de deslizarse dentro de mí, y me mordí el labio para reprimir los gemidos que amenazaban con derramarse.

Mi rostro se calentó y sentí un rubor subir a mis mejillas ante sus palabras.

—¿Te gusta... cuando te toco?.—Draco soltó una pequeña risa mientras hablaba.

Asentí con la cabeza, quedándome sin palabras mientras sus dedos continuaban trabajando en mi cuerpo de formas que nadie más podía manejar. Él tenía completo control sobre mí... control que nunca le permitiría a otra alma el privilegio de tener.

Draco estaba a cargo de cómo reaccionaba, y mi placer dependía por completo de él. Y estaba haciendo un trabajo perfecto en eso. Él era el único que conocía mi cuerpo casi mejor que yo, y sabía exactamente lo que tenía que hacer para complacerme.

—Joder, Draco—Dejé escapar un gemido cuando sus dedos se curvaron para golpear el lugar perfecto dentro de mí, y sonrió al ver mi reacción. Continuó metiendo sus dedos dentro de mí, cada movimiento hacía que mi cuerpo se retorciera debajo del suyo.

—¿Vas a correrte por mí?.—Gimió las palabras en mi oído mientras aceleraba el paso.

No lo dudé antes de asentir con entusiasmo, casi rogándole que me permitiera alcanzar la liberación que ansiaba.

—Todavía voy a follarte después de esto... así que no gastes tu energía, amor.—dijo las palabras en un tono burlón, sabiendo que él también podría cansarme fácilmente.—Ahora, córrete por mi.

INNOCENT | DRACO MALFOY ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora