11. Rendido ante ella

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Parecía que las mujeres de mi familia confabularon en mi contra. Ahora me dolía la cabeza por los recientes acontecimientos provocados por ellas, hice una breve lista en mi mente:

Mi madre apareció en la academia movilizando el personal para preparar los salones particulares de cocina el primer día.

Mi hermana creando problemas con Amanda, excusando a la nueva profesora por su falta de puntualidad.

Mi esposa apareciendo como la nueva profesora, con una identidad extraña que no reconocí.

Por si fuera poco, Amanda trajo a un nuevo profesor para ocupar un puesto que ya tenía dueño. Esta era idea mía, pero si me hubieran mantenido informado desde el principio, las cosas no se hubieran complicado.

Lo que me inquietaba era haber tachado a mi esposa como alguien incompetente que no se presentaba a tiempo a su trabajo, mientras que en la mañana la vi dormir bien sobre mi cama, sintiéndome complacido.

¡Mátenme!

Lo único que pude hacer fue huir para ocultar mi vergüenza frente las tres mujeres que mantenían sus ojos clavados a mi, analizando mis reacciones. Fue esa actitud linda que adoptó Margo para controlar la situación lo que me tranquilizó y desvió mi atención del problema principal. .

¿Qué su esposo despertó cariñoso? Por supuesto que así era, estaba feliz.

No solo la actitud de Margo era linda, sus palabras dulces tocaron a fondo mi corazón, noqueando cualquier parte de mí que quería seguir peleando. Esposo... me gustaba esa palabra en su boca, aunque ella lo usaba para jugar conmigo.

De haber sabido la situación, no habría permitido que mi madre y mi pequeña hermana me vieran la cara de estúpido y de ridículo. Lo que pasó hoy les dio material suficiente para burlarse de mí toda la vida.

Por suerte, Gustavo se encontraba ausente, de lo contrario, habría sido el doble de terrible.

Dejé los documentos pendientes a un lado y me encaminé hacia el salón donde daría clases Margo, tenía curiosidad de lo que había sucedido en las últimas semanas. ¿Estará bien Margo? Este ambiente no creí posible que le agradara de verdad. Muchos estudiantes reunidos, miradas curiosas y, lo que a ella le disgustaba mucho, las relaciones sociales. A partir de ahora, ella tenía que relacionarse con otras personas.

Este era el peor lugar para ella.

¿Cómo se sentirá?

Mientras caminaba por los pasillos silenciosos, noté que algunos estudiantes andaban fuera de sus salones.

―Buenos días, director ―saludaron al unísono, a lo que les respondí con amabilidad.

Con cierta distancia, esos jóvenes conversaban sobre algo que me llamó la atención al instante.

¿Cómo que la nueva profesora era muy guapa?

Por supuesto que era guapa, eso era innegable, ¿pero por qué era un motivo de conversación?

Mis pasos se apresuraron y solo descansaron cuando llegué al salón indicado, solo para darme cuenta que estaba vacío. Uno de los conserjes me indicó que se habían trasladado al salón B, exclusivo para cocinar en masa. ¿Qué pretendía hacer Margo?

Recordaba que mi madre pidió ese salón, a menos que ellas dos lo hubieran planeado, este resultado era posible; con eso en mente; recordé que Margo mencionó que tendría una degustación en unas horas.

Mi destino cambió al instante, llegando al lugar en menos de cinco minutos. Sin ánimos de interrumpir nada, busqué un lugar donde quedarme a escuchar a escondidas.

Seduciendo al chefWhere stories live. Discover now