13. Ella era el ojo del huracán.

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Pensaba en ir a casa, pero varios profesores coludidos con algunos estudiantes me convocaron para una reunión de emergencia con la clara intención de "controlar" la actitud altanera de la nueva profesora.

Margo era linda, ¿qué problema podría causar?

―La señorita Moir no conoce los límites, es egocéntrica.

Sí que sí, era linda cuando ponía al mundo bajo los pies.

―Debería controlarse.

Asentí ante esa afirmación. No debería agitar mi corazón en horas de oficina, aunque era bastante divertido y disfrutaba verla sin barreras.

―Se aprovecha de la situación de los niños.

Definitivamente aprovechaba todo tipo de situación. ¡La escena de la oficina era una prueba memorable de la situación; si era ella, podía aprovecharse cuanto quisiera de mi!

―Es orgullosa y arrogante.

¿Verdad? Era uno de sus encantos más destacables.

Asentí incontables veces con orgullo, pero nadie entendió la razón real de mi actitud apacible. Estaba de acuerdo con sus comentarios, sin embargo, no significaba que tomara esas cualidades como si fueran malos al igual que ellos lo hacían. Yo adoraba a Margo porque era así de directa, aunque muchas veces ella no entendía el desastre que le causaba a su entorno.

Ella era el ojo del huracán.

―¿Cuál es el punto? ―pregunté para la sorpresa de muchos.

―Hay que controlarla...

Mmm.

El señor Torresselli lloraría de la rabia si alguien le decía que a su linda nieta la debería atar de manos y pies. Por supuesto, nadie en esta oficina sería capaz de decir tal blasfemia si supieran la verdadera identidad de Margo.

―Que se disculpe y se justifique... ―dijo otro profesor.

―¿Y luego qué? ―volví a cuestionar.

―¿Y luego? ¿A qué se refiere?

Crucé la pierna sobre la otra y los miré con frialdad.

―¿Prefiere que lo explique en términos simples?

Vi al profesor ponerse nervioso.

―Ah, no, director.

―No entiendo la razón de sus comportamientos, señores ―hablé con tranquilidad―. Si quieres mantener una posición privilegiada en este basto mundo, ¿qué tipo de actitud crees que te llevará lejos? ¿No son ustedes también arrogantes y egoístas con sus conocimientos y sus trabajos? No seamos hipócritas.

»A menos que ustedes me estén exigiendo que aumente la remuneración de la señorita Moir, porque a ustedes les parece injusto que la academia le de un pago insuficiente por su trabajo... ―Hice una breve pausa―. ¿Es eso lo sucede? No sabía que tenían un buen sentido de compañerismo y de justicia. ―Reí.

La actitud de Margo era egocéntrica, malhumorada, solía menospreciar a las personas con bastante facilidad; además. el trabajo que ella representaba, necesitaba de una actitud fuerte y precisa, sin darle paso a la inseguridad y confusión.

Si lo pensaba de ese modo, me daban ganas de provocar a Margo para ver sus lindas reacciones. Era tierna.

Quería ir pronto a casa.

Quería verla.

―¿Existe algún otro asunto que deba mencionarse? ―espeté con una actitud cansina.

Seduciendo al chefWhere stories live. Discover now