Aquella azabache.

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Era la tarde ya de aquel ajetreado día. Muchos ya se habían ido de la universidad y otros se habían quedado a sus últimas clases.

Aquella rubia de ojos verdes se dirigía a la cafetería a comprar algo para aguantar hasta su siguiente clase cuando escuchó mucho bullicio en la entrada de la universidad.

Se acercó a ver qué sucedía, pues le era imposible negar que le causaba curiosidad la situación.

-Hey, ¿Qué sucede aquí? -le cuestionó la rubia a un chico que se encontraba ahí, ya que eran tantas personas que no podía pasar al interior del círculo.

-¿No sabes? -preguntó el chico con una sonrisa orgullosa- Cassandra le está dando una paliza a un idiota que le pegaba a alguien menor para quitarle su dinero.

La rubia se sorprendió ante la respuesta del chico. ¿Realmente era aquella Cassandra la misma que se había topado en la mañana?

-¿Hablas de la Cassandra de pelo corto y negro? ¿La de ojos grisáceos? -cuestionó nuevamente ganándose una mirada de ironía por parte del chico.

-Pues claro. ¿De quién más hablaría? -dijo el chico con obviedad haciendo que la rubia se avergonzara.

La chica trató de pasar con desesperación hacia aquel círculo, sin embargo, por más que lo intentara no lo lograba.

El chico le observó, y mirando sus intentos fallidos, se apiadó de ella.

-Soy Varian. -dijo el chico ojiazul extendiéndole la mano- Si quieres pasar, no hay mejor método que por debajo.

La rubia, sin entender muy bien a qué se refería tomó su mano en forma de saludo.

-Soy Rapunzel. -respondió la rubia con una sonrisa- ¿A qué te refieres con "por debajo"?

El chico le sonrió y se metió entre los pies de la gente.

La rubia iba escuchando como cada vez más lejos, las personas se iban quejando, y cuando pararon y sólo se escuchaban los gritos apoyando a aquella azabache, vio una mano saltarina que la saludaba desde el interior del círculo.
Al parecer, era Varian.

Con algo de duda, la chica de ojos esmeralda se puso de rodillas y comenzó a pasar entre la gente.

Ciertamente escuchaba los quejidos de la gente, pero nadie la pisaba o pateaba como ella esperaba que lo hicieran.

-¿Ves? No fue tan difícil. -dijo el chico extendiéndole la mano para ayudarla a pararse.

La chica iba a agradecer, pero cuando tomó su mano y se levantó, se quedó perpleja ante la escena en frente de ella.

Aquella azabache, tenía roto el labio de la parte inferior, sí. Sin embargo, se encontraba golpeando a alguien que ni siquiera tenía fuerzas para seguir protegiéndose.

-Vuelve a molestar a alguien más. -le amenazó la pelinegra- Y esto no terminará así de bien.

Finalizó la chica con seriedad mientras caminaba y todos hacían espacio para que pasara, ganándose los aplausos, felicitaciones e incluso gracias de las personas que estaban en aquel círculo.

Aunque la pelinegra ignoraba a todos y no festejaba su victoria, la rubia no se iba quedar de brazos cruzados.

-¡Hey! -gritó la rubia de ojos verdes ocasionando que todos callaran y que la pelinegra detuviera su andar aún dándole la espalda- ¿Te crees muy defensora de los inocentes por los abusos? ¿Te digo algo? Lo que acaba de pasar también fue un abuso de tu parte.

La pelinegra, con molestia, se giró para ver al culpable de aquellas palabras tan idiotas a su parecer.

-¿Eres la chica de la mañana? -cuestionó ahora más molesta aún.

-S-Sí. -dijo la rubia tratando de sonar firme ante la mirada penetrante y molesta de la azabache.

Aquella pelinegra, sonrió con sarcasmo y se comenzó a dirigir hacia la chica caminando lentamente hasta quedar frente a frente.

-Di lo que vayas a decir. -soltó la pelinegra con desdén y molestia- Pero no te arrepientas luego.

La rubia tragó en seco. Miró a su alrededor, y notó como todos estaban al pendientes de la situación y algunos hasta llamaban por teléfono a quienes no estaban ahí para contar lo que estaba pasando.

Suspiró.

-Sé que crees que lo que haces está bien y que es lo correcto. -dijo la rubia mientras le miraba comprensivamente causando un tanto de confusión en la pelinegra- Pero esta no es la manera.

La rubia señaló a aquel chico que con dificultad trataba de pararse, ocasionando que la pelinegra desviara la mirada rápidamente con el ceño fruncido y mordiéndose el labio.

-Sólo así aprenden. -soltó la azabache con molestia y aún la mirada en el suelo- Nunca dije que me gustara hacerlo, pero ellos siguen y siguen. ¿Quién los protegerá sino yo? -dijo ahora un tanto dolida- Si al mismo chico que abusaba el día de ayer, le abusan el día de hoy, lo defenderé.

La pelinegra conectó sus ojos ahora tristes con la de menor estatura, ocasionando que esta se acobardara un poco.

-No viste el contexto. No viste como ese chico golpeaba al otro sin razón alguna, o como se burló de mi e ignoró mis advertencias cuando le pedí que dejara de hacerlo. No viste como le escupió en la cara y luego fue el que lanzó el primer golpe. -dijo la pelinegra con la mirada en el suelo- ¿Acaso crees que disfruto esto? Yo protejo a cada uno de ellos, sin importar quién sea. La pelea es mi último recurso. Pero tú no viste eso.

La azabache le dirigió una mirada dolida a la chica en frente de ella, y esta sólo pudo bajar la cabeza avergonzada.

-No me conoces y no sabes nada de mí. Así que no vuelvas a meterte en mi camino. -finalizó la la pelinegra seria mientras le daba la espalda a la rubia y comenzaba a caminar.

La rubia, culpable, miró a su al rededor y casi todos le veían. Algunos con desdén, otros con molestia y otros decepcionados.

El chico de pelo negro y mechón azul, se paró al lado de la chica sin voltearla a ver por un buen rato.

-De haber sabido que querías verla para eso... -dijo el chico esta vez mirándola- Jamás te habría ayudado.

La rubia desvió la mirada.

El chico suspiró y se fue como todos los demás, dejando a la chica sola.

Vaya primer día. En definitiva no era lo que imaginaba.

Verte como yo te veo  [Cassunzel AU]Where stories live. Discover now