Un museo por recorrer

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-Hoy iremos al museo de arte. -comenzó a decir la profesora dando inicio a su clase- Los estudiantes de aventura estarán a cargo de guiarlos y ordenarlos.

El profesor continuó.

-Conforme a cada pareja, se les evaluará su comportamiento, notas y calificación por cada actividad. Recuerden: cualquier calificación de su pareja, será también para ustedes.

Algunos chicos comenzaron a hablar.

Ciertamente debían depender de su pareja tanto como de ellos mismos.

La pelinegra miró a aquella rubia ojiverde feliz. Ni siquiera pareciera que esto le importara.

Suspiró.

-En quince minutos llega el autobus y en cinco después nos vamos. -finalizó la profesora- Tengan todo listo y no se separen de su pareja.

La pelinegra apenas iba a pararse para ir con la rubia cuando ya la tenía en frente.

-¿No te parece increíble todo esto Cass? -dijo la rubia mirándola con emoción.

-Eh... "¿Cass?" -cuestionó mirándola fijamente.

La rubia soltó una risa nerviosa.

-¿Te puedo decir así? Ya sabes, es como... Cassandra es muy... ¿largo? -respondió un tanto nerviosa la rubia.

-Osea que te da flojera decir mi nombre. -dijo aún mirándola con aquellos ojos penetrantes que atravesaban por completo a la rubia.

-¡No! ¡No es eso! -negó rápidamente queriendo evitar un malentendido- Sólo creí que sería lindo...

La pelinegra sonrió con diversión.

-Pues no creas. -finalizó mientras pasaba por un lado.

La siguió con la mirada.

Pareciera que las otras veces que la había llamado así no le importaba, ¿por qué de repente en ese momento? O ¿no lo había notado hasta entonces?

Suspiró y le siguió por detrás, en serio no le entendía.

-Parece que el autobus se ha atrasado. -comenzó a decir el profesor una vez que todos los alumnos se encontraban afuera- Esperaremos unos minutos más.

La pelinegra miró a la rubia analizándola.

-Eres linda. -soltó de repente ocasionando sorpresa y sonrojo en la chica al lado.

La rubia no sabía qué responder, y aquella mirada de indiferencia de la pelinegra no le ayudaba demasiado. ¿Cómo podía tener aún esa cara? Pareciera que hubiera dicho algo tan casual como un "tengo hambre".

La pelinegra sonrió con burla y se alejó del lugar para irse a sentar en una banca mientras parecía sacar su celular.

La chica se quedó ahí parada. Ni siquiera tenía reacción concreta.

Miró como aquel ojiazul aparecía en escena y se comenzaba a acercar a la pelinegra.

No.

-¡Hola! -saludó la rubia con una sonrisa al ojiazul mientras llegaba a la escena y se sentaba al lado de aquella azabache entretenida por su celular.

-Oh, Rapunzel. -respondió el chico mientras se sentaba ocasionando que la chica hiciera lo mismo- Verás, estoy trabajando en algo, pero Cassandra ya no quiere ser mi sujeto de pruebas. ¡Tú serías perfecta!

La rubia le miró un tanto sorprendida.

-¿Estudias aquí? -cuestionó con un tanto de desconfianza en sus ojos.

Tanto el ojiazul como la pelinegra se miraron durante unos segundos. Comenzaron a reír.

-Hey acosadora, se la pasa conmigo todo el tiempo. ¿No es obvio? -respondió la chica divertida ocasionando que la rubia se avergonzara un poco.

-Uno: no te acoso. Dos: Míralo, parece un chico de catorce años. -se defendió la rubia mientras lo señalaba- Creí que era tu amigo de la infancia y te venía a visitar o algo así.

Las risas nuevamente inundaron el lugar.

-Efectivamente esa es mi edad señorita. -dijo con burla el ojiazul dejando a una chica confundida.

-Pero entonces ¿por qué...

La rubia fue interrumpida.

-¡Ya llegó! -se escuchó por detrás de los chicos.

La pelinegra suspiró y guardó su teléfono con una sonrisa aún divertida.

-Ya nos vamos. -dijo la pelinegra mientras acariciaba la cabeza del castaño oscuro- Nos vemos luego.

El chico se despidió con una sonrisa y con un ligero sonrojo en sus mejillas, que no pasó desapercibido por la rubia.

Subieron al autobus e inmediatamente la rubia apartó dos asientos juntos.

La pelinegra sonrió y se sentó en el asiento junto a la ventana.

-¿No te sentarás? -cuestionó con una sonrisa mientras le daba unas palmadas al asiento al lado.

La rubia correspondió la sonrisa.

-Sí...

Se sentó y apenas iba a decir algo cuando miró a la pelinegra con una sonrisa burlesca.

-No. -fue lo único que salió la pelinegra antes de ponerse lo audífonos.

La rubia le miró con fastidio. ¿Por qué siempre era así?

Aquella azabache se giró hacia la ventana.

La rubia suspiró. Al menos tenía una buena vista con aquel pelo desordenado y negro.

Sonrió y se quedó dormida.

Más rápido de lo que la rubia pensó, llegaron al museo de arte.

-Rapunzel... -comenzó a decir suevemente la pelinegra mientras trataba de despertar a la chica en su hombro- Rapunzel ya llegamos.

La empujó levemente y el movimiento la hizo despertar.

Soltó un bostezo mientras se estiraba mientras que la pelinegra disfrutaba del acto con una sonrisa enternecida y algo divertida.

-Ya bájate. -finalizó con una sonrisa mientras se paraba del asiento y dejaba a aquella rubia adormilada aún sin saber muy bien qué pasaba.

Se talló los ojos y bajó hasta encontrarse con la pelinegra.

-Mira. -señaló la pelinegra con una sonrisa fascinada- ¿No es genial?

La rubia le miró y miró al museo. Ciertamente el museo no se comparaba con aquella obra de arte sonriente frente a sus ojos.

-Sí. -finalizó la rubia mientras se perdía en aquellos ojos grisáceos que parecían brillar con admiración.

Los grupos se comenzaron a dispersar y los profesores se quedaron en el autobus. Al parecer este estaba teniendo problemas.

-¡Cassandra mira! -exlamó con emoción la rubia.

La pelinegra se volteó para admirar la escena en frente de ella: una rubia cargando a una cabeza de metal haciendo la misma cara que esta.

Soltó una risa.

-¿Por qué eres así? -cuestionó entre risas contagiando a la chica en frente de ella.

La chica ni siquiera pudo responderle.

Aquel sentimiento al verla sonreír... le parecía tan extraño y familiar a la vez...

-Apúrate y sigamos. -dijo la pelinegra divertida una vez que se calmó.

La rubia tomó la mano de la azabache desprevenida.

-Para no perderme. -dijo mientras la pelinegra desviaba la mirada sumamente sonrojada.

Aquello la había tomado por sorpresa.

La rubia rio.

Verte como yo te veo  [Cassunzel AU]Where stories live. Discover now