¿Por qué?

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En ocasiones, la vida puede ser un tanto injusta, y en otras, un tanto generosa.

Se dice que está llena de altas y bajas, de amores y desamores, pero algún día, llegarás al final.

Y cuando llegas al final, ¿qué mejor que hacerlo con quien te acompañó en todo el trayecto? Aquella persona, que te odió, que te cuidó, que te quiso, y que te amó.

Que quien te ayude a bajar de aquella montaña rusa llamada vida, haya sido a quien amaste y a quien te amó, por quien fuiste tú, y no por lo que aparentaste ser...

_____

-¡Hey rubia! -la llamó un chico castaño claramente mayor que ella.

La chica de ojos verdes, se giró para ver quién era el que le llamaba.

-Eh... Flynn, ¿no? -dijo con duda una vez que él ya se encontraba en frente de ella.

-El único y original, querida. -contestó con una sonrisa coqueta ocasionando algo de risa en la rubia- ¿Por qué no estás en clase?

-Eh... llegué tarde y ya no me dejaron pasar. -dijo la chica mientras se tallaba el cuello, ocasionando una fuerte risa por parte del castaño a su lado.

-¿Y ya desayunaste? -preguntó con una sonrisa mientras le tomaba de la muñeca- Hoy hay waffles.

La chica algo divertida, se dejó guiar por aquel atractivo castaño que la jalaba suavemente para indicar el camino a la cafetería.

-Mira rubia. -comenzó a decir con entusiasmo mientras se sentaba en una de las mesas- Si no consideras estos los mejores Waffles del universo, tendremos un serio problema.

La chica rio ante las palabras del castaño. ¿Qué tan buenos podían ser unos waffles como para que alguien dijera eso?

No lo sabía. Pero en definitiva, no se comparaban con aquello que acababa de divisar en algunas mesas más adelante.

La pelinegra.

La chica se quedó inmersa. ¿Cómo podía tener una hermosa sonrisa y no presumirla a todos? Realmente tenía un serio problema con aquella chica.

-Flynn. -llamó al chico que se estaba casi atragantando con los waffles- ¿Y si nos sentamos con ellos?

La rubia señaló la mesa en la que se encontraba la pelinegra junto al chico de ojos azules.

-Oh, no, no, y no. No te lo recomiendo. -comenzó a decir en cuanto vio a quienes se refería- Créeme. No lo hagas.

La chica se quedó algo confundida. No entendía por qué era una mala idea.

-No comprendo. -dijo la chica algo incrédula.

-Cassandra no se lleva mal con nadie, pero tampoco se lleva bien con alguien. Aquel chico que ves allá es la excepción claramente. -comenzó a decir el castaño nuevamente- No trates de acercártele. No se puede.

La chica miró aquella mesa y cómo la pelinegra se reía ante las palabras del chico.

Seguía sin entender. ¿Por qué aquel chico sí había podido llegar a Cassandra y ella no podría? Le parecía una tontería total.

-Eso crees tú. -finalizó la rubia para pararse con su bandeja de waffles en mano.

El chico, que no sabía si detenerla o si mirar el espectáculo que se aproximaba al compás de los pasos de la rubia, se decididió por terminar aquel plato de comida frente a él mientras veía aquel intento de su ahora amiga.

-Hola. -saludó la chica una vez llegada a la mesa destinada- ¿Podemos comer con ustedes?

La pelinegra pasó de estar riendo, a observar a la chica en frente de ella.

Frunció el ceño.

-¿Qué te hace pensar que puedes comer con nosotros? -cuestionó la azabache con seriedad ocasionando confusión en la rubia.

-No entiendo. ¿Por qué no podría? Creí que me habías perdonado. -salió de la chica confundida.

-Lo hice. -dijo con simpleza la azabache- Pero, ¿qué te hace pensar que puedes comer con nosotros?

La rubia no entendía.
Ella decía que la perdonó. Entonces, ¿por qué no la dejaba sentarse con ella?

-Eh... porque... ¿tienes cara de ser amigable? -dijo con una sonrisa nerviosa.

El chico rio fuertemente, mientras que la pelinegra únicamente suspiró mientras se tallaba la sien.

-Ya déjala Cassie. -dijo el chico con una sonrisa divertida una vez que se había controlado.

La pelinegra analizó a la rubia de pies a cabeza y luego se levantó, quedando más alta que ella.

-No trates de acercarte a mí. -dijo la chica con simpleza mientras se comenzaba a ir.

¿Qué acababa de pasar?
Sin ser capaz de moverse de aquel lugar, la rubia miró cómo la chica se iba con las manos en su chaqueta y el chico le seguía por detrás mientras comenzaba a hablar de algo.

¿Por qué él sí y ella no?

Le molestaba, pero estaba bien. Si la pelinegra no quería, no lo haría.

"Ella se lo pierde" pensó para sus adentros mientras regresaba molesta a la mesa en la que estaba anteriormente.

-¿Ves? Cassandra no es una mala persona dentro de lo que cabe. -comenzó a decir el chico mientras la rubia se sentaba- Pero es muy difícil conectar con ella. Te lo dice alguien que lleva conociéndola años.

La chica le miró sorprendida.

-¿Son amigos? -preguntó con cierto brillo en los ojos.

-Eh... no exactamente. Nos conocemos desde hace años, pero es una especie de... ¿Amienemigos? -dijo el chico pensativo ocasionando una risa en la rubia por el término un tanto infantil utilizado.

La rubia quedó pensativa ante esto. ¿Qué era lo que la hacía ser tan cerrada?

-Oye, hoy y mañana tengo prácticas. -comenzó a decir con una sonrisa el chico en frente de ella- Pero si gustas, pasado mañana podríamos salir a comer algo o no lo sé. ¿Qué opinas?

La chica lo miró.

Ciertamente era atractivo.
Alto, con carisma y con una cara con la que podría obtener a cualquier chica que quisiera.

-¿Por qué yo? -cuestionó la rubia mientras le veía.

-Pues... digamos que siento que eres... ¿Atrayente? ¿Linda? -dijo el chico tratando de descifrar aquella palabra faltante.

La chica rió.

-Me parecería bien, pero me temo que no podré salir de la residencia. -dijo con una sonrisa algo triste- Digamos que... mis padres son algo protectores.

El chico le miró con comprensión.

-Hey. -llamó el chico mientras tomaba su mano- No te preocupes, luego será.

La chica sonrió ante los ánimos del castaño. Ciertamente era tierno.

Caminaron un poco por la universidad.

Aquel arrogante castaño se convertía en alguien amable una vez que lo empezabas a conocer, y a la rubia le gustaba.

Pareciera que, a su lado, todo desapareciera.
Al menos todo, excepto por una cosa: la pelinegra.

La rubia regresó a sus clases, mientras que el castaño se iba con otro chico más alto que él, robusto y moreno.

Corona estaba llena de cosas y personas interesantes, pero su estancia ahí recién comenzaba.

Verte como yo te veo  [Cassunzel AU]Where stories live. Discover now