No entiendo.

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-Te amo...

-Lo siento, no puedo ver esto...

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Se separaron con cautela.

Miradas eran intercambiadas la una con la otra.

El tono rojizo presente en los rostros de ambas, indicaba con claridad el que se habían dado cuenta de lo sucedido.

La pelinegra se encontraba anonadada, lo hizo casi por reflejo.

-Cass, yo... ah... ¿qué fue... eso...? -habló la rubia.

La pelinegra niega y se levanta de la cama.

-Es que yo... ¡no lo sé! ¡Me gustas! ¡No paro de pensar en ti! Lo cual es idiota, porque soy Cassandra, no se supone que deba sentir esto... -la chica se detuvo un momento- pero lo siento, y no creo que sea malo porque... bueno, eres enfadosa, y hartas, y a veces tengo ganas de ponerte una cinta en la boca, pero... a pesar de todo me gusta cuando sonríes y quiero besarte cuando algo bueno me pasa, me gusta tu amabilidad y me gusta que te intereses por los demás... estoy enamorada de ti y... creo que lo he estado desde antes de conocernos.

La rubia estaba pasmada.

¿La pelinegra en verdad estaba diciendo todo eso?

Pero sí, era verdad.
Ahí estaba, sonrojada y esperando una respuesta.

Una respuesta que no podía darle.

-Cass, yo... es que, Flynn... no lo sé...

La azabache tomó un momento asimilarlo.

Sonrió.

-Claro, claro, lo siento. No quería, yo... agh, tienes a Eugene, lo lamento. Sólo salgamos de aquí y no hablemos de lo sucedido. ¿Te parece?

La rubia no respondió; no podía.

La pelinegra suspiró.

Lo sabía, la rubia no estaba lista.

-Yo... ¿qué haces aquí? -decidió cambiar de tema.

-Bueno... en realidad es una historia un tanto graciosa. -trató de explicar nerviosamente.

La pelinegra caminó hacia la entrada, haciendo que se percatara de que la puerta tenía la perilla rota.

Frunció el ceño.

-Adira.

De una patada, abrió la puerta con sumo enfado.

Aquello no se iba a quedar así.
________

-Oye... ¿en serio crees que estemos bien? -cuestionó el pelinegro de mechón azul.

La albina sonrió dudosa.

-¡Por supuesto! -exclamó sonriente- o al menos eso quiero creer...

El chico suspiró.

¿En qué se había metido?

-Eh... ¿recuerdas que te dije que estaremos bien? -habló la albina.

-Claro, lo acabas de decir.

-Perfecto, porque era mentira. -finalizó rendida viendo cómo la pelinegra se acercaba a ellos con furia.

-¿Q-Qué?

-Tú vete. -dijo, visualizando divertida como no necesitó decirle dos veces para que el chico le obedeciera.

La pelinegra tomó a la albina por el cuello.

-¿Por qué...? ¿Quién te dijo que te metieras, Adira? ¿Quién lo hizo? -cuestionó llorosa, sorprendiendo a la chica.

-Lo siento, creí-

-Creíste mal. -le interrumpió dolida- Ella no... yo... no...

La albina le abrazó.

-¡No necesito tus abrazos! ¡No necesito tu lástima! -se separó con furia- ¡Lo que necesito es que dejes de meterte en mi vida!

Finalizó lléndose del lugar.

La albina suspiró.

Nada iba como lo planeado.

__________

Un nuevo día, una nueva oportunidad.

O al menos, eso dicen por ahí.

La albina y la pelinegra se encontraban en una banca, mientras que la rubia y el castaño se encontraban en una mesa a lo lejos.

-¡Hey! -saludó la pelirroja llegando a la universidad- Este lugar parece de niños ricos.

-Lo es, pero si tienes beca todo cambia. -explica la azabache mirándole sonriente mientras hacía una pequeña reverencia invitándola a pasar, a pesar de la mirada molesta y desaprobatoria de la albina a su lado.

La rubia se quedó pasmada al notar que era aquella recepcionista quién llegaba.

-Ella es Adira. -presentó la pelinegra mientras señalaba a la albina a su lado.

La rubia no podía entenderlo.

Apenas el día anterior la había besado y le había dicho todo eso.

¿Tan poco significó eso para ella?

Visualizó con la mirada cómo le mostraba los al rededores.

Todo iba mal, en definitiva iba peor que mal.

-¿Sucede algo, rubia? -preguntó el castaño al notar el enojo en la chica a su lado.

La chica le miró.

Era cierto. Tenía a Flynn, así que ¿por qué se molestaba?

Sí.

No necesitaba a nadie más.

-Lo siento. -se disculpó la chica para después salir corriendo en dirección a la pelinegra.

Y ahí las visualizó.

Tal y como en el hotel.

-¡Cassandra! -exclamó mientras se acercaba, ganando la atención de la chica.

La pelinegra le miró y casi inmediatamente se separó de la pelirroja.

-¿Rapunzel? -alcanzó a decir para sí misma y antes de siquiera procesarlo, la rubia ya se encontraba jalándola .

Miró como Stalyan se quedaba en el lugar, cruzada de brazos.

¿Qué sucedía?

Se soltó del agarre con brusquedad.

-¿Qué diablos haces? -cuestionó con molestia y tocándose levemente donde la rubia había ejercido fuerza.

-¿Qué hace ella aquí? -cuestionó de vuelta molesta también.

-¿Qué carajos te importa?

La rubia gruñó.

-¡Ella no puede estar aquí! -soltó señalándola.

-Si alguien pregunta, sólo diré que viene a ver los el campus y ya. -replicó con enfado.

Hubo silencio.

-No quiero que estés con ella. -soltó al fin.

La pelinegra le miró.

-¿Por qué? No tiene qué ver contigo.

-Sólo no quiero que estés con ella. -repitió con la mirada en el suelo.

La chica bufó y dio media vuelta con intenciones de irse.

-No vayas con ella.

-¿Por qué, Rapunzel? Dame una razón válida para no ir allá. -pidió la pelinegra sin moverse.

La rubia no respondió.

-¿Ves? No sabes lo que quieres. -comenzó a hablar- Te besé y esperé una respuesta que no me diste. Me abrí y a ti y ni siquiera tuviste el valor de rechazarme... te quiero, más no estaré esperando a por alguien que no está segura de lo que quiere... o de a quién quiere.

Hubo silencio.

La pelinegra suspiró y se fue.

-Lo siento...

Verte como yo te veo  [Cassunzel AU]Where stories live. Discover now