120. HARRY POTTER

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LUREM

Las fotografías mágicas estaban esparcidas por el suelo del desvan, todas ellas moviéndose y con un tono amarillento demostrando lo antiguas que eran. Remus sonrió deteniéndose a mirar una de las más nuevas, y aun así la fotografía ya tenía dieciocho años, fue el cumpleaños número uno de Harry. Remus sonrió nostálgico mientras acariciaba la foto, estaban todos en sintonía. Sirius y Severus mostrándose cariñosos, James y Regulus mostrando a su hijo orgullosos ante la cámara, Peter, Narcissa y Lily haciéndose compañía como los únicos solteros del grupo y él y Lucius sonriendo a la cámara cogidos de la mano, mientras que Remus sujetaba con la otra mano a otro bebé rubio. Remus limpió la lagrima que caía de su ojo mientras notaba la mano con la que sujetaba la foto temblar. Había pasado dieciocho años de ese momento, en la actualidad James y Regulus fueron asesinados. Sirius había sido encarcelado y después había muerto al atravesar el velo de la muerte, Severus al no soportar la pena se acabó suicidando unos meses más tarde, dejándolos a todos devastados. Peter y Lily estaban en paradero desconocido, nadie había sido capaces de encontrarlos, incluso las malas lenguas hablaban de que se había unido a las filas de Voldemort, pero ni con su caída habían aparecido dándoles por muertos. Solo quedaban él y Lucius, ya que Narcisa consumida por la pena de haber perdido a su primo y a Severus se había mudado a Francia sola. Él hubiera querido hacer lo mismo, irse lejos de esa ciudad que tantos recuerdos malos tenía, pero no lo hacía por su ahijado y su hijo. Harry había quedado bajo su tutela después de haber perdido a su primer padrino, a pesar de las quejas por ser lo que era. Él único que tardó en aceptar al nuevo miembro de la familia fue el hijo que él y Lucius tenían, Draco Malfoy, un chico rubio de piel pálida y con ojos grises, una copia de Lucius cuando era joven y que, para alivio de Remus, no había heredado la licantropía de su otro padre. Pero ahora vivían como una familia bastante estable, o al menos todo lo estable que puede ser con dos chicos de diecinueve años que se pelean constantemente.

- ¿Todo bien lobito?- Preguntó una voz a su oído, Remus sonrió tirándose un poco para atrás y apoyando su nuca en el hombro del rubio que miraba la foto que Remus tenía en su mano.

- Solo los recordaba.- Susurró este dejándose abrazar por Lucius, el rubio dejó un beso en la cabeza del lobo, olvidándose por unos segundos del problema que lo había llevado a buscar a Remus. Ver a su pareja tan débil le dolía en el alma.- ¿Todo bien con los chicos?- Lucius se rio al verse atrapado mientras se levantaba ayudando a Remus hacerlo a la vez que con su varita guardaba todos esos recuerdos en su caja de nuevo.

- No, los dos se quieren poner la misma corbata, llevan dos horas peleando.- Remus resopló mientras limpiaba cualquier rastro de lágrima y bajaba a la habitación de los dos adolescentes.

Ese día se graduaban en Hogwarts, ambos habían decidido volver a cursar su último año después de la gran victoria. Remus entró y miró a ambos mientras negaba, se había encargado de comprar dos trajes distintos para evitar este tipo de situaciones. Mientras que el de Draco era verde con tonos plateados, el de Harry era granate con tonos dorados. Ambos con la corbata negra, idéntica.

- Os compré dos corbatas iguales.- Dijo Remus serio, ambos se callaron mirándose sorprendidos y girándose a mirar a Remus que los miraba molesto.

- La de Harry es más negra.- Remus miró cansado a su hijo antes de mirar las dos corbatas que eran exactamente iguales.

El lobo negó entrando y cogiendo la arrugada corbata y dando dos toques con la varita convirtiéndola en dos pajaritas idénticas, se las tendió a cada uno saliendo de allí sin decirles nada más. No tenía ganas de pelear ese día, no por una osa tan simple como un color. Lucius se rio mientras se arreglaba sus puños antes de que Remus apartara la mano del rubio de un manotazo suave y él arreglara los puños del rubio. Lucius se quedó en silencio mirando embobado a su esposo y compañero de vida, jamás se imaginó que ese amor de adolescente llegaría a eso, una familia. El menor al sentirse observado subió su mirada mirando confundido al rubio, este negó con una sonrisa antes de acercarse y dejar un beso en los labios de este.

- Vístete o llegaremos tarde.- Susurró el rubio, Remus resopló mientras cogía su ropa entrando en el baño privado de la habitación. Lucius salió y fue al salón encontrándose a los dos chicos en medio de una lucha de miradas, este dio un golpe seco en la mesa ganándose la mirada de los dos.- Quiero que hoy os llevéis como si fuerais los mejores amigos de toda la vida, Remus está sensible y posiblemente embarazado, así que no quiero verle llorar de nuevo en el día de hoy ¿Entendido?- Dijo de forma autoritaria consiguiendo dos asentamientos rígidos de los chicos. Harry miró preocupado la escalera de la mansión antes de devolverle la mirada a Lucius.

- ¿Por qué lloraba Rems?- Preguntó Harry preocupado, preocupación que compartía con Draco. Lucius suspiró apoyándose en su bastón mirando también la escalera por donde debía bajar Remus.

- Estaba viendo las fotos de tu primer cumpleaños.- Dijo apenado Lucius.- Es realmente triste que de esa foto solo quedamos tres y vosotros.- Dijo antes de mirar a los dos chicos que parecían tristes también.- Por eso debemos esforzarnos porque Remus esté bien el día de hoy.- Harry asintió energéticamente mientras Draco sonrió asintiendo con más elegancia.

Remus bajo mirándolos a todos con sospecha antes de ofrecerle su corbata a Lucius para que le ayudara a ponérsela, este negó con suavidad poniéndola antes de dejar un beso en los labios de este.

Los cuatro se desaparecieron para ir directamente a la puerta de Hogwarts, ahí los Weasley, los Granger y demás familias de los alumnos esperaban entrar, mientras que Remus se fue con Harry en dirección de los pelirrojos, Lucius y Draco lo hicieron en dirección de los Zabini. Porque aunque se quisieran mucho y se entendieran tan bien, nunca Lucius había forzado a Remus a entrar en su mundo de clase alta y gente idiota, ni Remus había obligado a Lucius a involucrarse con su mundo de gente excesivamente efusiva y cariñosa. Y Draco y Harry habían tenido las mismas condiciones, sintiéndose Harry más cómodo con las demostraciones de cariño de los pelirrojos y Draco con los intercambios de palabras y eventos de la alta clase. Y aunque ambos mundos se mantenían lejos, había momentos que debían mezclarse, Remus asistía a las fiestas llenas de protocolos absurdos y Lucius pasaba las navidades en una casa demasiado ruidosa para su gusto. Eran una buena forma de funcionar, al menos para ellos. Lucius miró a Remus unos segundos y sonrió viéndolo atrapado entre los brazos de Molly.

- Padre, Blaise y yo vamos con papá.- Lucius asintió viendo a Draco acercarse y mostrándose ligeramente incómodo por tener tanta atención efusiva sobre él.

- No entiendo como pueden pasar tiempo con los traidores.- Lucius la miró mal cogiendo con fuerza su bastón mientras que la señora Zambini lo miraba asustada.

- Tenga cuidado con lo que dice ante mi presencia, ellos también son mi familia.- Dijo furioso dejando a esos idiotas solos.

Lucius se detuvo al lado de Remus aun con la mueca enfadada, Remus entrelazó sus dedos consiguiendo que este se relajara un poco y saludara de forma cortés a los cabezas de familia Weasley. Cuando las puertas fueron abiertas todos pasaron juntos, mientras que el grupo de pelirrojo y Harry se adelantaron a toda prisa, Lucius le ofreció su brazo a Remus y este lo cogió con una sonrisa caminando detrás de Draco y Blaise. Lucius miró a Remus con una sonrisa discreta.

- ¿No tienes nada que decirme?- Preguntó en un susurro consiguiendo que Remus lo mirara mal, Lucius se rio divertido mientras esperaba la contestación del lobo.

- Si, que no vas a ser el activo nunca más, no pienso tener más bebes.- Dijo consiguiendo que Lucius sonriera deteniéndolo quedándose solos fuera del castillo.

- ¿Entonces es cierto?- Preguntó emocionado Lucius mirando al lobo que se sonrojó tirando de él hacia el gran comedor.

- Pues claro que es cierto, si sabes que cuando lo hacemos así no hay fallo ninguno.- Dijo Remus tirando de Lucius para que se sentara a su lado y entre Harry y Draco.- Dos veces que eres activo y dos veces que hay premio, por ese motivo olvídate de serlo más.- Dijo Remus mirando donde Mcgonagall estaba de pie. Lucius se acercó y dejó un beso en la mejilla de este antes de centrarse en la ceremonia. En ese momento Lucius se dio cuenta de que todo lo que necesitaba para ser feliz ya lo tenía.

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