El amor llega cuando menos te lo esperas, pero si cuando más lo necesitas.
Camila necesitaba una señal y el destino se la presento.
Lauren aprenderá que la vida tiene otros caminos para ella que no siempre son lo que imagino.
Un encuentro casual...
Hasta ahora mi semana ha estado perfecta, el abogado de Emma le informo al juez que estaba de acuerdo con mi petición de custodia, solo pedía poder comunicarse con nuestra hija y verla los fines de semana que yo quisiera dejarla.
Ese mismo día Emma y Leni tuvieron una conversación por video llamada, mi ex esposa le explicó a Leni que estaría fuera por un tiempo, pero que la amaba y extrañaba mucho. También le dijo que si ella quería hablarle solo tenía que pedírmelo y las dos podrían hacerlo todo el tiempo que ella quisiera. Mi pequeña está más tranquila desde entonces lo cual a mi me hace mucho más feliz.
-Señora... Ya está aquí el señor Jackman.-
La voz de Gina me saca de mis pensamientos.
-Hazlo pasar por favor.-
Me levanto de mi silla, para acercarme a la puerta.
Esta se abre dejando ver aún hombre alto, apuesto y muy bien vestido.
-Señor Jackman, bienvenido.-
Extiendo mi mano para estrechar la suya.
De forma automática el lo hace, pero se me queda viendo fijamente a la cara sin decir alguna palabra.
-Señor Jackman, ¿Se encuentra bien?-
Sacude un poco su cabeza para después sonreír.
-Si, disculpé- sonríe un poco. -Es un placer conocerla.-
-Gracias. Pase por favor y tome asiento donde guste.-
Escoge hacerlo en uno de los sillones más cercanos a la puerta. Sigo sus pasos, pero me siento frente a el dejando la mesa de centro entre nosotros.
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-Le agradezco mucho que pudiera recibirme en tan poco tiempo.-
-Su socio y yo hicimos algunos negocios, además que una de sus hijas fue conmigo al colegio.-
-¿Vivió en Londres?-
-Asi es... Pero bueno, volvamos al tema que nos interesa señor Jackman.-
-Puede hablarme de tu, si gusta.-
-Prefiero mantenerlo profesional, sino le importa.-
Sonrió cortésmente. La única vez que trate las cosas de una manera más personal fue con Camila hace meses. Pensar en ella me hace querer sonreír de otra manera, pero se que no es el momento y el lugar.
