Desde afuera

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-Catnip, ¿Tienes un rato? Hola, Prim. Un gusto conocerte, Katniss habla mucho de ti.

- ¿Quién es él, Katniss? - aunque tímida, Prim devolvió la sonrisa que el muchacho le dirigió una vez la notó tras las faldas de su hermana.

-Gale Hawthorne. ¿Recuerdas al señor Hawthorne? Era amigo de papá, en las minas- explicó la castaña en un tono casi maternal. Era una faceta extraña de Katniss, pensó Gale, pero supuso que tenía sentido en ellas dado al quiebre mental que, se rumoraba, había tenido la señora Everdeen tras la muerte de su esposo. La pequeña rubia asintió, aunque a Gale le pareció que no era del todo cierto-. Entra, patito, no tardó- la pequeña negó efusivamente, aferrándose a su agarre.

- ¿Todo bien? - preguntó Gale consternado.

-No quiero entrar. No sin Katniss.

-Le tiene miedo a la televisión. No la culpo, no está pasando nada bueno en ella. Aún no la convenzo de que nada de lo que ocurre allí le ocurrirá a ella...-le quitó importancia, abrazando a su hermana para reconfortarla-. ¿Es urgente?

-Algo. Pero es rápido también. Son dos cosas, de hecho: no llegaste, ya veo porque, pero salí de caza esta mañana- Katniss notó la bolsa que él chico llevaba consigo, agradeciendo que el hedor de La Veta cubriera el de la carne y que la sangre no manchase la tela. Su hermana se habría desmayado en aquel caso-. No es mucho, pero creo que les alcanza para hoy, quizás mañana...

-...No debiste. Gracias- la sinceridad en la voz de Katniss junto con la mirada de admiración por parte de Primrose ya era suficiente recompensa para él, pero sus circunstancias no le permitían no pedir lo otro.

-No hay de qué. Lo otro es... ¿Tendrán algo para la fiebre? Lo que sea. Pensé que con lo que vendiera bastaría, pero como mi mamá sigue recuperándose del parto de Posy...

-...No tienes que excusarte. Mi mamá es la que sabe, pero me temo que está muy ida para ayudarte...

-...Lleva dormida 3 días- declaró Primrose como si fuera lo más normal del mundo. Gale las miró asustado.

-Si respira, no te preocupes. Se levanta a tomar agua de momentos. Si quieres checa entre las gavetas si lo hay, pero no prometo nada. Te prestaría dinero, pero me temo que la bella durmiente lo halló primero...-Gale notaba como Katniss se tragaba el enojo, claramente evitando hablar pestes de su madre frente a la niña.

-...En realidad, yo creo saber que se puede usar. Y si no está en la casa, es fácil conseguirlo en el prado, ya que ustedes si salen...-interrumpió Prim antes de que entrasen. Ambos chicos la miraron sorprendidos-. En el herbolario de mamá vienen muchas cosas.

-Desde luego que las hay- secundó Katniss orgullosa, claramente sorprendida por el conocimiento de Prim, quien apenas tenía 8 años.

-Vamos a ver que tenemos y luego consiguen lo que falte- los tres se dirigieron dentro de la pequeña casa de las Everdeen, donde la matriarca yacía inconsciente en el único sofá de la sala. La televisión, que por configuración y ley yacía prendida en los juegos desde su inicio...

La pantalla mostraba la persecución de una chica que Katniss reconoció como del distrito 8 por parte de Gemma y Eris, quienes se le habían adelantado a Onyx por mucho en la carrera por su cabeza. Fue entonces cuando, de la nada, algo pareció interrumpir de golpe a todos, haciéndolos sostenerse a lo que pudieran, Eris de hecho soltando un grito de la impresión mientras buscaba donde refugiarse. Aunque más calmada, Gemma también pareció preocupada, mientras que Hayley se cayó o tropezó pecho abajo, sosteniéndose al pasto en su desesperación por la estabilidad.

Estaba temblando.

Katniss y Prim habían vivido un temblor en sus cortas vidas, su causa innatural debido a que fue un accidente en las minas. Esa tarde también perdieron a su padre, entre fuego, temblor y caos. Incluso Gale, quien trataba de mostrarse indiferente a la televisión, pareció relacionarlo a la tragedia de hacía unos años.

Contracorriente | La Historia de Annie Cresta y Finnick OdairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora