¡Ordena tus sentimientos!

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-Me preocupan...

- ¿Quién te preocupa, Sol?

- ¿Cómo que quien? ¡Quienes! Mags, Annie, y Finnick.

-Ah, ellos- Tiberius respondió con desgana, suspirando-. De todos solo me preocupa Mags. A su edad no debería estar tan preocupada. Odair es un desconsiderado por irse sin más a sabiendas de cómo se pone cuando falta...-Marisol quiso defender a su ex mentor, pero al final no pudo. Parte de ella concordaba con él: no era de buen hijo agobiar así a una madre.

- ¿No tiene una casa en el Capitolio? Quizás solo decidió quedarse allí una temporada...-Morgan, el único de los tres en no ser un vencedor, sugirió tratando de quitarle peso a la situación-. Además, ya es un adulto. Puede andar solo.

-...Pues si ese fuera el caso Annie no tendría por qué estar tan cabizbaja. Ella es muy joven como para andarse preocupando tanto...-explicó Marisol, su tono igual de angustiado-. Las dos se turnan para ir a ver si ya llegó de la estación. ¿Habrá pasado algo malo en el Tour? ¡Ya va más de un mes!

- ¿Por qué no le preguntas? Annie te habla...o bueno, te hablaba.

-Porque no soy imprudente...aunque ganas no me faltan. Extraño hablar con Annie: sin ofender a Mags o a ustedes, pero era lindo tener a una chica de más o menos mi edad con quien hablar en la isla, aún si era una tan callada...- se lamentó la pelinegra. Estuvieron un rato en silencio hasta que Tiberius se animó a hablar, su voz cautelosa.

- ¿Creen que sepa lo que está haciendo Finnick allá? – Morgan lo miró confundido mientras que Marisol solo se encogió de hombros.

-No parecía saberlo la primera vez que hablamos, aunque dudo que estando en el Capitolio no haya salido el tema. No es algo que a él le encante estar divulgando...

- ¿A ti que te hicieron por negarte? Las primeras veces...– Morgan ya se había perdido, pero los dejó hablar, curioso.

-Antes tenía padre. Al menos a mí ya me dejaron en paz, no soy tan linda...- Tiberius solo asintió, temblando a pesar de la cálida brisa en la isla. A él no se lo habían pedido, pero los rumores vuelan entre Vencedores, y más al ser ellos un círculo tan pequeño.

-Pero Finnick no tiene familia...-razonó el castaño, confundido. Sin familia con quien amenazarlo, ¿Qué usaba Snow para convencerlo? Pensó en Mags, pero Snow no se atrevería a matar a Mags por algo así, sería enemistarse con uno de los pocos distritos que lo favorecían. Marisol se encogió de hombros.

-No sé. Él siempre ha mantenido que nadie lo obliga a nada, y quizás sea así. Por eso me preocupa que Annie se acerque tanto a él: ella es más bien sensible, no del tipo que aguantaría a un juerguista...

-... ¿Están saliendo? - preguntaron ambos chicos a la vez, claramente decepcionados.

-No, y espero que no. Dudo que sea el tipo de Finnick, a juzgar por la tele. Si lo hicieran, solo traería problemas... ¿Les gusta?

-Es linda- dijo Morgan con simpleza, algo sonrojado. Marisol negó divertida: ¡Hombres! ¡Les bastaba con que fuera linda! Al menos uso una palabra tierna para describirla, no como los cerdos del muelle.

-¡Maldito Odair! No le basta con medio Panem, ahora también quiere revolcarse con el distrito...

- ¡Yo no dije eso! Lo dudo. Él mejor que nadie sabe lo inestable que está Annie. El que haya sido un caballero en apartarla de ti en su fiesta no significa que deba gustarle, Ward. Se llama "decencia", te vendría bien tenerla...-Morgan se rió de la expresión vergonzosa en la cara de Tiberius.

Contracorriente | La Historia de Annie Cresta y Finnick OdairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora