Expuesto

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-Ya escuchaste al señor Dawson, Annie: Finnick volverá pronto, y está bien- trató de consolar Meghan a su amiga, pero fue inútil: ambos hermanos Cresta estaban disgustados, Annie llena de preocupación y tristeza, y Marlowe de frustración. Mags parecía compartir el sentir de la pelirroja, aunque procuró aparentar tranquilidad mientras agradecía a Thomas por cuidar de Finnick todos esos días en el Capitolio.

-No te preocupes Mags, era lo menos que podía hacer. Nos vemos en la isla- dijo antes de dirigirse a donde lo esperaban su esposa e hijos. Annie sonrió a pesar de su tristeza cuando lo vio abrazándolos a todos, uno a uno, sintiéndose feliz por él y su familia, al fin reunidos. Según Finnick, la mayoría de los vencedores no tenían esa suerte, y aunque estaba resentida con el Capitolio y con la vida por arrebatársela a ella y a su hermano, se alegraba por Thomas y los Dawson.

- ¿El retraso de Finnick puede no ser un mal presagio? - preguntó Annie a Mags tratando de no sonar tan desesperada. A juzgar por su cara, falló en eso.

-Solo podemos esperar eso, querida- dijo suavemente, queriendo tranquilizarla sin llegar a darle falsas esperanzas-. Si hubiera pasado algo malo, Tommy se habría dado cuenta...

-...No alimente su paranoia, Mags: Odair está bien, y no es novedad que preocupe así a mi hermana...

- ¡Marlo! - lo regañó Meghan por su imprudencia, avergonzada. Annie quiso golpearlo.

-Se llama paranoia cuando la actitud es infundada, pero tu hermana tiene muy buenos motivos para temer por mi muchacho, o por ustedes, Marlowe- riñó Mags con su usual tono tranquilo, lo cual resultó mucho más efectivo a si lo hubiera dicho enfadada-. Pero escucha a Meg, Ann: volverá pronto. Él siempre cumple sus promesas- quizás para demostrar que no le guardaba rencor, tal vez porque entre sus acompañantes Marlowe era el más fuerte, pero Mags lo usó como bastón mientras caminaban de vuelta al muelle, justo como había hecho para llegar a la estación en primer lugar. Los 4 caminaban por el Distrito, notando con extrañeza su vitalidad a pesar de las trágicas muertes de los tributos de ese año. Normalmente se guardaba luto por unos días por respeto a las familias, pero no parecía ser el caso...

-Hay un barco que regresa después de un mes de viaje- explicó Marlowe al ver el ceño fruncido en los rostros de su hermana y la anciana-. Nuestro distrito siempre elegirá celebrar las buenas noticias que llorar las muertes, incluso sobre los Juegos.

- ¡Oh! ¡Esas son muy buenas noticias! Me encantaban esas celebraciones en la plaza, cuando el Distrito era pequeño- comentó Mags con nostalgia, y aunque Marlowe y Meghan parecían extrañados, a Annie no le pareció raro imaginar a Mags como una joven alegre y risueña, llena de vida y ánimos de celebrar-. Deberían quedarse a disfrutar de la fiesta, muchachos. Les vendría bien distraerse, y la Isla de los Condenados no es un lugar que te permita olvidar...- sugirió con complicidad.

-Sí, ¡será divertido! Ahora celebramos tanto en el muelle como en el faro, cerca de la playa. Pueden pasar la noche en mi casa para evitar navegar tarde en la noche- animó Meghan dando brinquitos, haciendo reír a Mags con su entusiasmo. Annie supuso que Mags era un poco como Meg cuando era joven: alegre, un poco imprudente, pero lo suficientemente inteligente y dulce como para salir ilesa de todas sus travesuras y ser querida por los demás. Incluso ambas compartían un hermoso cabello rizado, y Annie sabía que Mags también había sido rubia hacía varios años, antes de que la plata reemplazara el dorado de sus tirabuzones. ¿Quién habrá sido "la Annie" en la vida de Mags en ese entonces? -. Siempre hay que hacer caso a nuestros mayores, muchachos.

-Se siente incorrecto, celebrar cuando dos chicos de nuestro Distrito han muerto...- insistió Annie, incapaz de no sentir empatía por la situación.

-...Nadie celebra eso: un barco regresó con decenas de nuestra gente, y sabes que a veces los marineros no corren con esa suerte- retrucó Meghan, insistente-. ¿Tú qué opinas, Marlowe?

Contracorriente | La Historia de Annie Cresta y Finnick OdairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora