𝜗𝜚 𝐨͟𝐡͟ 𝐚͟𝐧͟𝐚 🎀 senpai x lectora. ♱

♡ ⸝⸝ :: capítulo ocho.

Me quedé un poco extrañada, las letras estaban en mal orden como si estuviese hecho a la prisa, habían mayúsculas en donde no deberían. Solté un largo suspiro mientras le pasaba la carta a Cherry para que también la leyera, yo observaba con cautela la rosa.

— ¿Otro más? ¿qué? — Murmuró, la miré y levanté ambos hombros, tampoco había entendido. — Tal vez deba referirse a que esto sea un obsequio más, "otro más".

— Quizá... — Dije, mientras acariciaba con delicadeza los pétalos carmesí. — Este... yo... no puedo quedarme con esto. Te la regalo, mis padres son estrictos y estarán preguntando quién me la dio.

— ...Está bien. — Murmuró, su rostro parecía decir que no estaba segura pero no le di mayor importancia. El timbre sonó, nos miramos unos momentos, ¿cómo pasó el tiempo tan rápido? Daba igual, nos levantamos y fuimos al salón. Ya era viernes así que podía relajarme.

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Faltaban unos minutos para que el segundo receso comenzase, todo el salón sólo esperaba tenso. Mi cabeza, dolía cada vez más pero aún no hallaba la razón... tal vez debería ir a un doctor.

Finalmente el fuerte sonido se hizo presente, me sobresalté al oír toda la clase correr hacia la puerta. Miré atrás mío, Cherry estaba acostada. Con el dolor, me sobé la frente, de verdad estaba empeorando.

Miré a Cherry de nuevo, ¿le pediré que me acompañe a por algunos medicamentos?

La dejé dormir, no quería molestarla.

Caminé por los pasillos buscando la enfermería. Al casi llegar ahí estaba Senpai, hablando con la enfermera.

Me quedé quieta, no creo que vaya a pasar algo malo si me meto ¿no?

El dolor de cabeza empeoró con sólo entrar, mi corazón latía con tanta fuerza y sentí que me desmayaría. Me recargué en la pared y esperé a que me atendiera, pero la mirada de la enfermera se posó sobre mí.

— ¿Qué necesita señorita?

— Umm... ¿algo para el dolor de cabeza...? — Dicho esto sentí que el ambiente se hizo pesado, me incomodé. Respiraba de manera lenta intentando calmarme; me estaba poniendo tensa. Noté que él se cruzó de brazos y comenzó a subir y bajar su pie, parecía estar desesperado.

Tenía algo en la mejilla ¿una gasa? ¿habrá peleado? no recuerdo haber escuchado que habría una pelea...

— Toma. — La señora me dio una pastilla envuelta en una servilleta, la tomé y me fui al salón de nuevo.

Me senté en mi pupitre y saqué mi botella de agua, me pasé la pastilla con algo de dificultad pero lo hice.

¿Qué estará haciendo Keith? me levanté y salí de nuevo, buscándolo.

Finalmente logré encontrarlo en la azotea, me quedé parada a unos metros de él, sólo observándolo; su mirada parecía perdida, tenía sus brazos recargados en el barandal. Me acerqué y me coloqué a su lado, las palabras no podían salir de mi boca... ¿pero por qué?

— _____... — Oí que susurró mi nombre, levanté mi mirada hacia él. — No es necesario que vengas aquí conmigo.

— ...Lo siento... es que no puedo tolerar verte solo. — Farfullé, bajando mi mirada. — Sé que es duro... no me gusta... verte sufrir. Quiero que te sientas bien.

Sinceramente no sabía lo que decía, pero sí sabía que eso no haría cambio alguno; mis palabras no servirían de ayuda.

— ...No puedo, simplemente no puedo dejarlo ir así como así. — El tono de su voz había cambiado un poco, no parecía estar triste ni nada por el estilo. — Sigo sin entender porqué lo hizo.