𝟑𝟑. 𝓜𝓪𝓽𝓲𝓼𝓼𝓮

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"Cuando pongo verde, no es yerba; cuando pongo azul, no es el cielo."

Harry esperó por lo que parecieron ser más de dos minutos. De cierta forma estaba acostumbrado a ello, lo hubo hecho desde un principio y no representó realmente un problema para él en medio del ajetreo entero del día. Después de todo, siempre le hubo tenido paciencia a Louis y el avance de su relación simplemente había sido motivo para que ésta creciera desmesuradamente.

No obstante, su tranquilidad para esperarle no se limitaba a aguardar por el modelo para poder marcharse a algún lugar o no desesperar cuando tardaba demasiado en realizar en algunas cosas bastantes simples en donde él incluía tenía que ofrecerse a ayudarle sin intenciones de ser descortés.

Era más bien algo en donde le acompañaba en cada paso juntos, enderezando su tambaleo cuando le preguntaba si era un buen novio o si él mismo no se sentía del todo bien con los términos en los que estaban, pues estaba consciente de que el menor buscaba no echar nada a perder a propósito después de todos los altibajos que hubieron tenido que pasar para poder llegar a ese punto de sus vidas, y lo mínimo que se le ocurría hacer era mostrarle, en palabras románticas y caricias pasionales, la satisfacción sentida en su corazón por estar juntos formalmente.

A Harry le enternecía aquello y solamente optaba por afirmarle a Louis una y otra vez que estarían bien y que lo único que necesitaban era ver sonreír al contrario para respirar tranquilos y dejar que los problemas quedaran muy atrás en el olvido.

Chasqueó la lengua y sonrió con los labios apretados. Giró su rostro ligeramente y observó a Michael recargar su mejilla en su puño izquierdo, estando casi ausente y repicando sus pies contra el suelo.

Tal vez para crear un ritmo. Tal vez porque estaba aburrido.

Y es que ayudarles con la mudanza no fue precisamente su primera opción para sus planes del fin de semana.

Esperaba salir con Isabella a recorrer las ciudades vecinas, probablemente deleitarse con un delicioso café que evitaría que tuviera frío ante el clima tan característico del país, y terminar con una sonrisa en la cara una vez se hubiera zampado uno de aquellos bizcochos dulzones que sabía que vendían en la estación de trenes.

Era evidente que sus planes habían tomado un rumbo diferente al esperado, siendo que no le quedó de otra más que aceptar en ayudar a arreglar las posesiones de Louis en el hogar de Harry después de que éste le hubiera recordado con insistencia todos los favores que le debía.

—¿Cuánto tiempo le puede tomar? —preguntó el rubio después de haber solado un bufido—Hemos subido cada uno tres cajas y él apenas y se ha marchado por la segunda. Ya veo por qué necesitaban de mi ayuda.

El pintor se acercó a él y le propinó un ligero golpe en la nuca sacándole un quejido.

—Si te pedimos ayuda fue porque Louis tiene que ir a unas pruebas de vestuario el día de hoy, no porque precisáramos de un idiota extra. —se burló Harry—Además de que él al menos está haciendo un esfuerzo y no lloriquea ante cada cosa que se le ordena.

Michael se puso de pie para intentar devolverle la brusquedad de sus acciones, pero unos espiros pesados le interrumpieron haciendo que dirigiera su vista a la entrada del hogar de Harry.

Louis entró con la cara enrojecida y las mejillas infladas, soltando aire ligeramente de su boca e intentando no perder el equilibrio con la enorme caja que llevaba entre sus manos.

𝐌𝐄𝐑𝐀𝐊𝐈 ✦ 𝑳.𝑺Where stories live. Discover now