𝟏𝟗. 𝓓𝓪𝓵𝓲́

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"Los errores son casi siempre de carácter sagrado, compréndanlos bien."

Observó el mover de sus manos al hablar y quiso besar cada centímetro de ellas, cada pequeño poro sólo para poder presumirlo al tronar los labios y ser egocéntrico en una acción desentendida para los demás. Su aguda voz retumbó en sus oídos y quiso sollozar al recordar que no lo había tenido en aquel estudio en prácticamente dos semanas.

Otro día en la calle Kensington para tener el placer de pintar a Louis.

Esperó pacientemente a que terminaran de arreglar al modelo como era habitual, y cual cachorro esperando por atención, quiso abalanzarse a él para besarle las mejillas cuando se sentó frente suyo y le sonrió ladeando su cabeza.

—Hola, Harry.

—Buenos días, Louis. —respondió devolviéndole la sonrisa.

—Te ves cansado, ¿realmente lo estás o es cosa mía?

Harry asintió y suspiró imitando el cansancio que se le hubo inferido.

—No he podido dormir anoche. —admitió sobando su mentón—He estado pensando en ti. —confesó con un tierno descaro.

—No te atrevas a mentirme.

—¿Quieres que haga un juramento para probar que no lo hago?

Louis negó rápidamente con la cabeza y tapó su boca intentando no soltar una risa.

Aquella declaración era cierta. Harry había rodado en su enorme cama la noche entera sin poder conciliar el sueño, enredando sus pies en las sábanas y turnando el recargar cada mejilla en las acolchadas almohadas que le hacían compañía en su preciada soledad.

Louis siendo el único culpable de su alboroto en la madrugada.

Todo por aquel día en el aeropuerto, cuando llevó al modelo a su hogar y la idea de dormir junto a él para cobijarle del frío que les había empapado gracias a la lluvia se había presentado sobre su cabeza, teniendo que descartarla rápidamente para marcar una distancia considerable con el menor y recibiendo como consuelo un único beso de despedida que había sido demasiado corto para su gusto.

—Otra vez estás usando uno de esos pañuelos coloridos. —apuntó Louis examinando de nuevo a Harry—Tengo que decir que es muy bonito y que te queda de maravilla, igual que el de motas rojas que traías el otro día.

—Este lo he traído para ti. —dijo quitándolo de su cuello—Quiero pintarte con él.

—Sabes que esta pintura es para la revista, ¿verdad?

—Mhm. —afirmó acercándose a él para pasar el pañuelo por su cuello—Ya podré pintarte usándolo sólo para mí en otra ocasión.

—¿Estás coqueteando conmigo? —arqueó una ceja—Gran avance, Harry.

—Gracias. —agradeció besando rápidamente su mejilla cuando hubo hecho un suave nudo en el pañuelo—Te ves muy hermoso. Tus ojos hacen una buena combinación con la tela.

El castaño lo tomó de su camisa antes de que pudiera irse y remojó sus labios como si estuviera anticipándose algo.

—Dame un beso en la boca y no en mi patética mejilla.

𝐌𝐄𝐑𝐀𝐊𝐈 ✦ 𝑳.𝑺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora