𝓔𝓹𝓲́𝓵𝓸𝓰𝓸

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Meraki
"Del griego, adjetivo utilizado para describir algo en lo que se pone mucho empeño, creatividad o amor; cuando dejas algo de ti en lo que haces, cualquier cosa."

Los ojos verdes de Harry se pasearon por los corredores de colores tenues y se detuvo en una de las esquinas que conducían al comedor para poder observar algunas de las fotografías colgadas que, para entonces, apenas fueron un recuerdo revivido que no presenciaba desde un par de meses atrás.

En ellas pudo apreciar a su mejor amigo en edades más juveniles, portando su tono natural en su cabellera y con esa extrovertida personalidad suya reluciendo en las muecas que los flashes captaban para inmortalizar las imágenes que estaban enmarcadas en preciosos bordes de diferentes colores que le otorgaban distinción a cada una de ellas sin quitarles protagonismo a las demás.

Había visitado con anterioridad la casa de Michael después de su inesperada mudanza causada a los problemas con su antigua pareja, solamente un par de veces durante la remodelación y una última con motivo de celebración por poder asentarse completamente en aquel lugar que en realidad no quedaba demasiado apartado del propio hogar del pintor. Sin embargo, aquella ocasión ni siquiera tuvo que ver con algo relacionado directamente al contador y Harry no pudo evitar reír a sus adentros al recordar que prácticamente le había rogado al rubio poder acontecer una pequeña reunión un día previo a su aniversario con Louis, poniendo de excusa el hecho de que las casas de ambos estaban hechas un desastre debido a la mudanza que se había llevado a cabo por varias semanas.

Le alivió saber que en realidad no había sido un gran problema para él cuando aceptó el ofrecer su residencia como cede del festejo y Harry no hizo más que agradecerle una y otra vez insistiendo que esa concesión saldaba varios favores pendientes que había cedido por su parte a lo largo de toda su amistad.

Se paseó lentamente por el pasillo, admirando las fotografías hasta que sus pies se detuvieron y tuvo que inclinarse para examinar mejor una que llamó su atención en particular.

Reconoció aquella época, varios años atrás, cuando era más joven y había conocido a Michael al terminar la universidad antes de irse a tomar el curso en San Francisco.

Ambos portaban simples camisetas con algún diseño básico en ellas, mostrando sonrisas que mostraban sus dientes y con lenguas planas que salían de sus bocas para exhibir su felicidad de una forma alocada y exagerada. Listos para recibir el disparo brillante de la cámara para conservar aquella memoria que solamente se trataba del fin de alguna fiesta que en realidad Harry no recordó muy claramente.

—Cielos, ¿qué te ha pasado? Mira que antes eras bien parecido, ahora no estoy muy seguro de eso.

Harry se alejó de la imagen y puso los ojos en blanco antes de girar y presentar una sonrisa ladina en sus labios.

—Al menos yo lo fui un tiempo, Mike. No creo que tú hayas tenido una época en la que fueras guapo a decir verdad. —devolvió en burla.

—Oh, cállate. —dijo Michael rodeándole el cuello con uno de sus brazos—Deberías preocuparte por que todo salga bien y no por criticar mi belleza innata.

El pintor arrugó la nariz y negó suavemente.

No le preocupó el que alguna parte de su plan pudiera errar, fue obvio que, para él, el perfeccionismo hubo quedado atrás y en realidad su única preocupación real era que Louis pudiera quedar encantado con su regalo una vez lo viera.

𝐌𝐄𝐑𝐀𝐊𝐈 ✦ 𝑳.𝑺Where stories live. Discover now