2.

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Sus sueños fueron inundados con el recuerdo de aquella noche.

Llegaba del trabajo y al abrir la puerta de su hogar, distinguió a izuku, sentado en el suelo, con un charco apenas notable de sangre debajo de él.

No se atrevió a ver los ojos de izuku por algunos días después de eso, quizá y como más obvia opción, verlo destrozado lo afecto más de lo que hubiera querido.

Se removió incómodo entre las cobijas y tratando de distraer su mente cansada, se acercó al cuerpo de izuku para abrazarlo con algo de fuerza y tratar de volver dormir.

Tal vez la acción fue tan efectiva que su mirada no se abrió hasta que escucho la alarma en sonido bajo que había puesto el día anterior.

La apago con cuidado no queriendo despertar a izuku.

- kacchan.

Bakugo bajó la mirada hacia el y suspiro rendido, uniendo su frente con la suya.

- aún es temprano, nerd. vuelve a dormir.
- no puedo...

El tampoco podía, siendo honestos, estaba emocionado y asustado.

- seguro?
- kacchan..
- qué sucede?
- porqué no tengo ropa puesta? - soltó tímido, ocultando sus mejillas rojizas en el pecho de Katsuki.

Bakugo bufo y se inclino hacia izuku.

- me asegure de que no pasaras frío.
- pero.. kacchan..
- te quedaste dormido en la ducha, no quise despertarte, lo siento - susurró, cerca a su oído.

El de ojos verdes sonrió como respuesta, era débil cuando bakugo le hablaba con aquel tono bajo.

- alguna otra queja, nerd?

Ya sabían que hacer, así que igual que la última vez, se registraron y se llevaron a izuku muy rápido, bakugo quedó en la habitación en la que llevarían a su esposo dentro de media hora, tal vez más.

El procedimiento no tardaba tanto, era rápido y no era doloroso.

Izuku estaba ya en el consultorio, recostado en la camilla, trataba de tararear una canción en su mente para distraerse un poco. Después de unos minutos entró la doctora, se acercó a él y acarició sus rizos sobre el gorro azulado que le habían puesto.

- esta vez lo lograremos izuku, estoy segura.

A partir de ahí todo se volvió a sentir real, sus manos empezaron a sudar y unas ganas enormes de liberar lágrimas entraron en él, izuku se encargaba de no verse preocupado frente a Bakugo, pero ahora y con lo que dijo la doctora, lloro, no porque tuviera miedo si no porque estaba feliz de intentarlo una vez más.

Tardaron un poco más, solo porque las enfermeras trataban de hacer reír a izuku, no querían que tuviera un recuerdo triste del día en el que quedaría embarazado, querían que lo recordará feliz, pues ya todos en ese consultorio sabían lo que había sufrido la última vez.

Después de casi cuarenta minutos izuku fue llevado a su habitación, en la que Bakugo se veía alterado.

- porqué mierda tardaron tanto? estás bien? - su tono intentaba sonar calmado, intentaba.

Silencio los nervios de su esposo con beso, un beso largo y profundo que terminó en un abrazo, izuku sentía como Bakugo lo sujetaba con suavidad, como si tuviera entre sus brazos la cosa más delicada del mundo.

- kacchan.
- qué?
- estoy embarazado - susurró tiernamente.

El abrazo pasó a ser uno más fuerte.

Tenían que esperar unos minutos más, la doctora los visitó y después de cambiarle a izuku todos sus medicamentos por unos nuevos y de dar las indicaciones y advertencias, los dejo libres hasta la próxima consulta.

Salió y dentro de la habitación resonó el suspiro de ambos, tenían miedo, definitivamente, tenían miedo. Bakugo fue el primero en levantarse, se acercó a la mochila que habían llevado y sacó un suéter que se acercó a ponerle a izuku, el de ojos verdes lo dejó hacerlo, ya que temblaba aun cuando el ambiente del exterior ya era cálido, Bakugo que yacía frente a él, tuvo que hablarle un par de veces para que su esposo alzará la mirada y lo viera.

- todo está bien deku, ninguna jodida cosa mala va a pasar.

No recibió respuesta más que un repentino abrazo sobre sus hombros, Bakugo, de repente pensó en encerrar a izuku y dejarlo ahí durante los próximos tres meses, no quería ni que el aire de afuera lo tocara, vio hacia la puerta y pensó en dejarla cerrada para siempre, un pensamiento que fue borrado de su mente cuando izuku se separó de él y se puso de pie.

Bakugo vio su acción y pensó en decirle que tratara de no hacer movimientos bruscos, tuvo que juntar todo de él para no decirle nada, no quería empezar a asustarlo desde el primer día, se limitó a también moverse y acomodarse aquella mochila sobre su hombro, se acercó y abrió la puerta para después entrelazar su mano con la de izuku y empezar a caminar por el pasillo.

Subieron el mismo elevador que el día anterior y llegaron a la habitación, izuku decidió sentarse, mientras Bakugo, le traía una botella de agua.

Se vieron por un par de minutos sin saber realmente qué hacer, ambos sabían que ahora tenían que ir a casa, pero ninguno parecía querer moverse.

- kacchan ¿quieres desayunar algo antes de irnos?
- qué quieres? traeré lo que me pidas

Izuku le sonrió, sin embargo, pidió solo fruta, a los minutos llegó a la habitación al igual que el platillo de Bakugo, y ambos se tomaron su tiempo para comer, tardaron casi una hora en comer algo en lo que normalmente demorarían menos tiempo. Pasado eso, empezaron a arreglar sus cosas, aunque fue poco lo que izuku hizo.

- deku, tal vez deberíamos quedarnos a dormir, no duermes bien si vamos en el auto. Reservare la habitación por más días.
- kacchan
- solo unos días más
- quiero ir a casa

Antes de recibir otra propuesta ridícula de su esposo, se puso de pie y se acercó a la puerta para abrirla, empezó a caminar un poco molesto, Bakugo no tuvo opción más que seguirlo, hasta que llegaron al estacionamiento.

Izuku entró al auto mientras Bakugo dejaba aquella mochila en el maletero para después acercarse y de igual manera entrar.

- lo dije porque estamos cerca de la clínica, no me pareció mala idea nerd, menos si algo llegara a pasar
- y que podría pasar, kacchan?

Bakugo se quedó en silencio, volvió su vista al frente, Izuku en ocaciones es así, sabe que está asustando tanto como el, pero su solución es evitar el tema.

Decidió conducir, no iniciar una discusión sin sentido allí, en un momento como ese.

Las casi tres horas de trayecto fluyeron sin ninguna conversación, no se escuchaba más que el aire que entraba por la ventana del auto, ya que, estaba iniciado una tarde calurosa y izuku, como siempre, prefería bajar el vidrio en vez de encender el aire acondicionado, divirtiéndose más por él que revolvuele sus rizos.















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En Espera. Where stories live. Discover now