13.

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La doctora los regaño, tan directo como suena, fue estresante hasta cierto punto.

Bakugo tomaba la mano de deku guiandolo hacia el automóvil en aquel estacionamiento, saliendo de aquella consulta absurda.

Veía como el de ojos verdes miraba el suelo de manera triste, arrepentida y pensativa.

Se limitó ha preguntar que era lo que pensaba. Quizá porque no lo quería hacer llorar de nuevo.

Tenían que comer algo, tenían que regresar a casa y tenían que tener una de esas conversaciones largas y tortuosas que a ninguno de los dos les gusta tener.

Izuku nunca balbuseaba tanto en momentos serios, y karsuki siempre fue de pocas palabras.

Bakugo le abrió la puerta del copiloto, izuku entró, y de nueva cuenta se concentró en acomodarle el cinturón de seguridad, hasta que una pequeña gota rojiza cayo en la palma de su mano.

Levantó la mirada hacia izuku y este lo miró ha él, gracioso.

- kacchan, mi nariz está sangrando.

Bakugo lo ayudó a inclinar un poco su cabeza, alterado como de costumbre.

Izuku suspiró.

- estoy bien.
- que te hiciste, nerd idiota?
- yo? mmm supongo que.. es por el calor.

Katsuki lo ignoro un poco mientras tomaba un pañuelo y lo limpiaba con cuidado.

- tu.. recuerdas que me sangraba seguido en el instituto? casi todos los días - dijo bajo, algo nostálgico.

Bakugo se acercó más a él y terminó por apoyar su frente sobre el asiento.

- estas bien?

Izuku no sabía que responder.

- tu lo estás, kacchan?

No era momento, aún no.

Katsuki comprobó que la nariz de izuku dejara de sangrar para cerrar la puerta y caminar hacia su asiento.

Y mientras su mente cansada aceptaba que tendría que conducir de nuevo por dos horas más, izuku, que normalmente duerme en aquel viaje largo, miraba por la ventana mientras el silencio lo cubría todo a su alrededor.

Tenía cosas que pensar o aceptar, ambos tenían que hacerlo.

Tal vez por eso al llegar a casa ninguno dijo nada, se alejaron del otro y ninguna palabra salió de ninguno.

Saltarse las comidas se había hecho una costumbre de hace unos días.

Uno se canso de insistir y el otro se canso de ignorar.

Ya era muy noche, quizá más de las once ya. Izuku, acostumbrado a que su sueño desapareciera mágicamente y a las noches largas, aprovecho la soledad de aquella habitación para llenar la tina.

Mientras tanto, buscaba una pijama cómoda que poder ponerse en su closet.

De pronto, los sonidos fuera de aquella habitación se escucharon de nuevo, podría jurar que la casa estaba tan silenciosa que creyó que bakugo se había dormido desde que llegaron, lo cual estaba bien para el, porque no quería verlo.

Pero ahora saber que estaba despierto lo incomodaba un poco, casi decide abandonar la idea de tomar una larga ducha y preferir en su lugar, refugiarse de nuevo en las cobijas de aquella cama.

No quiere que su esposo entre a la habitación y lo afronte ahora.

Deja de buscar en su closet y queda estático cuando ve a katsuki entrando por la puerta de la habitación. Después de todo izuku nunca le puso seguro a aquella puerta, Bakugo simplemente no entraba porque quizo respetar la decisión del de ojos verdes de cambiar de habitación.

En Espera. Where stories live. Discover now