14: Nada serio.

121 7 0
                                    

14: Nada serio.

Kelly.

Él no entendía el poder que estaba ganando en mí cada segundo que pasaba conmigo. Pensé que era imposible resistirme a Rain. Para mí ella fue siempre número uno en todo. Sí, primero era obedecer a mis padres, pero cuando se trataba de romper reglas Rainbow conseguía traspasar mis convicciones.

Entonces apareció Nick. Creí que era por el increíble sexo y su físico, pero no, no era eso. Él era la clase de tipo que te convence de tirarte de un paracaídas. Nick tenía las respuestas que mi lado rebelde ansiaba, pero que el bien portado se encargaba de reprimir. Podría echarle la culpa a mi lado que se dejaba dominar, pero comencé a pensar que quizá era mi propio ser el que anhelaba un aire distinto. Una persona totalmente neutral y lejos de todo lo que se esperaba de mí como una chica con dinero.

Rainbow se enojó demasiado. Volvió a reclamar el asunto de que no debería estar pasando mi verano «hablando» sino… bueno, en sus palabras: follando.

—Más acción, menos cháchara —gruñó antes de irse.

Estaba segura de que me perdonaría. Mañana sería un borrón y cuenta nueva. Ese no era el motivo por el que estaba triste. Era mi madre.

Estaba muy mal. Lo sabía, pero papá seguía diciendo que no era necesaria mi presencia. Ni siquiera pude hablar con ella. Pensé en volver a casa. Pero ellos no estaban allí, entonces, ¿para qué volver? ¿Para pasar mis vacaciones sola en una mansión enorme? Como último recurso intenté averiguar dónde se encontraban con la asistente personal de mi padre. Fue un caso perdido.

Luego me topé con Rain y no me dejó expresarme. Ella fue directa a los reclamos sobre estar muy apegada a Nick y que no estaba actuando con la cabeza. Me acusó de tener sentimientos por Nick y me pidió como prueba pasar la noche con ella. Claro, estaría con Carlitos, dejándome como la pieza sobrante. Pensé que podría ir un rato y al final volver al hotel, pero ver a Nick me trajo alivio. Saber que si le decía sobre lo preocupada que estaba y que no quería estar con Rain, él lo entendería. Nick me escucharía.

Y allí estaba, enredada en las sábanas con un chico tatuado sintiendo que mi pecho gritaba por ser libre.

—¿Crees que hago mal?

—¿Tú crees que estás mal?

Suspiré entre irritada y cansada. La dinámica con Rain era distinta: yo le preguntaba y ella me decía lo que pensaba.

—No lo sé. Creo que sí. Es como si fuera egoísta. ¿Tú qué harías si tu mamá o cualquier persona que amas está en problemas?

Nick abandonó la posición de mirar hacia el techo y volteó su cuerpo completamente para mirarme.

—Estaría con esa persona. Pero… —Llevó sus dedos a mi nariz dándole un pellizco suave—, es diferente. En serio. Mi madre no está quién sabe dónde. Tampoco está incomunicada. ¿Ves cómo es diferente?

»Claro que debes sentirte mal, es tu mamá. ¿Tienes alguna manera de arreglarlo? No lo sé, no lo creo. Estoy seguro de que harías lo que fuera por hablar con ella.

Me dio un beso en la frente y sonrió con tristeza. Tal vez porque yo estaba aguantando las ganas de llorar y sentía que estaba por perder la batalla contra las lágrimas.

El sexo era un buen consuelo, pero cuando terminaba seguía pensando que era una egoísta que no tenía derecho a pasarla tan bien mientras que mi madre estaba sufriendo. También merecía sufrir. Pero era cobarde para afrontar el dolor y antes de pasar por el entumecimiento preferí abrazar a Nick y escuchar el golpeteo de su corazón.

Tatuado en míWhere stories live. Discover now