Los descendientes del memorable Club de Clásicos

31 9 0
                                    

Era un domingo cuando fui invitado a salir por Chitanda. Ella dijo que quería verme fuera de la escuela, aunque ella contaba conmigo para concertar dónde reunirnos, por lo que, como resultado, allí estaba yo, esperando en el Café Piña Sándwich. La cafetería, que sirve el café experimentado Kilimanjaro más amargo que he conocido, estaba decorado en un sombrío tono marrón oscuro. El llamativo tablero de anuncios exterior era muy difícil pasar por alto.

Esta cafetería era tranquila, ya que no había radio o televisión siendo transmitido. Aunque se trataba efectivamente de un ambiente agradable, era un lugar muy aburrido para esperar a alguien. Quedaban solo unos pocos minutos antes de la hora señalada, así que estaba un poco nervioso ya que Chitanda aún no llegaba. Yo seguía esperando mientras miraba mi taza de café en la mesa de compartimientos donde estaba sentado.

Finalmente, Chitanda llegó, según mi reloj, justo a tiempo, la una y media.

Se trataba una pequeña cafetería, así que rápidamente me encontró. Vestida con un vestido todo blanco de una sola pieza, se acercó y consiguió sentarse. Al verla, se podría afirmar que no había otra persona que luciese mejor que Chitanda vestida de manera informal.

-Lo siento por llamarte fuera en tan poco tiempo.

-Está bien - contesté mientras vaciaba mi taza de café.

Luego, llamé al camarero y Chitanda echó un vistazo al menú. Al cabo de un rato dijo

-Voy a tomar un Chocolate de Viena, por favor.

Se decidió por algo dulce. Como un estudiante ordinario de preparatoria, yo no era lo suficiente rico para hacer otra orden para mí mismo.

Antes de llegar al tema principal, tuvimos una pequeña conversación, que empezó con la impresión favorable de Chitanda con esta cafetería. Entonces comenté que una persona que no pedía café en una cafetería era como una persona que visitaba el Zoológico Ueno pero no iba a ver a los pandas gigantes.

Mientras Chitanda enumeraba muchos ejemplos de café que eran bajos en cafeína, su Chocolate de Viena llegó. Me sorprendió ver la cantidad de crema en su taza. Parece que ella tiene un gusto por lo dulce.

Chitanda comenzó a usar la cuchara para revolver en la crema. Parecía disfrutar de ella misma mientras estaba en eso. A ese ritmo, va a estar bebiendo su café y participando en conversaciones triviales durante todo el día antes de ir a casa. Estando medio serio y medio temeroso de que eso ocurriera, me decidí poner la bola rodar.

-Así que, ¿qué es lo que quieres?

-¿Huh?

¿Es esa la actitud que debes tener para pedirle a la gente que tome tiempo de sus sagrados fines de semana?

-¿Para qué me pediste que saliera?

En silencio, sorbiendo su café y murmurando Estaba delicioso, Chitanda inclinó la cabeza y dijo

-Bueno, fuiste tú quien escogió reunirse en este lugar.

-Es todo, me voy a casa.

-¡Ah! ¡Por favor espera!

Colocando su cuchara y la taza sobre la mesa, Chitanda rápidamente se incorporó y dijo

-Lo siento. Estoy un poco nerviosa.

A pesar de que parecía como si se estuviera calmando a sí misma, su expresión era casi rígida. Al parecer, su naturaleza, simplemente, no dejar escapar nada cuando está nerviosa. Así que decidí burlarme de ella y preguntar

-¿Nerviosa? ¿Tienes algo qué confesarme?

Al decir eso, rápidamente me di cuenta de que una broma tan genérica tuvo un efecto sutil en ella.

Hyouka Volumen 1  [TERMINADO]Where stories live. Discover now