CAPÍTULO 10

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HOLA CADETES!!!!

Siento mucho el retraso, de verdad. He tenido un pequeño bloqueo y no sabía como salir jajajaj pero creo que este capítulo es genial y que vienen muchas cosas. Espero subir más a menudo ahora que estoy saliendo de ese bloqueo. 

NO ME ODIEIS! jajaja

Disfrutad y dadle mucho amor del bueno. 

Os dejo mi Instagram por si alguien quiere hablarme por allí, algunos cadetes ya lo hacen y es genial poder hablar con vosotros!

MIMSIGOMEZ

gracias a todxs!


Bajo por las escaleras escuchando risas que vienen de la cocina, deben de ser Leila y Alan. Mi madre y Jack se han marchado cuatro días a una especie de reunión o congreso de militares, intenté escucharlos cuando me lo contaron, pero me aburría demasiado y me limite a asentir y sonreír.

-Buenos días- saludo cuando entro en la cocina -Oh dios mío- grito y me giro de golpe.

-Abby- grita Leila.

-Se puede saber qué coño hacéis- le grito de vuelta.

-Ni se te ocurra girarte- gruñe Alan. Alzo los brazos y me tapo los ojos sin dejar de reír.

-Hola, ya estamos aquí- abro los ojos de golpe, escucho varias voces del grupo entrar por la puerta y comienzo a reír fuertemente.

-Alan- escucho a Leila quejarse.

-Abby haz algo- abro la boca ofendida, aunque ellos no me pueden ver.

Salgo de la cocina como puedo sin quitarme las manos de los ojos, me dirijo a la entrada para frena el paso a los chicos y antes de que pueda decir nada me tope con un cuerpo y siento sus manos sujetarme fuerte de los brazos para evitar que me caiga.

-Liam- lo miro sorprendida abriendo los dedos y veo como me mira con las cejas alzadas.

-¿Por qué te estabas tapando los ojos?- frunzo el ceño.

-Oh dios, esperad no paséis- les grito cuando recuerdo mi cometido y abro los brazos para evitar que se acerquen más.

-¿Qué?- María se acerca y le cierro el paso con mi cuerpo.

-Creedme, no querréis ver lo que pasa ahí dentro- río sin poder evitarlo, debería dejar que entraran y los vieran.

-Abby- grita Alan intuyendo mis pensamientos.

-Que ya voy- me quejo – Sylwia, tápale los ojos al bebé- río mirándolos de reojo. Miro la cara de todos y los veo tan confundidos que me dan más ganas de reír más y más fuerte. Miro a Dylan y le alzo las cejas moviéndolas varias veces hacia arriba y hacia abajo, creo que él es él único que entiende lo que está pasando porque descifra mi mirada y comienza a reír.

-¿Pero de que te ríes?- pregunta Chad girándose hacia el, pobre, es tan inocente.

Me acerco al sofá bajo la atenta mirada de todos y lo subo hacia arriba, tiene un compartimento donde guardamos las mantas en invierno. Cojo dos de las pequeñas y me acerco a la puerta de la cocina. Cierro los ojos y no se porque aguanto la respiración y les tiro las mantas sin saber muy bien a donde han caído.

-Creo que deberíais giraros- les indico y algunos me hacen caso y otros no, aunque los que me hacen caso están medio girados para enterarse de lo que esta sucediendo.

-Chicos- saluda Leila cuando sale de la cocina. Tiene el pelo revuelto, la manta cubriéndole el cuerpo de arriba abajo y con la cara roja. Me tapo la boca para no reírme.

SOLDADO (pausada temporalmente) Where stories live. Discover now