-04-

444 86 11
                                    

Estaba a punto de perder la cabeza y la paciencia. Jamás había deseado tanto tener un revólver a la mano y decir adiós sin importar quién o quiénes le lloren después, como en algunas ocasiones pasadas. Faguzmente, Levi rememoraba todas las clases de manejo de la ira que Mike y Nanaba, le impartían para que no terminara tragando bilis o explotando. En su mente repasaba cada una de las lecciones, desde alinear los chakras, contar hasta hasta diez o cien, respirar hondo y exhalar profundo, imaginarse en su lugar feliz, entre otras.

Pero, evidentemente, la teniente Zoe cada vez más se supera así misma en ser: supremamente insoportable, y gracias a eso, tanto Levi como el acontecimiento en cuestión están por llegar a su límite.

Todo comenzó después del desayuno, mientras que algunos aprovecharían el día libre para descansar, entrenar o tomarse el tiempo para adelantar sus labores, Levi aprovecharía el día para hacer una de las cosas que más le gusta, limpiar y ordenar su ya pulcro y ordenado despacho, tomándose el lujo de hacerlo a propio ritmo tranquilo, tomando su tiempo, sin preocuparse por nada. Sin embargo, obviamente no contaba con cierta presencia molesta en su oficina. Desde que la enérgica castaña de lentes puso un pie en su despacho, no había recibido otra cosa que no fueran insultos, reclamos y uno que otro chiste de humor negro referente a su estatura, actitud o forma de ser, lo cual, esto último, esta por convertirse en la gota que derrame el vaso. Todo por el simple hecho de haber rechazado una pequeña invitación para salir por parte de la mayor. Provocando que el azabache piense mejor la idea de como usaría un revólver, si dispusiera de uno.

Pronto, la macabra idea de dispararle a Hanji comenzo a sonar tentadora en su mente, sin importarle el hecho de ensuciar las paredes de su amado despacho y pasar hora tras hora limpiando la escena del crímen, junto con ello, aprovechando que Erwin se fue desde temprano a una reunión urgente a Paradis esa misma mañana. Definitivamente aquello sería más una jugosa recompensa que un castigo y final de su buena vida. Pero...

Bien dicen que las palabras duelen más que los golpes. Y eso fue justo lo pasó. Hanji por fin había dicho las palabras que firmaron su sentencia y al mismo tiempo le recordaron porque Levi Ackerman es: «El hombre más fuerte de la humanidad».

«Eres un maldito gnomo de mie***, amargado y gruñón que solo sabe decir: ‹no›, destinado a morir solo y virgen, con razón ninguna chica se fija, ni se fijará en tí. Eres la asquerosidad que supera al vómito, enano».

Medir su fuerza no importó, quién atacó no fue él, fue su cuerpo consumido por el dolor y la ira. De todas maneras, para cuando se dió cuenta, ya había estrellado la cara de Hanji contra la pared del pasillo afuera de su despacho con fuerza, alarmando a todos por el duro golpe. Con suerte, no necesitará un aparato.

Ambos lastimados, sin piedad, y aún así, la peor parte la seguía conservando él, hasta que... Aquella nota apareció para reconfortarlo.

Nota #4:

No importa lo que digan o lo que piensen de tí. Eres único a tu manera.

Notas Para El Capitán | RivaMikaWhere stories live. Discover now