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FINAL

Sentado en el marco de una de las grandes ventanas del cuartel, Armin sentía que llevaba días luchando contra su impaciencia. El hecho de no saber cómo le había ido a su amiga desde que la dejó a solas con el capitán en la cocina, le carcome por dentro. Ansiaba saber pronto lo sucedido o no dormiría nada por la noche.

Movía de arriba a bajo su pierna derecha con impaciencia y nerviosismo. Mentalmente se preguntaba si debía esperar un poco más o ir a checar cómo van las cosas en la cocina. Y justo cuando estaba a punto de decidir, vió a Mikasa aproximarse.

La azabache regresaba a su habitación con los ánimos un tanto bajos; hecho que no pasó por alto por el rubio, recordando las palabras del capitán, repasando cada una con lentitud. Luego de dejar todo en orden en la cocina cada quien se fue a su respectiva alcoba, luego de darse las buenas noches. Se regañaba a sí misma por no haber hecho nada más. Ella quería abrazarlo, besarlo, pero pensó que ya era suficiente con lo había hecho ya, por lo que, reprimió sus ganas ante los impulsos que sentía.

En parte, sentía que el agradecimiento y felicidad del capitán por las notas le es suficiente, aunque, a la vez no, contradictorio, empero el hecho de haber reprimido sus ganas e impulsos le hacen sentir que no tuvo suficiente.

Ya no quería pensar en el asunto, sin embargo, su mente no la dejaría en paz.

Estaría recordando el momento por las próximas noches y días, por quién sabe cuánto tiempo, ya conoce a su mente, nunca pierde la oportunidad de robarle el sueño o de fastidiarle, o recordarle algo aunque ella no quiera algunas veces.

¿Cómo te fue? —Pregunta Arlet encontrándose con ella, dejando la taza en el marco de la ventana donde estaba sentado. Mikasa enmudeció ante su pregunta.— Cuéntamelo todo —Le pidió con una gran sonrisa y sus ojitos brillando como estrellas.

Mikasa no sabía por dónde empezar. Abrió y cerró su boca en un vano intento por decir algo, pero sus palabras quedaron atoradas en su garganta.

Vamos Milky, apresurate —Exigió Arlet un tanto impaciente.— Que me estoy perdiendo mi novela turca de las ocho y media —Insistió colocando sus manos sobre los hombros de la asiática, sacudiendola un poco en el proceso.

Mikasa deseaba desaparecer en ese momento. No quería romper las ilusiones de su amigo contándole lo que pasó, pues sabe, que no es lo que precisamente Armin quisiera oír.

¿Y bien? —Prosiguió el rubio.—¿No vas a contarme nada? ¿Así me pagas después de haberte apoyado? —Dijo haciéndose el ofendido. Mikasa reprimió una risa.

Hubo silencio. Armin hizo un puchero al no soportar ni un segundo el indeseable silencio, Mikasa no pudo contener más su risa.

Armin miró mal a la azabache por un momento.

Deja de burlarte de mí por favor Milky —Dijo fingiendo indignación.

Mikasa ahogó una risa y suspiró.

Ay Armin —Por fin habló.— No sé ni por donde empezar—Confesó.

Por el principio —Sugirió Arlet haciéndose el gracioso, riéndose de su mala broma. Mikasa junto sus labios e infló sus mejillas fingiendo disgusto.

Veo que alguien cenó un payaso — Bromeó, y Armin rió de nuevo.

Lo siento -Se disculpa quitando sus manos de los hombros de ella.— Es que noté que andas baja de ánimos, y quise hacerte reír un poco.-Reveló, la joven asiática sonrió ante tan dulce intención de su amigo y antes que pudiera decir algo, el rubio de ojos azules como el mar siguió hablando.

Notas Para El Capitán | RivaMikaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora