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La expresión de desconcierto en la cara de Levi es todo un poema a enmarcar en un cuadro. Jamás hubiera imaginado que la recluta más valiosa de toda la legión sea la autora de las atrevidas y cariñosas notas. Y principalmente, que ella le tenga mucha confianza para mostrarle ese lado que ni un millón de años hubiera considerado que posee.

De hecho, nadie en la legión lo creería, ni lo pensaría siquiera. A excepción de Armin y Jeager quizás. Al ser los únicos cercanos a la azabache.

Levi sentía que la impresión y el shock ante tan inesperada revelación, le duró horas, pero solo fueron un par de segundos. En cuanto la escuchó reír su estupor se desvaneció un poco.

Ehh!? — Dijo casi en un murmullo, viéndola reír.— ¿Qué es tan gracioso? —Pregunta confundido arqueando una ceja.

Mikasa trató de parar su risa, pero no lo consiguió. No podía parar de reír por más que lo intentaba. En esos momentos deseo tener una cámara en sus manos para capturar aquella expresión de desconcierto tan épica que apareció en el rostro de Levi por unos segundos. Amaría poder tener una fotografía esa expresión y verla siempre que desee. Si tan sólo fuera posible.

Lamentablemente, la realidad es que esa expresión; como muchas otras, sólo existirán en su memoria.

L-lo s-siento c-capitán — Se disculpó entre risas.— Fue la expresión que hizo.— Explica soltando otra risita.—, fue inesperada, no pude evitar....— Alcanzó a decir antes de continuar riendo.

Ante su respuesta el azabache asintió con la cabeza en señal de que entendía. Estuvo a punto de tomar la palabra, pero, la risa de la azabache no se lo permitió, por lo que el Ackerman no tuvo más remedio que esperar a que la risa se le pasará.

Estuvo callado un corto tiempo más, hasta que por fin, Mikasa dejó de reírse. Ya sentía que le dolía el estómago por tanta risa.

Oe, Mikasa —Dijo captado la atención de la recién nombrada inmediatamente.— Admiro tu valor — Soltó sin más.

En parte, fue lo único que se le ocurrió decir por el momento. Levi no sabía que decir exactamente o como sentirse. Ambos azabaches están en un lío emocional.

Mikasa se mostró sorprendida ante sus palabras, si no fuera porque el capitán no acostumbra a decir ese tipo de cosas, creería que esto es un sueño o una pesada broma de su mente. Estaba a punto de hablar nuevamente, pero sus palabras se quedaron en su garganta, fue entonces que el azabache dijo:

Lo digo enserio. Ni en un millón de años hubiera sospechado que serias tú, la autora de las notas y que fueras capaz de expresar en ellas.... Pensamientos subidos de tono — Al oír lo último las mejillas de Mikasa se tiñeron de rojo.

Y si eso no fuera suficiente, su traicionera mente le recordó todo lo que había escrito en ellas, cada detalle, cada palabra. Ahora el valor que se había encargado de juntar para confesarse, se estaba yendo al caño rápidamente. El cuerpo de la azabache se tensó.

Mikasa sintió como una corriente eléctrica de nervios le recorrió la espalda, todo su rostro tomó el color del carmín, sentía que le ardía. Bajo la cabeza avergonzada. Levi no pudo evitar soltar una breve risa ante su comportamiento. Sin querer, esa acción provocó que los ojos de la asiática se pusieran cristalinos. Y así se quedó por unos segundos; los cuales se sientieron como si hubieran sido unos largos minutos, hasta que Mikasa ya no sintió su rostro arder.

Levanta la cabeza encontrándose con la mirada de Levi. En ese momento el corazón de la azabache latió como loco, sentía que se le iba a salir del pecho. Juraba que sus latidos se oían como si se tratara de un ruido cualquiera del exterior. En cambio, el Ackerman mayor, lejos de estar enojado, esperaba una respuesta.

Gobernaría el silencio absoluto, de no ser por el ruido de la lluvia que acaba de aumentar.

Llevaban sentados en la cocina alrededor de una media hora, es evidente que el chocolate caliente ha quedado en el olvido. Ninguno de los dos se atrevía a decir algo por esperar a que el otro hablase. Pero, que más da. Mikasa volvió juntar valor de nuevo para acabar con todo de una vez, porque estaba segura que el capitán no tendría todo el día.

Capitán —Habló Mikasa por fin rompiendo el silencio, capturando la atención del mencionado.— Capitán yo....

Llámame por mi nombre — Interrumpió.—, ya me demostraste que me tienes mucha confianza, así que ya no es necesaria tanta formalidad ¿No? —Pidió y la asiática asintió con la cabeza, dándole la razón.

Bueno... —Prosiguió.— Es evidente que me gustas mucho Levi —Pronunció su nombre suavemente, le era extraño solo llamarlo por su nombre de pila, sin usar el «capitán» primero. Pero le gustaba y se le hará costumbre rápidamente.

Y ahí está lo que él Ackerman quería escuchar, aún así no pudo evitar sorprenderse. Las mejillas enrojecidas de Mikasa no pasaron por alto. Admiraba a su subordinada, diciéndole sus sentimientos con toda la vergüenza del mundo pero cara a cara. Directamente y sin rodeos.

Y no solo yo, también mis nalgas — Bromeó haciendo chillar a la azabache. Su rostro se enrojeció otra vez.

A Levi le pareció tierna su acción. Mikasa estaba hecha un manojo de nervios. Su mente ya comenzaba a imaginar su severo castigo, aunque lo veía poco probable debido a la actitud de su superior. Aún así, si fuera el caso estaría lista para enfrentar lo que fuera.

Mientras tanto, Levi en su cabeza luchaba por acomodar sus siguientes palabras que le diría a Mikasa, sin que sonará ofensivo o doloroso. Una tarea bastante imposible si eres malo con las palabras, como lo es su caso, se maldecía en su interior por eso.

Como iba diciendo —Habló Mikasa recuperando la compostura. Levi se dedicó a escuchar atentamente.— Tú me gustas... Y se que no sientes lo mismo, y lo entiendo —El azabache abrió sus ojos sorprendido.

En su interior Levi sentía una mezcla amarga de tranquilidad y culpa. Pero ni modo, no podía sentir algo más allá, al menos no por ahora.

No hay razón —Pronunció Mikasa casi en un susurro con un tono triste. Y antes de que ella pudiera disculparse su acción, pues sabía que alguna eso haría sentir culpable y/o mal al Ackerman mayor. Él tomó la palabra.

Gracias —Dijo de repente el capitán. Mikasa lo miraba confundida.— No correspondo lo que sientes, y me alegra que lo entiendas, me ponías en una situación difícil si no. Aun así, estoy agradecido contigo por las notas, fueron de mucha ayuda y ánimo

Me alegra escuchar eso —La asiática sonrió sintiéndose ya mejor.

Y quién sabe, tal vez, algún día, no sé, suceda —Comentó Levi soltando una sonrisa. El rubor de las mejillas de Mikasa aumento, aunque por dentro no está muy convencida de que algún día pueda llegar a estar junto al capitán.

Eso ya sé vería conforme a avance el tiempo.

Notas Para El Capitán | RivaMikaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora