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*aún en el flash back*

MEGAN

Mis manos, que ahora Lizzie había puesto en mi espalda, hacían vanos intentos por salir, no tanto para liberarse sino para sentir la presión de la suya tratando de no dejarlas ir.

Me llevó devuelta a la cama apoyándome primero contra el respaldo y luego agarró una soga que usaba para las cortinas.

La miré y ella me observó con una sonrisa pícara, lo estaba disfrutando.

Entonces prosiguió. Ató mis manos suavemente y cerró el nudo en el respaldo de la cama. Después, bajó con sus manos por mi cuello, pechos, cintura, ombligo, caderas, hasta llegar a mi entrepierna. Terminó de sacarme las bragas y las dejó a un costado de la habitación.

Me sacó la remera dejándola en mis brazos ya que no la podía sacar por completo por las ataduras.

Me besó los pechos y volvió a bajar hasta mi cadera. De pronto sentí que introducía sus dedos lentamente para sacarlos y meterlos un poco más rápido.

- No hagas tanto ruido -dijo ella. No había nadie más en la casa, pero al parecer ella quería tener todo el control.

Pero no lo pude evitar entonces con una sonrisa pícara me tapó la boca con la mano.

- Te dije que no hicieras ruido.

Siguió metiendo sus dedos por un tiempo más, cuando me estaba por venir, cerré las piernas inconscientemente ella me destapó la boca y las abrió con brusquedad.

- T-te am-mo -logré susurrarle entre exhalación e inhalación agitada.

- Yo más.

- Me estoy por venir... -dije, pero me arrepentí de haberlo dicho.

- No hasta que yo te diga.

Mi cara se debe haber puesto aún más roja de los nervios.

- No puedo aguantar mucho más.

- Vas a tener que aguantar.

Pasaron unos segundos en los que intenté resistirme hasta que dijo:

- Listo, ahora sí.

Cuando por fin logré venirme, bajó un poco la remera y me tapó los ojos.

Sentí sus labios recorrer todo mi cuello bajando hacia mis tetas, allí me besó de una manera que ambas sabíamos que dejaría marcas.

Me besó por todas las partes de mi cuerpo que pudo y terminó con uno tierno en los labios.
Luego saco la remera de mis ojos y la vi sonriéndome.

- Te desato?

Sinceramente, no estaba para nada incómoda, me sentía bien, sabía que era seguro cuando ella estaba a mi lado. A demás, me gustaba saber que ella tenía el control.

- Como vos quieras, yo estoy bien.

Tenía una pierna a cada lado de mi cintura, estaba sentada sobre mis caderas. De a poco, fue agachándose hasta apoyar su cabeza en mi pecho y sus manos rodearon mis hombros por detrás hasta llegar a mi cuello, puso las dos ahí. Mi pulso se aceleró cuando las sentí allí, y ella lo supo porque oyó cómo mi corazón latía más rápido.

- Te gusta?

Asentí.

Lizzie volvió a sentarse, sacó una de sus manos de mi nuca y la otra la usó para ahorcarme. Fue incluso más excitante que cuando me recorría la cintura con los dedos. No me asfixiaba, solo apretaba un poco los dedos a los costados hacia arriba.

Sin soltarme, me besó apasionadamente.
Sacó su mano de mi cuello y me desató, acarició mis muñecas por si habían quedado marcadas por la presión de la soga cuando yo tiré de ella.

Entonces, se recostó otra vez sobre mi pecho y yo recorrí su espalda con mis manos.

LIZZIE 

Estuvimos toda esa noche así, pegadas. Yo respiraba su olor, besaba su pecho con suavidad. Ese día, sin decir nada, nos hicimos novias. Comenzamos a pasar tiempo juntas como si necesitáramos de la otra, del tacto. Ahí comenzaron los comentarios de las revistas a los que tratamos de no darles importancia.

*ACTUALIDAD*

MEGAN

Viéndolas ahí, no podía creer que aquella fuera mi familia.

- Llegamos mucho más allá de lo que incluso nosotras creíamos -dije.

Ella asintió y me besó.

MEGAN

Los primeros meses con Emma fue de nosotras dos tratando de descubrir cómo ser madres. Yo lloraba cuando algo me salía mal, cuando Emma lloraba por diez minutos de corrido. Entonces Lizzie debía quedarse conmigo consolándome como pasó la vez que Emma no dejaba de llorar por nada que hiciéramos.

- Es la crisis de los 8 meses, amor, no hiciste nada mal -me dijo ella.

- Pero no sé qué hacer... Y si nunca más puedo calmarla? -pregunté llorando.

- Vas a poder, sólo que ahora no porque ella tiene que atravesar esta etapa.

Estábamos las dos sentadas en el piso, yo con Emma encima, tratando de darle la teta, Lizzie acariciándome para que yo supiera que ella estaba ahí.

Al rato, Emma comenzó a tomar y se calmó. Yo suspiré aliviada pero seguí llorando.

- Me parece que necesitás unas vacaciones -dijo Lizzie-. Tenemos que ir a algún lado nosotras dos solas.

- No sé si es lo más conveniente dejarla con otros...

- Mi mamá se puede hacer cargo, la ama y sabés que Emma se queda con ella.

- Dejame pensarlo... -dije apoyando la cabeza en la pared.

- Vení, vamos a la cama -dijo, me ayudó a levantarme e ir hasta nuestra cama, donde seguí amamantando pero acostada.

- Voy a preparar algo para cenar y vengo, sí?

- La angustia me sacó el hambre, amor, cocinate algo para vos nomás -dije.

- Voy a hacer como que no escuché ese rechazo a mi comida gourmet y voy a ir a cocinarte algo rico -respondió sonriendo.

Reí y asentí.

Emma no tardó en dormirse, la llevé a su cuarto y le di un beso en la frente.

Al volver a mi cama vi a Lizzie con una bandeja que tenía dos platos y dos vasos.

- Tan rápido? -pregunté.

- En realidad la pedí por delivery... Pero eso no significa que no tengas la obligación de comerla.

- Está bien, comamos -dije tras darle un beso.

Cenamos mirando una película. Hacía mucho que no nos sentábamos a ver algo juntas.

- Extraño tanto actuar... -dije.

- Podés volver cuando quieras, amor, lo sabés.

- Emma empieza el jardín maternal la semana que viene, ya entonces voy a poder volver... Me siento mal al alegrarme por eso...

- Por? -preguntó ahora mirándome preocupada.

- Es que siento que la estoy abandonando...

- Sabés perfectamente que no es así, Meg, es para poder seguir con tu vida como la querés.

Asentí y apoyé la cabeza en su hombro.

- Querés dormir? -preguntó.

- Me lees? -le pedí.

- Obvio, amor -respondió y tomó el libro que tenía en la mesa de luz.

- Mañana voy a llamar al set para decirles que vuelvo el lunes -dije sonriendo.

- Me alegro, amor, en serio, es lo que necesitabas. A parte, yo voy a llegar antes a veces y puedo ir a buscarla cuando vos no puedas.

Sin decir nada, me acomodé a su lado y ella comenzó a leerme. Pocos minutos después, me dormí escuchando su vos que me tranquilizaba al instante.

ELIZABETH OLSENWhere stories live. Discover now