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LILA

- Bueno... -comenzó Lizzie sentándose otra vez en la cama conmigo en sus piernas de frente a ella.

- Ahora sí tengo que irme de la casa? -pregunté por largarme a llorar otra vez.

- Qué? No... cómo vas a pensar eso? Li...

- Es que me trataste muy mal... y nunca me habías mirado tan enojada...

- De eso quería hablarte, amor... Perdoname por haberte tratado así... Es que me asusté... El embarazo de Megan no es fácil, se complicó en algunas ocasiones al principio y ya venimos ambas estresadas por eso... Perdón si te asusté, realmente intento ser un lugar seguro para ustedes y no siempre puedo...

Noté que ahora era ella la que estaba por ponerse a llorar.

- Vos sos mi lugar seguro, mamá -dije posando mis dos manos sobre sus mejillas-. Me asusté porque estoy acostumbrada a que me trates bien... como...

- Como una princesa? -completó con una sonrisa.

- Exacto... Como una princesa, siempre me trataste así, salvo los momentos de enojo... Pero para eso está mamá, para calmarte... a mi también me calma a veces...

- Lo sé... Pero no está bien que te haya tratado así, que seas lo suficientemente madura para entederme no quiere decir que lo que hice no te afectara... Perdoname, no quise apretarte de más el brazo... -tomó mi brazo con una mano para analizarlo-. Te duele todavía?

- No... no me dolía tanto, era el miedo nada más.

- Cómo voy a hacer que mis hijas me tengan miedo... -dijo más para sí misma-. Perdón... en serio.

Yo la abracé para que supiera que no solo la perdonaba, sino que la seguía queriendo igual.

- Vamos a dormir, dale? -dijo cuando me alejé.

Asentí, ella se levantó conmigo, me dejó en el suelo y tomó mi mano.

Ya en la cama nos esperaba mamá que estaba en el celular. Nos sonrió mientras entrábamos, yo me acosté a su lado y Lizzie a mi lado dejándome entre las dos, Meg tomó de la nada mi mano y la posicionó sobre su panza.

- Sentí -dijo.

De la nada, sentí algo que se movió adentro.

Mire a mamá con los ojos bien abiertos.

- Pateó -dijo ella.

- Puedo? -preguntó Lizzie acercando su mano.

- No, dejala a la nena -respondió burlándose Meg.

Mamá hizo puchero, entonces Meg asintió y acercó la mano de Lizzie a su panza.

- Es increible... ya el segundo embarazo y no puedo creer que pueda crecer un ser humano dentro de alguien... -comentó.

Nos quedamos unos segundo más sintiendo cómo se movía dentro de Meg, hasta que ella me dio un beso en la frente y Lizzie, sin decir nada más, me abrazó. Yo apoyé mi cabeza en el hueco entre su cuello y hombro, sentí que Meg me acariciaba la espalda por debajo de la remera.

MEGAN

Al despertar, vi a mi hija y mi novia abrazadas. Lizzie instintivamente tenia una mano sobre mi pecho, supuse que la quiso poner sobre mi panza, pero terminó tocándome una teta, aunque tratándose de ella, no sería increíble que no fuese un accidente.

Me levanté, y sólo bastó ese movimiento para que Lizzie se despertara.

- A dónde vas?

- A hacer el desayuno.

- Quedate con Li, yo bajo -dijo.

Dejó a Lila a mi lado. No sabía bien cómo hacer porque Lizzie sí era de dar amor físico y las abrazaba siempre. Pero yo con eso era más de las palabras, obvio que abrazaba a mis hijas y a mi novia, pero solía esperar a que ellas me abrazaran a mi para no ser invasiva.

Entonces le acaricié el pelo, luego el rostro con mimitos tiernos, como los que me hacía Lizzie cuando me sentía mal por el embarazo.

Sin abrir los ojos, Lila se pegó a mi. Yo seguí acariciándole la espalda. Me volví a quedar dormida, me di cuenta de eso cuando Lila se levantó y sentí los brazos vacíos.

- Amor, te hice el desayuno -susurró Lizzie acercándose a mi cuello. Me dio un beso que me erizó la piel, había estado tan preocupada por las nenas y el embarazo, que no había pensado en lo mucho que necesitaba que Lizzie me tocara así.

- Te pusiste nerviosa... -dijo ella al verme la piel erizada y cómo me puse roja.

- Hace cuánto que no lo hacemos? -pregunté tras ver a Lila saliendo del cuarto.

- Uff... demasiado... dos semanas? -rió y yo también, era raro pensar en que dos semanas era demasiado tiempo sin tener sexo, conociamos parejas que hacía meses que no lo hacían, y nosotras, antes de tener a nuestras hijas, no pasábamos más de tres días seguidos sin tener relaciones.

-Te acordás cuando nos mudamos juntas? -dije.

- No podíamos estar a solas dos horas que ya comenzábamos a desvestirnos...

- Tener hijos nos cansó... pero quiero volver a hacerlo... no sé si podremos tan seguido, pero ahora necesito que me toques...

- Ahora?

- Hoy, cuando encontremos el momento.

Asintió sonriendo y me acompañó hasta la cocina.

Allí nos esperaban nuestras hijas.

- Qué hacemos hoy? -preguntó Matías con una tostada a medio comer en la mano.

Lizzie me miró dudando, ninguna sabía qué haríamos realmente.

Nuestras hijas estaban en vacaciones, por lo que, por la siguiente semana y media estaríamos en casa todas juntas.

- Podemos ir a ver la casa... -dijo.

- Qué casa? -preguntó Emma tirándose sobre la mesa para agarrar los cereales.

Se los alcancé y le limpié la remera que se había manchado con yogur.

- Vamos a mudarnos otra vez? -preguntó Lila.

La pregunta no era con mala gana, pero parecía algo cansada, no sabía si de las mudanzas o de la situación que habíamos tenido el día anterior.

- Si... la idea es mudarnos antes de que llegue el bebé -dijo Lizzie.

Instintivamente llevé mi mano a mi panza.

- Podemos mudarnos hoy? -preguntó Eva.

- No... -comenzó Lizzie, pero luego me miró-. Aunque... 

- No tiene las camas... -dije.

- Podemos hacer un campamento, alguna vez fueron a uno? -preguntó mi novia mirando a Lila, Eva y Matías.

- No -respondieron.

- Bueno... listo, hoy campamento en la casa nueva, la menor manera de inaugurarla.

ELIZABETH OLSENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora