3 | Encerrada con el Grinch

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—Deja de mirarme. —se quejó.

Me mordí el labio inferior y solté una risotada. Fastidiar a Axen era mucho más fácil de lo que pensé. Se impacientaba con todo. El Señor Escalofriante estaba sufriendo por el simple hecho de compartir aire conmigo.

—Dime qué haces aquí y dejaré de mirarte. —le propuse sonriente.

Estaba tendida boca abajo con la cabeza apoyada en mis manos. Él hizo una mueca de molestia y fijó su mirada en la ventana.

—No.

—Bien, terco. Como quieras.

El quinto estornudo de la noche se escuchó. Axen soltó una maldición entre dientes y se rebujó más en la colcha rosada. Tenía la nariz roja por el frío y su labio inferior temblaba. La lluvia no paraba, caía con fuerza contra el cristal de la ventana.

—¿Ya me dices? —insistí, dejando caer mi cabeza en el colchón—. Son las 2am y no has dicho nada.

—Y no lo haré.

—¡Eres terco como una mula!

Me tendí boca arriba soltando un suspiro frustrado. Axen era como una caja de secretos demasiado escalofriante, y yo tenía toda la intención de estrellarla contra el piso. La taza con café caliente estaba entre sus frías manos.

—Ya sé. —Una idea se me cruzó por la cabeza. Me incorporé en la cama y crucé mis piernas, emocionada—. Intentaré adivinar y tú dirás sí o no.

—Si acepto, ¿te callarás?

Me lo pensé un momento. ¿Me callaré? No, probablemente no, pero el Señor Escalofriante no tenía que saberlo.

—Sí.

—Bien. —accedió de mala gana.

—Hoy es viernes, así que... —Me acordé que todos los fines de semana Adam hacía una fiesta en su casa—-. ¿Estabas en una fiesta?

—No.

—¿Planeabas ir a una fiesta? —reformulé mi pregunta.

Axen hizo una mueca.

—Sí.

¡Bien! Estaba por el camino correcto. Él notó que mi sonrisa estaba aún más grande y se limitó a soltar un gruñido.

—¿La policía te buscaba porque robaste algo?

—No.

—¡¿Por qué mataste a alguien?!

—¡No!

—Uff, menos mal. Ya estaba a punto de ir por la sartén. —bromeé. Él no dio señales de haber oído mi chiste. Dios, que chico tan difícil—. ¿Entonces por qué te buscaban?

—Es más simple que tus ideas malas, Disney.

Hice unos pucheros, pensativa.

—¿Tu mamá te reportó como desaparecido?

Axen ya parecía harto de mí. Me dio una mala mirada y suspiró.

—Le terminé a una chica.

Abrí los ojos de par en par.

¿Axen le terminó a una chica? Eso quiere decir que... ¡Carambolas! La única chica con la que estaba Axen —que yo supiera gracias a los reportes matutinos de Cassie— era Diana Kells Alias Piernas Largas y Cerebro Astuto, una castaña de buen cuerpo y la mejor en matemáticas de la clase. Para chicas como yo, Diana Kells era una astuta manipuladora que siempre conseguía lo que quería.

Una Conquista ImperfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora