13 | No eres nadie para él

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N/A: Ya saben, a darle mucho amor a este capítulo si quieren actualización mañana. Estará potente, palomitas a la mano.

—No puedo. No. Definitivamente no puedo.

—Hemos repetido esto un millón de veces, no me jodas.

—Tú puedes, Alana. Solo ve y baila con él.

Por fuera estaba toda divina y empoderada como una potra salvaje, ah pero por dentro era un manojo de nervios con cara de estreñimiento. El pulso me iba a mil, me sentía asfixiada y demasiado nerviosa para dar un paso adelante.

Oh dios. Debí traer mis medias de unicornio.

—¿Y si me tropiezo con estos tacones del mal?

—No pasarás del piso. —me animó Etel.

—¿Y si me rechaza y quedo en ridículo?

—Más ridículo que la última vez no hay.

—¿Y si cae un meteorito y nos mata a todos? —insistí desesperada.

—Uf. Entonces que se apure porque ya no te soporto.

Fruncí el ceño. No era la mejor dando ánimos.

Mi mirada recorrió a todos los chicos de la fiesta sin interés y se detuvo en uno. En mi razón de estar aquí usando vestido y tacones. Dios mío bendito, ¿quién fue tan cruel para crear semejante obra de arte?

Adam estaba charlando animadamente en uno de los sofás, riendo con un vaso rojo en la mano y su atractivo cabello rubio mojado. Su sonrisa, madre mía, era perfecta. Tenía la atención de todas las chicas en la sala, pero él estaba demasiado concentrado en contar sus anécdotas.

Hasta que su voz perdió fuerza.

—Oh por dios. —murmuré.

Como si hubiera sentido mi mirada de loca enamorada, sus ojos verdes cayeron en mí.

¡Chispas y más chispas! No, no, no. ¿Dónde me escondo? Pulsar botón para convertirme en topo. No, mejor en célula, sí. Esto se siente como en la Cenicienta cuando el príncipe repara en ella, pero a diferencia de un hada madrina, yo solo tenía a una sarcástica y una rubia fiestera que no dejaba de codearme con fuerza.

Olvídenlo. No como la Cenicienta, más bien como Alvin y las ardillas.

Su mirada coqueta me examinó de pies a cabeza.

Borrar existencia. Borrar existencia. Borrar existencia.

Etel me susurró desde atrás que me mordiera el labio porque en los libros dicen que eso le parece sexy a los chicos, pero cuando lo hice tratando de ser lo más sensual posible, Adam se echó a reír.

—Etel. —susurré entre dientes—. Si eso es una técnica para conquistar, creo que lo estoy espantando.

—Es que leo en Wattpad. —susurró en respuesta.

Santa madre de todas las humillaciones públicas. Si le guiño un ojo con coquetería, ¿pensará que tengo un tic y estoy media falladita?

No puede ser que mis habilidades inexistentes de conquista estén tan arruinadas.

Adam se puso de pie y esa fue mi batiseñal.

Di media vuelta y corrí lejos de ahí. Escuché los insultos de Etel, pero salvar mi pellejo era más importante. Me escabullí por la cocina como un ratón profesional hasta que terminé escondida en los pasadizos.

Tonta. Tonta, tonta, tonta. ¿Qué has hecho? Él estaba viniendo hacia ti y tú lo has dejado plantado peor que un poste. No puede ser.

Apoyé mi frente en la pared aprovechando que todo estaba a oscuras y me puse a refunfuñar.

Una Conquista ImperfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora