26 | La tentación de un sueño erótico

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N/A: Buenas buenas, pasen a dejar su asistencia, no sean maleducados. Tomen asiento, disfruten y que la fiesta comience.

—¡Socorro! ¡Ayuda!

He sido secuestrada.

No, no por unos ovnis. Más bien por dos locas que fácilmente podrían hacer una película de terror en la que me matan del susto.

Entraron a mi cuarto con tijeras y amenazaron con cortarme todas mis medias si no iba con ellas. Cuando Jack entró asustado con tazón en mano al escuchar el alboroto, pensando que me había muerto, se encontró con una escena traumatizante: Yo aferrándome a los bordes de la cama mientras Cassie y Etel me jalaban de un pie cada una.

Por supuesto, Jack se les unió y les dio también al Señor Sapo para que lo desaparecieran de su vista.

Y aquí terminé, siendo arrastrada hacia el interior de una fiesta.

—¡Suéltenme o les daré una patada voladora!

Etel sonrió burlona y me soltó en la cocina.

—No puedes ni subir las escaleras sin morirte.

—Soy una ninja encubierta, no me subestimes.

—Tirar sartenazos a las personas no te hace ninja.

Me sacudí el vestido floreado, refunfuñando. Sí, el mismo que me puse cuando pasó lo de Axen. Etel insistió en que hoy íbamos a comprobar si Axen en realidad sentía algo por mí.

«Los celos pueden volver loco a los hombres». A mí me sonó a problemas, muchos problemas.

Cassie se plantó frente a mí con su inspección de modelo y me acomodó el cabello rubio en mis hombros desnudos.

—Luces como un ratón asustadizo.

Etel se puso a su lado.

—¿En serio? A mí me parece una lombriz.

—Yo siento que luzco como un payaso —protesté.

—Es solo un poco de rubor, Alana.

—Era eso o las cachetadas.

—Ahora me siento como un payaso usado.

Etel puso los ojos en blanco y me tendió un vaso rojo.

—¡Ew! ¿Qué es esto? ¿Pichi?

—Oh, sí. Se llama «Cómo sobrevivir a la noche y no salir huyendo en el intento» —espetó con sarcasmo.

—Tiene un nombre muy raro.

A Etel se le achicó un ojo.

—Pero no, no, no. No voy a tomar en una fiesta solo para encajar.

Mi mirada se desvió al chico que acababa de entrar.

Axen miró a todos sin interés y se puso a caminar por la sala. Dios mío, no hemos hablado desde la cafetería. Sabía que él iba a estar aquí, pero mis nervios incrementaron con solo ver su cabello oscuro desordenado entre la multitud.

Le di la espalda con el corazón acelerado y me lo bebí todo de un sorbo.

—Si no quiero morir hoy, necesito más.

Etel frunció el ceño.

—Si quieres morir del ridículo, sí necesitas más.

—Si no quieres que huya, necesito más —insistí, firme.

—Si quieres huir con Axen, sí necesitas más —replicó burlona.

—¡Etel! ¿Eres #TeamAxen o #TeamAlana?

Una Conquista ImperfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora