CAPITULO 3 UNA PESADILLA

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Armando estuvo dándole vueltas a la idea de Mario Calderón. Al principio le pareció una estupidez, una locura, pero después de pensarlo un buen rato, no le pareció tan mala idea. ¿Total qué iba a perder? ¿Un año de su vida?

Pero no le podía hacer eso a Betty, ella había sido su amiga, su persona de confianza. Claro que también lo había traicionado, se lo merecía por mentirosa y traidora. En esos pensamientos andaba hasta que llego a casa de sus padres a cenar y romper el compromiso con Marcela.

Fue una cena agradable, Marcela intentaba restar importancia a lo que habían visto sus suegros esa mañana en presidencia. Después de cenar fueron a la sala de estar y hablaron de lo acontecido esa mañana, como Marcela no daba su brazo a torcer, entonces Roberto le enseño los vídeos de ella y Armando en su oficina. El compromiso quedo cancelado ante tales evidencias. Marcela se fue enfadada y furiosa de casa de sus suegros, pensando que la habían traicionado. Ellos siempre habían estado de su lado, claro que no contaba con que ellos tuvieran pruebas de sus discusiones, así como su acosadera telefónica a Armando. Pero eso no lo iba a dejar así, mañana en la junta solicitaría la venta de sus acciones, si a ella no la querían como nuera, la empresa se podía ir al infierno, ella no iba a tolerar ver a Armando rehacer su vida con otra mujer. Si no era para ella, no sería para nadie más. De eso ya se aseguraría ella, de que sucediera así y no de otra forma.

Al día siguiente, Betty llego como todos los días a su oficina, pero siendo ella misma, sin capul, brackets, gafas, etc. Su traje de mini falda y chaqueta azul le paraba muy bien, se ajustaba a su silueta.

Armando no había pasado muy buena noche, pensando en todo lo que estaba a punto de suceder. Al llegar a la oficina llamo a Betty. Al verla no la reconoció, se quedo con la boca abierta y mirándola de arriba a bajo.

B: Buenos días Don Armando.

A: Buenos días Betty. Betty tenemos que hablar. - Aún no podía creer que la mujer que tenia delante de él era Betty.-

B: ¿Doctor tiene algún problema con el plan de estrategias para salvar a Ecomoda?

A: No Betty, lo que quiero saber es porque me traicionó. ¿Por qué no me dijo que hablaría con mis papas? Sabiendo además la relación que mantenía con ellos.

B: Pero ahora todo cambió, sus papas lo apoyan y no tiene que casarse. Usted tiene su ansiada libertad.

A: Pero no tengo mi empresa. Usted me engaño. ¿Lo hizo para quedarse con la empresa? Pero que idiota que soy, claro que lo hizo con esa intención. Se gano mi confianza con esa cara de niña buena e inocente y después me dio la puñalada. ¿Esta contenta? A partir de ahora sera rica y podrá hacer cualquier sueño realidad.

Betty enfadada: ¿Me esta llamando ladrona? Yo no fui quien le aconsejo mal, usted no siguió mis consejos y por eso ha perdido su empresa, ahora no me culpe de ello y si me preste para hacer el embargo es por hacerle un favor, mi amistad nunca fue falsa ni por interés. Sabe, si quiere no realizo el embargo, quédese con su empresa y hundase con ella, que los acreedores, proveedores, bancos y demás se queden con ella. Yo no gano nada con todo esto.

De todas formas no pensaba quedarme aquí, mientras tuviera la empresa embargada. Espere un momento. - Betty entra en el hueco y sale con una carta en las manos, se la da.- Léala.

Armando enfadado: Y ENCIMA ME RENUNCIA.

B: Por supuesto, mi faena aquí ya ha acabado, como ya le dijeron ayer sus papas, mi amigo Nicolás Mora ocupara mi puesto y llevara mis estrategias a buen fin, para que usted recupere su empresa. Son dos estrategias que no pueden fallar. Las franquicias les darán abundantes beneficios y crear una línea para mujeres comunes moverá mucho volumen que es lo que la empresa necesita. Yo no voy a estar aquí, no quiero incomodarlo y recordarle que la empresa ahora es mía.

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