"La vida es una dimensión oscura que nunca tiene inicio y por tal, jamás tiene final. -Todo es incierto, penumbroso, delirante y hasta cierto punto, maquiavélico-. Nadie, olvide aquello, porque entonces, Blessed Diums. No lo olvidará ni ahora, ni nu...
Aviso: Este capítulo se parece en algunas partes al prólogo, aun así, no lo es...
Nota:Este capítulo contiene escenas +21.
Recuerden separar sus partes favoritas y subirlas a Instagram y mencionarme en las historias. (Luz_Kaa) también vayan a twitter y suban sus frases usando el hashtag #Oscurainvocación, les estaré dando RT 😈
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
«En medio de aquella oscuridad se creó un caos, que no solo atrajo sombras, sino que también al final del tiempo, se convirtió en muerte y después de ahí... No hubo marcha atrás.»
El collar no funcionó.
No importó cuantas veces dije nombres al azar y sin pausa, aquel simplemente siguió calentándose y no rompió lo que supuestamente debía romper.
Toda una mierda.
Después de una hora dejé de intentarlo y simplemente me dediqué a pensar otra manera en la cual iba a actuar, yo necesitaba saber toda la verdad desde mi punto de vista y al parecer, eso era imposible en ese momento, ya que el estúpido hechizo continuaba en mi cabeza.
Mientras trataba de curar mis propias heridas con mi poder y notaba de manera sorprendida como la herida en mí pierda iba cediendo y desapareciendo, llegué a la conclusión de que si yo no podía romper el hechizo por mi misma, debía buscar a alguien que me ayudara y ese alguien claramente era Natthiel.
Él era quien había puesto ahí la amnesia, estaba segura de que era el único que podría ayudarme, además... Según todos los recuerdos que había visto con anterioridad y dejándome guiar por lo que sentía cada vez que pensaba en el ángel, yo comenzaba a ser consciente de que quizá él era el único ser del cual podía confiar.
Eso creía, eso esperaba.
Pero entonces, la cuestión era... ¿Dónde estaba él? ¿Se encontraba vivo todavía? ¿Lo estaba? ¿Me recordaría con precisión? ¿Dónde podría comenzar a buscarlo? ¿Cómo lo haría?
Hacerme muchas preguntas siempre me había ayudado a entender mejor el contexto de todo lo que me rodeaba, si actuaba así, era seguro que poco a poco iría resolviendo aquellas incógnitas y alguna solución vendría a mí.
