cuatro.

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Entre lo más profundo de tu ser, tienes el ánimo por los cielos y deseas disfrutarlo. Salí de mi casa cubierto a más no poder, como un burrito, con varios suéteres, dos gorros y la misma cantidad de guantes térmicos. Mis pies no estaban tan cubiertos y maldecí internamente.

Hoy era un día en el que a pesar de que el frío se mete por eso, ahora sentia que se congelaban poco a poco.

Al llegar al instituto creí que yo sería él único ridículo con un montón de ropa encima, pero me había equivocado; todos venían igual o peor que yo, supongo que unos soportan el frío más que otros.

Sonreí comenzando con mi búsqueda, el peli rubio no se encontraba en el área, porque sí, se había teñido de un rubio y le quedaba monísimo si me permiten contarles.

Después de un rato buscando supuse que estaría en la parte de arriba del edificio, así que me apresuré a legar a mi clase, en otro momento lo vería.

Tomé asiento en el último lugar disponible, a lado de
un simpático chico Ilamado Chan, y digo simpático porque actualmente era el único que no me había mirado con repulsión. Además tenía unas orejas muy adorables.

—Muy bien, hoy trabajarán por equipo en una
investigación. Tomen a su compañero de asiento y
vayan a la biblioteca a buscar estos temas, deben elegir el que más les guste, es bastante extenso así que no debe ser menos de dos cuartillas. —El profesor de historia se encontraba señalando la pizarra y aclarando nuestras dudas, si bien no era mi materia favorita, la toleraba más que matemáticas.

Suponía que mi compañero no iba a hacer el trabajo
conmigo ya que no me dijo nada más. Tomé mis cosas suspiré antes de levantarme y dirigirme a la biblioteca, y salí del salón a paso lento, mientras más pierda mi tiempo mejor.

Empujé la puerta de cristal que dividía el pasillo de la
biblioteca y me sorprendí al ver a muchas personas
alrededor de algo, o alguien; se veían asustados y
nerviosos. No era normal. Tampoco era normal el
ruido en una biblioteca, ni este tipo de situaciones,
así que curiosa me acerque a aquella parte de la
biblioteca, levanté mi cuerpo con la punta de mis pies y abrí mis ojos lo más que pude al darme cuenta de que era mi amigo el que se encontraba desmayado y con (probablemente) la nariz rota, estaba sangrando muchísimo. Empujé con todas las fuerzas que tuve a los compañeros que estorbaban, no hacían ni una mierda, sólo cuchicheaban y se hacían los graciosos.

—¿Hyunjin? ¡Hyunjin!—Tomé su rostro entre
mis manos y sin moverlo demasiado tomé su
pulso, acercando mi cuerpo más de lo usual al de
él. Murmullos se escuchaban por todos lados, al
parecer habían dejado de gritar y estaban atentos a
la escena. —iAlguien Ilame a algún enfermero! iPor
favor, está sangrando!—Sentí un cuerpo detrás del mío, empujándome levemente para tomar el brazo del pálido, levantándolo y llevándolo en su hombro sin cargarlo completamente, tomé el brazo sobrante para que pudiera llegar a la enfermería.

Llegamos a la enfermería después de unos minutos cruzando la mitad del instituto, después de recibir instrucciones por parte de la encargada lo dejamos en una camilla y salimos dejándolo solo con la enfermera.

—Gracias por ayudarme. —El contrario se encogió de hombros y me dió una diminuta sonrisa, casi indivisible. Sonreí mostrando todos mis dientes, exagerando un poco y haciendo corazones con mis dedos.

—Somos compañeros de trabajo, tenía que ayudarte o tendría cero en el proyecto. —Reí con aire en las mejillas, no tenía nada que ver, de hecho creo que nos iría peor por no quedarnos a hacer el trabajo. Ayudar a un estudiante cualquiera lo podría hacer.

—Chan, ¿por qué eres el único que no me mira mal en el salón?

Estaba curioso, y este era el momento perfecto para preguntar. Claro, quizás se molestaba y yo estaba aprovechándome de su amabilidad.

Se encogió de hombros y miró hacia el techo, metiendo ambas manos en los bolsillos de su pantalón.

—Yo no pienso como ellos, yo tengo mi propio criterio. — Esta vez sí me miró— Yo creo que eres bonito y te preocupas por los demás, mientras que ellos creen que eres un perro sin corazón y te preocupas sólo por dinero. Al principio pensé que estaría bien acoplarme a los ideales de alguien más, pero te observé por mucho tiempo; eres muy amable y cariñoso, lamentablemente nadie logra tener tu corazón tan fácil y eso les molesta.

Mi rostro se encontraba rojo completamente, estaba
seguro, me ardían hasta las orejas, nunca nadie antes se había expresado así de mi. Acomodé mi cabello nerviosamente y antes de que pudiera agradecerle él siguió hablando. —Además de que fui amigo de Hyunjin hace un tiempo, él siempre me hablaba de ti y de lo mucho que te preocupabas y veías por su bien.

Ahora todo tiene más sentido, aunque no creía que Hyunjin hubiera hablado maravillas de mi persona.

—Ya veo, eres muy lindo por pensar todo eso de mi, las personas como tú valen mucho la pena, no se dejan guiar por los demás y deciden investigar a fondo la situación para sacar sus propias conclusiones. Eres admirable, Sherlock., —Su rostro cambió a uno divertido y sin dejar de mirarme alzó una de sus cejas, retándome con sus expresiones.

—¿Sherlock Holmes?—Asentí riendo y él negó
siguiéndome el juego, iba a decir algo cuando la puerta de la enfermería se abrió bruscamente. Un Hyunjin vendado y con con curitas salió del salón, mirándonos fijamente; se veía como un bad boy.

Extrañamente el chico comenzaba a dejar de gustarme, sus gestos ya no me parecían tiernos, tampoco me causaba una aceleración en el pulso.

No había pasado mucho tiempo desde que le confesé mi amor, un mes y pocos días quizás, pero algo había cambiado, ya no me sentía como antes.
Pensaba que probablemente sólo necesitaba que me rechazara para estar en paz conmigo mismo y aceptar la situación, que él no me vería como algo más que un amigo.

—Lamento interrumpir su escena romántica, pero debemos irnos, es tarde.

Después de eso pasó de largo con nosotros siguiendo sus pasos, el ambiente era pesado y Chan y yo nos habíamos quedado en silencio. Estaba ansiosa, segura de que surgiría una amistad entre los dos.

Después de recoger nuestras cosas, mi nuevo amigo y yo salimos del instituto, hablando de lo mucho que a ambos nos gustaba el pay de limón. Hyunjin se había ido por otro camino antes de que llegáramos a nuestro salón, no quise preguntarle nada, se veía de mal humor, y el paliducho de mal humor era una bestia.

—¿Te parece que salgamos algún día? Podemos ir a algún café o al parque, para conocernos mejor. La escuela se me hace muy inútil para todo eso. —Me encogí de hombros asintiendo y sonriéndole de una manera agradable en modo de respuesta. —Mañana entonces, saliendo de clases. —Se despidió de mi con su mano y yo respondí. Era un chico demasiado agradable.

Cuando lo perdí de vista salí esperando a MinHo por quinta vez en la semana, comenzaba a hacerse costumbre y me agradaba la idea de tenerlo cerca de mi.

Quizás, sólo quizás, si él no estuviera enamorado de Sungie me gustaría darme una oportunidad más en el amor.

Mi celular vibró y lo saqué de inmediato, pensando que podría ser mi madre.

I don't like your face © Hyunin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora