Capítulo 13

3 0 0
                                    

Dos semanas después, logré mejorar un poco aunque no lo suficiente, pero al menos es un avance, me esforcé todo lo que podía y todos creían que de verdad era porque quería ganar la batalla, en parte era cierto pero la verdad es que quería enfocarme en entrenar para no pensar en nada más.

De verdad creo en la Reina Blanca y en Sindy, pero algo sobre ella no me deja en paz y no sé bien que es. Pero una gran parte de mi tiene miedo de averiguarlo, como una pregunta cuya respuesta quieres saber pero al mismo tiempo no, porque sabes que no te va a gustar escucharla, por lo tanto prefieres quedarte con las dudas. En estos momentos mi temor es más grande que mi curiosidad así que decidí dejar las cosas como estaban y concentrarme en entrenar para la batalla, después de hacer eso podré pensar en otras cosas. Sé que es egoísta, pero hay pequeños momentos en los que espero que esta guerra nunca acabe, de esta forma podré seguir postergando enfrentarme a esa respuesta que tanto temo escuchar.

Cuando tenía que entrenar, la Reina Blanca me llevaba y me traía en su carruaje, me sentía como una niña que iba a su clase de karate acompañada de su madre. Luego recordé que en la escuela a la que iba de pequeña tenía un taller de karate y varios compañeros practicaban allí. No es un recuerdo importante, pero supongo que así funciona nuestra mente, entregándonos recuerdos aleatorios.

Al terminar el entrenamiento me di cuenta de que estaba cansada, pero no tanto como las primeras veces, supongo que mi cuerpo se está acostumbrando. Cuando regresamos al castillo, me dirigí a mi habitación a buscar mi ropa de cambio y tomé una ducha.

Al volver a mi habitación más recuerdos sobre mi vida me volvieron a la mente. Recordé la vez que mamá me enseñó a andar en bicicleta. Luego, ese primer Halloween sin Marta, mis padres se disfrazaron de mis personajes favoritos de "Toy story" para animarme. Papá era Woody y mamá era Jessie, fuimos junto con mi hermano a pedir dulces. Son buenos recuerdos, que hicieron que me deprimiera un poco al recordar que esos momentos no volverán jamás.

De pronto un pensamiento se cruzó por mi mente, fue sólo por un instante, pero no suena una mala idea: " Podría vivir aquí para siempre".

En el bosqueWhere stories live. Discover now