Capítulo 18

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 Lagrimas cayeron por mis mejillas, no podía controlarlas. Honestamente no sé que me dolió más, el hecho de que mi mejor amiga este muerta o el hecho de que la esperanza de que estuviera viva se haya esfumado. Cuando ella desapareció ambas éramos niñas y mi yo de siete años tenía la esperanza de que volvería pronto, con el tiempo dejé de ser una niña y comencé a perder la esperanza, una parte de mi quería creer que seguía viva en algún lugar, que a lo mejor la habían secuestrado y estaba intentando escapar. A veces los pensamientos de que estuviera muerta cruzaban por mi mente, pero intentaba evitar pensar en eso a toda costa. Todo lo que me quedaba era la esperanza de que algún día sonaría mi celular y recibiría una llamada de los padres de Marta diciendo que ya volvió a casa o que encendería la televisión y aparecería en las noticias que la habían encontrado viva. Ahora no me queda nada.

- ¿ Co...cómo pasó?- pregunté con una voz casi inaudible

- No lo sé, cuando llegó aquí sin ti lo sospeche y luego de un tiempo mis sospechas se confirmaron, pero ella no lo sabe es como si no lo recordara- su voz sonó triste y compasiva

-Entonces si ella está muerta, significa que yo...-

La reina blanca me interrumpió

- No, por supuesto que no, tu estás viva-

Una parte de mi se alivió al escuchar eso

- En serio lo lamento mucho Martina- 

- Esta bien, no es su culpa, no le mentiré, esa era la última respuesta que hubiera querido escuchar, pero supongo que es mejor saberlo antes que vivir con falsas esperanzas-

Subí a mi habitación y me quedé ahí por un rato, no sabía muy bien que hacer al respecto, ahora que sabía la verdad no me quedaba nada en el mundo real, tal vez no sea tan loco quedarse aquí para siempre, de todas formas, mi mejor amiga está muerta, mis padres también, mi hermano está afuera en algún lugar viviendo su vida y desde que se fue ni siquiera se ha molestado en llamarme para saber como estoy o algo parecido y a mis tíos no les importo mucho, por decir nada de nada, si no fuera por el dinero que dejó mi padre antes de morir mis tíos ni siquiera nos hubieran aceptado a mi hermano y a mi. Ambos compartíamos una habitación, algo que era incómodo para los dos pero no era tan malo como tener que soportar a mis tíos, era evidente que no nos querían, si queríamos comer debíamos trabajar primero limpiando toda la casa, para que al final nos dieran las sobras de lo que quedó del almuerzo que ellos se habían preparado, así fue como en menos de un mes mi hermano no soporto esta situación, consiguió un trabajo y tiempo después yo hice lo mismo, pero luego de una pelea con mi tío, él  solo empacó sus cosas, me dejó algo de dinero y se fue. No lo veo desde entonces, así que vivir aquí no suena tan mal, no tendría que estar afuera hasta tarde para evitar toparme con ellos en la entrada, no tendría que pasar todo el verano afuera buscando diferentes tipos de trabajo para no estar en esa casa. 

 Podría quedarme aquí con Sindy para siempre.

En el bosqueWhere stories live. Discover now