CAPÍTULO 15

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Serkan:

- ¡Anne!- entré en la casas como un loco, gritando su nombre mientras la mano de Eda se sujetaba firmemente a la mía, dejándose arrastrar por mí- ¡Anne! ¿Dónde estás?- volví a gritar-

Una de las luces del pasillo se encendió, y un adormilado Seyfi apareció ante mí sin comprender nada de lo que estaba sucediendo. Di un último tirón de la mano de Eda y caminé en su dirección, realmente nervioso desde que había recibido aquella estúpida llamada.

- ¡Seyfi!- solté la mano de Eda para sujetarlo por ambos hombros y poder mirarlo a los ojos, mostrando todo mi miedo- ¿Dónde está mi madre? ¿Ha ocurrido algo extraño desde que me fui?
- Cálmese, Serkan Bey- parecía asustado por mi comportamiento, no comprendiendo- Debe estar en su habitación, se fue a dormir antes que yo.
- Voy a ver, cuida de Eda- señalé a Eda y la vi asentir mientras yo desaparecía escaleras arriba-

No me quedaban muchas personas en la vida, tampoco es que pensase que necesitase muchas más de las que ya estaban, pero si llegase a pasarle algo a mi madre jamás volvería a ser la misma persona.

La simple idea de que ese desquiciado pudiese haberle hecho algo me daba escalofríos y ganas de gritar, así que aceleré el paso en dirección a la habitación. Cuando llegué allí abrí la puerta de golpe, sobresaltando a la persona que había en el interior, mi madre.

- ¿Serkan?- levantó del todo su antifaz, colocando la mano en su pecho- ¿Se puede saber que haces? Casi me matas del susto.

No respondí, no hice nada. Suspiré, y en tres grandes zancadas estaba sentado en su cama con la cara enterrada en su cuello, dejando que toda la preocupación que me había embriagado se mostrase en modo de lágrimas. Comencé a llorar con desespero, sintiendo como sus manos acariciaban mi cabello como cuando era un crío, intentando calmarme.
Me aferré con más fuerza a ella, a la idea de que estaba bien, que seguía viva, que no le había hecho daño.

- Lo siento mucho, anne, lo siento mucho- la había puesto en riesgo al ir a visitarla, había hecho que su vista estuviese en peligro-
- ¿Qué pasa, Serkan? Me estás asustando- tomó mi rostro entre sus manos y me miró con toda la ternura del mundo, secando mis lágrimas con suavidad- Cuéntamelo.

Y así le hablé.

Le conté como aquel hombre parecía haberme seguido y averiguado que ella existía. Le hablé de la llamada donde daba a entender que algo horrible le había sucedido. Le conversé sobre el miedo que había sentido ante la idea de perderla a ella también. Y lloró conmigo, por mi tristeza, por mi dolor.

- No ha pasado nada, estoy bien, no tienes nada por lo que preocuparte- susurró, limpiando sus propias lágrimas-
- Lo sé, aún así voy a hacer que pongan vigilancia en la casa- abrió la boca para hablar- No tienes nada que decir al respecto, vas a estar vigilada durante todo el día, no podría estar tranquilo de otra manera.
- Si es lo que quieres… mientras ese hombre siga en la calle, aceptaré que me tengan vigilada en mi propia casa- me sonrió- Al menos espero que esos amigos tuyos sean guapos- me reí, sorbiendo la nariz ante la llorera-
- No puedo prometerte eso, aún eres demasiado atractiva y si te mirasen más de lo normal tendría que matarlos- volvimos a reír, poniéndonos en pie-
- Entonces… ¿mi nuera está en el salón?- la forma en la que dijo “nuera” me sorprendió y me agradó a partes iguales-
- Seyfi se ha quedado con ella mientras yo comprobaba que estuvieses bien- aunque no hubiese respondido, había dado a entender que sí que podía llegar a ser algo para mi madre ahora mismo- Lo mejor será que bajemos y los tranquilice, he de reconocer que me he comportado de una forma bastante… impropia en mí.

La mirada de mi madre es dulce y tranquilizadora, la primera porque quiere dejar claro que está bien y no tengo nada por lo que preocuparme, la segunda porque no quiere que me ponga nervioso ante la idea de que conozca a Eda.

GOLDEN THINGWhere stories live. Discover now