VI. Hipofrenia

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Sentimiento de tristeza sin causa aparente.

¿Podía a alguien la vida sonreírle de tal manera cómo me estaba sonriendo ahora? Estoy seguro de que no, hasta hace tan solo unas dos semanas había sucumbido a la idea de estar cerca de Jungkook, porque el golpe emocional para mi lobo fue más de lo que yo podía dilucidar y a ambos nos había costado recuperarnos de ello, pensé en que si él había ignorado a su lobo desde que decidió dejarse marcar, yo también podía.

Sin embargo me quedé en la casa de Seokjin, lejos de Yoongi desde esa tarde, porque mi lobo estaba tan herido que continuamente me pedía acercarme a él en busca de sosiego y era tan doloroso, fue tan abrumante ver su sonrisa y cómo respondía a mi voz y a mi tacto, que me estaba deshaciendo en pedazos, no podía soportarlo. Sin embargo, no era capaz de acabar las cosas, porque sé, tengo claro que si existe un omega con el cual debía estar es Yoongi, pero mi lobo necesita tiempo para asimilarlo y yo también, tiempo para sacarnos del sistema a Jungkook, a su sonrisa, a su olor y a su voz.

Quise ser sincero, contrario a eso le di una excusa poco elaborada para salir corriendo de ese lugar. Le dije que sentía que mi celo estaba cercano, producto de las feromonas excedentes que liberó durante el suyo y que aún flotaban en nuestro hogar, él lo comprendió, me despidió con un tierno “te extrañaré” y añadió el hecho de que Seokjin había regresado al país después de años y que aún no paso tiempo de calidad con él como mi hermano, le di la razón y ahora estoy acá. Dios, me odio tanto.

Y puedo jurar que iba por buen camino, con los días pude plantearme un futuro con él como mi omega, así fue hasta hace unas cuantas horas, hasta que Jungkook decidió escribir. Él se acordaba de mí, no había sido solo una casualidad, así fue hasta que me explicó las razones por las que me escribió y aunque mi orgullo como alfa se vio afectado ligeramente al entender que el hecho de que Jungkook me pidiera pasar tiempo con él fuera gracias a su alfa, no importaba.

Di vueltas en mi cama por al menos media hora, tratando de entender qué era lo que debía hacer ¿Debía ir a ver a Jungkook cuando Yoongi me estaba esperando en casa? ¿Debía ir terminarle a Yoongi incluso sabiendo que el estar con Jungkook podría ser en vano? ¿Debería consultarlo con Seokjin?. Retiré con brusquedad las mantas de mi cuerpo desesperado por tener un poco de claridad mental y caminé rumbo a la sala de estar donde podía ver el resplandor de la chimenea esclarecer el espacio, Seokjin tiene Jet-lag.

Caminé despacio notando cómo me siguió con su mirada cuando tomé asiento frente a él, me extendió una copa de vino que no dudé en tomar, la verdad es que la necesito.

— Te hacía dormido.

— Ojalá pudiera estarlo.

Seokjin levantó una ceja extrañado, hizo el amago de levantarse de su asiento y venir al sofá en el que yo estaba, pero contrario a eso arrugó su nariz y respiró profundo tratando de asimilar algo — Eso es porque extrañas a tu omega, apestas a él, malvavisco... huele a malvavisco, con un poco de menta dulce y tranquila, es un olor casi perfecto ¿No te parece? — Agaché la cabeza mientras agitaba el vino en la copa sin ánimo alguno— deberías ir con él, su olor me está enloqueciendo más que tu presencia acá. Vayamos mañana a tu casa y así por fin puedo conocerlo.

Apreté mis labios algo incómodo con su comentario, ya se que Yoongi huele delicioso, incluso mi lobo disfruta de su olor, lo tengo claro… Aunque yo jamás he percibido el olor a menta proviniendo de él. Sin embargo lo que más resonó en mi cabeza fue oírle decir “extrañas a tu omega”. Yoongi no es mi omega, o sea, lo es, pero no está marcado, es decir, mierda… se entiende el punto y bueno puede que sí extrañe a un omega, pero ese omega no es Yoongi.

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