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Después de la maravillosa velada junto a Jack, me lleva a casa en su coche (me estoy enamorando de alguien coche, gano en la vida).

Mis celos por parte de Alexa desvanecen ya que el pelinegro ha estado muy tierno esta noche, pero tengo la necesidad de preguntar.

- Oye Jack – pregunto mirando hacia otro lado

-   ¿sí? – contesta él con una mano en el volante y otra por la ventanilla, se ve tan sexy.

- ¿Quién es Alexa? – bum, suelto la bomba

- Mi hermana pequeña, ¿por? – contesta él, sin darle ni una pizca de importancia.

- Me la podrías presentar algún día – digo intentando disimular.

- Hannah, ¿pensabas que era mi novia? – dice sonriendo, con unos maravillosos hoyuelos, dios este chico es prácticamente un dios griego.

- ¿Que? Nah, que va – contesto sonrojándome, la he cagado.

- Como digas – carcajea el chico.

- Tienes unos bonitos hoyuelos – susurro

- Solo salen cuando estoy contigo – me susurra al oído, haciendo que mis hormonas salgan disparadas. Este chico sabe cómo volverme loca.

Y sin pensarlo dos veces, lo tomo de la nuca y lo acerco hasta mis labios, que se funden en un gran beso apasionado en el asiento de atrás de su coche. Me separo de él para decirle lo mucho que lo quiero y todas esas típicas cursiladas que se dicen cuando estas enamorado.

- Te quiero más, preciosa

Y seguidamente me bajo del coche, ya que habíamos llegado hace un rato.

Son las 2.00 a.m. y parece no haber nadie en casa, por lo que subo directamente a mi cuarto a mirar la Luna.

Era Luna menguante, una Luna que me encantaba, cuando era mas pequeña pensaba que no estaba entera porque le habían roto el corazón y cuando había Luna Llena era porque había encontrado a su media naranja hasta que llegue a la escuela y nos explicaron las fases lunares.

Justo cuando estoy a punto de dormirme me llega un mensaje de Abby;

Ella: Hola preciosa, ¿estas despierta?

Yo: Justo me iba a dormir JAJAJJAJA

Ella: ¿Te vienes mañana a una fiesta a las afueras del pueblo?

Ella: Ya mismo se termina el curso, es una fiesta para despedirnos todos

Yo: ¿A qué hora?

Ella: Después del instituto, voy yo a recogerte

Yo: Ok linda, chaoo

Ella: Chaooo, descansa

Y justo después de mandar ese mensaje, me dormí.

- Hannah vamos que vas a llegar tarde – grita mi madre desde el salón.

Bajo y me encuentro algo que no me hubiera gustado encontrar. Marco. Mi sangre hierve y sube hacia mi cabeza rápidamente haciendo que me maree hasta el punto de tener que sujetarme a algo.

- Hola bonita – dice él con una sonrisa que da miedo.

- Hola – respondo cortante. – Buenos días mamá – saludo a mi madre, que está haciendo el desayuno.

- Hola hija, hoy te tiene que llevar Marco al instituto.

- ¿Como? No, em, esto, ya voy yo andando – respondo rápido y con mucho miedo.

- Hannah, vas a llegar tarde, por lo que te lleva él y punto.

Marco seguía con una sonrisa de suficiencia que me aterraba, hacía que quisiera correr de allí lejos, muy lejos, hasta poder perderlo de vista, lo odiaba con todo mi ser.

No digo nada, por lo que me tendrá que llevar él, y me da miedo.

-  Adiós Hannah, nos vemos luego – se despide de mí mi madre mientras me da un beso corto en la mejilla.

- Adiós – respondo incomoda, estaba a punto de montarme en un coche con un maldito pedófilo.

Ellos se despiden también y salimos de la casa a una distancia larga, no pienso dejar que se acerque.

- Móntate delante, pequeña zorra – me obliga Marco insultandome mientras me agarra de un brazo y me mete dentro del coche. – No hemos podido coincidir mucho, pero te vas a arrepentir de haber nacido – continua mientras se me escapan algunas pequeñas lágrimas.

- Déjame en paz, por favor. – suplico mientras el me coge del mentón y sufro por lo que me pueda hacer. Levanta su mano y yo cierro los ojos fuertemente, esperando que llegue el impacto de su mano contra mi mejilla. Pero nunca llega.

-  No te voy a hacer daño, solo quiero disfrutar de tu miedo hacia mí, es de lo que me alimento. – ríe en un modo perverso, yo solo a parto la mirada con miedo.

Él empieza a conducir mientras mis lagrimas cesan poco a poco. Miro por la ventanilla, mientras que mi mirada se vuelve melancólica, extrañando a Jack a pasos agigantados.

Marco posa su mano en mi entrepierna trazando círculos, haciendo que me asuste, podría violarme en cualquier momento.

- Baja del coche, ya hemos llegado.

Ni si quiera contesto, me bajo del coche con los ojos hinchados y corro hasta la entrada de clase.

Sentir que no podía hablar de esto con nadie me aterraba de tal manera que tuve que salir a vomitar antes de que empezaran las clases. Al Abby ser unos años mayor que yo, no estaba en mí mismo instituto por lo que no podía decirle nada, tampoco quería preocuparla por lo que me lo callaría.

Al llegar la hora del recreo estaba Jack esperándome apoyado contra la puerta, con una camiseta larga de Nirvana, amaba ese maldito grupo. Cuando el entro a clase yo seguía copiando unas cosas por lo que no me espete de su llegada.

- Bu – me susurra Jack en el oido.

- Me has asustado – grito riendo.

El solo se ríe mientras me abraza por detrás y hunde su cabeza en mi cuello.

-  Jack, tengo que copiar esto y si sigues seduciéndome te juro que... - amenazo, pero no se me ocurría nada, estaba tan excitada que no podía pensar con claridad.

- ¿Qué? ¿Qué me harás? – responde retándome con esa sonrisa de superioridad que me volvía loca.

Y sin pensarlo dos veces me acerco a él y le beso, el pelinegro me agarra de las caderas acercándome hacia él para profundizar el beso haciendo que un leve gemido se escapara de mis labios.

Jack se separa de mi para coger aire y me da un suave beso en los labios.

- ¿Salimos fuera ya? – dice Jack con una sonrisa dulce, donde se le ven sus maravillosos hoyuelos.

Sonrió y salimos hacia fuera cogidos de la mano.

Al no quedar prácticamente nada de curso, salimos a las gradas y nos tumbamos en el césped a mirar las nubes.

- ¿Qué harás cuando empiece el verano? – pregunta Jack mirándome mientras yo estoy boca arriba.

- Leer mucho, supongo, ¿y tú?

- Enamorarme más de ti – contesta, como si no hubiera dicho la cosa mas cursi y bonita que me han dicho en toda mi vida.

35 millones de sonrisas junto a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora