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JACK BLAKE

Después de llevar a Hannah a su casa, fui al hospital. Ella no sabia nada de mi padre, tampoco quería que se preocupara por algo que no le incumbe. Al llegar, vi a Alexa en la puerta llorando como nunca la había visto llorar.

- ¿Que ha pasado? – pregunte esperándome lo peor.

- Los médicos han confirmado que a papá solo le queda una o dos noches, el cáncer ha aumentado a maneras agigantas. – explica mi hermana a penas pudiendo articular una sola palabra.

Al escuchar eso, mi corazón se partió en mil pedazos, sentí como mi cuerpo dejaba de funcionar y como mi respiración cada vez se hacia mas y más lenta. Sentí desfallecer ante este escenario. No me lo podía creer.

- ¿Puedo entrar a verlo? - pregunto llorando. Ni sabia cuando había empezado.

Ella asintió. Entre a la habitación con el corazón en la garganta esperando que todo saliera bien.

- ¿Papá? Si no sobrevives a esta noche quiero decirte que te quiero, perdón por los gritos, por el pasado, la droga, el alcohol, las peleas y todo lo que has tenido que pasar con un hijo drogadicto como yo. Perdón por escaparme de casa a los 15. Perdón por todo lo que hice y perdón por no agradecerte todo lo que has hecho por mi en su debido momento, ¡me sacastes hasta de la cárcel joder! En resumen, te quiero muchísimo y perdón por no hacer ni la mitad de lo que tú has hecho por mi – digo llorando mientras le agarraba de la mano.

La maquina de sus pulsaciones empezó a transmitir un pitido raro y la línea roja que se supone que va para arriba y abajo, paso a estar recta. Todo paso como a cámara lenta; una enfermera me pidió que saliera de la habitación mientras me echaba a un lado. Alexa entro histérica gritando mientras me abrazaba. Vi como intentaban reanimar a mi padre, pero ya era demasiado tarde para él. Vi la imagen muerta del hombre que me salvo durante 19 años.

Al salir de la habitación una extraña sensación me acompañaba. He perdido a mi padre. Hemos perdido a nuestro padre. Alexa estaba recostada en mi regazo tiritando mientras algunas lágrimas caían aún. Los hermanos Blake acababan de romperse e iba a costar recomponerse.

Decidí mandarle un mensaje a Hannah explicándole todo, pero ella no contesto, por lo que deje el móvil a un lado e intente pegar ojo.

*

HANNAH CAMPBELL

Al entrar a casa, se oían voces gritando, insultando y golpes. Muchos golpes.

- Y ahora viene la puta de tu hija, me voy al bar, cuando venga pórtate bien si no quieres que te mate – vocifera el imbécil de Marco pegando un portazo tras suya.

Me acerque corriendo a mi madre, que estaba tirada en el suelo llorando rodeada de cristales y con un lado de la cara morado.

- ¿¡Mamá qué coño ha pasado!? – grite a mi madre al ver que tenia la mirada perdida. La zarandee intentando que volviera, pero no daba resultado.

La levante en peso y la tumbe en el sofá, limpie todo el suelo de cristales y recogí la cocina, varias gotas de sangre ocupan el blanco suelo de casa.

Al terminar de recoger, busqué hielo y se lo puse a mi madre en el lado morado de la cara. Al fijarme mejor en ella, me di cuenta de su labio roto y sus graves moratones en los brazos y piernas. Ese cabron la había magullado y ahora iba a emborrachase para volver a causar daño. Pero los moratones de sus brazos no eran de hoy y mucho menos de ayer, estaba segura de que mi madre estaba siendo golpeada desde hace varios meses y yo como inútil fuera de casa. Pensé que Madison Brown no se iba a volver dejar mangonear por nadie, pero al ver a mi madre tendida en el sofá de casa no pude evitar pensar en el pasado, todo lo que paso con mi padre y pensar que mi madre lo tiene que volver a pasar me resultaba penoso por esta sociedad. No me iba a quedar callada. Le eche un millón de fotos a mi madre, señalando las marcas más notorias y le iba a preparar una venganza a ese hijo de puta de Marco.

35 millones de sonrisas junto a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora