29

39 10 7
                                    

Abro repentinamente los ojos

Estoy en un hospital. Estoy viva. ¿Estoy viva?

Recuerdo que me metieron un tiro y... ¿Y Jack? ¿Jack también estaría bien? Max afirmó que estaba muerto.

Miro a ambos lados, alguien me sujeta la mano mientras llora. ¿Abby? Abby estaba muerta.

- HANNAH CARIÑO – Abby se abalanza a mis brazos llorando

- ¿Hola? – respondo. – ¿Abby? Tu... ¿no estabas muerta? – realmente estaba muy confusa.

- Que dices tía, has estado en coma – ríe ella – dios, pensaba que no despertarías. – me abraza de nuevo.

- ¿Y Jack? ¿Dónde está Jack? – pregunto, él tendría que está vivo.

- ¿Jack? ¿Quién es? – no puede ser.

- Abby cariño, ¿cuánto he estado en coma?

- 6 meses – no puede ser. – Hannah, todo este tiempo has estado en esta camilla. ¿Quién es Jack?

- ¿Dónde está mamá? ¿Ella salió con un médico llamado Marco? – esto no podía estar pasando.

- Em, no, creo que lo que te paso es que has estado soñando todo este tiempo – dice ella, haciendo que mi mundo se haga añicos.

- No, esto no puede estar pasando – sollozo levemente mientras todo me da vueltas.

Si Jack no existe, Niki tampoco, ni Alexa, nada de todo esto ha pasado realmente.

Mamá entra corriendo por la puerta, al verme despierta solloza y se abalanza a mis brazos, pero ahora mismo nada tiene sentido. Sin Jack, nada de mi vida tiene sentido.

- Hannah, como ya estas despierta los médicos te harán unas pruebas y si todo sale bien, nos podremos ir a casa – informa mi madre, mientras me da un beso en la frente.

- Vale – sonrió de lado, no quiero que se preocupen más por mí.

- Oye Mads – interviene Abby – en una coma tan larga, ¿es posible soñar?

- Muy pocas veces eso suele pasar, pero si es posible, ¿Por qué? – oh genial.

- Es que... digamos que cuando me he despertado había creado una preciosa historia en mi cabeza, pero ya veo que nada es real – murmuro levemente.

Mi madre me abraza y vienen dos médicos, es hora de que me hagan miles de pruebas.

*

- Parece ser que todo esta correcto, Hannah, puedes irte a casa. – informa un medico rubio mientras mira unos papeles. – nada de secuelas, increíble.

Yo le sonrió levemente en una silla de ruedas ya que me costara volver a poder caminar.

- Y lo de los sueños, eres un 3% de los que les pasa, no entiendo porque, supongo que eres una niña con mucha imaginación, ¿no? – medico del cual desconozco su nombre, ¿podría dejar de hacerme preguntas? Realmente solo tengo ganas de volver a la coma e irme con Jack.

- Si – contesta mi madre por mí. – nos vamos ya

Le sonríe y nos vamos. Tengo ganas de llorar, me he perdido un montón de cosas en estos 6 meses que llevo en la dichosa coma.

Llegamos a casa y todo esta distinto, todos los muebles están cambiados de sitio. Dios mío, parece que no he venido aquí durante 6 años.

- ¿Como te encuentras Hannah? – pregunta mi madre sirviéndome un vaso de agua.

- Meh – contesto simple – me encuentro indiferente

- Hannita – auch, el mote – háblame del sueño que tuvistes.

Me negaría, sinceramente, pero no tengo ganas ni de eso, por lo que le cuento todo. Desde su lio con el medico hasta la muerte de Abby. Sin olvidarnos claro, de Jack y todo lo que ha pasado con él.

Al terminar mi sueño, hay varios segundos de silencio espeso pero mi madre decide romperlo.

- Estabas muy enamorada de Jake, ¿verdad? – Jake, como dijo Max, suelto una leve risa y le contesto.

- Es Jack mamá, terminado en K.

- Si si, lo mismo será. Tal vez, como has muerto en tu sueño, has vuelto a la realidad.

- Puede ser, pero lo extraño – intento que no me tiemble la voz, pero es inevitable.

- Encontraras a tu Jake cariño, te lo aseguro – ella me abraza y yo rompo en llanto, realmente lo extrañaba.

- Mamá, él me quería, me quería de verdad, y ahora no tengo a nadie.

- Duerme un poco, ¿si? Tal vez te sientas mejor. – genial ese consejo para alguien que acaba de confesarte que esta enamorada de alguien que no existe mamá.

Simplemente asiento y voy a mi dormitorio e intento pegar ojo.

Como no, sueño con el pelinegro ojiazul que me traía loca:

- Hannita

- Jack, te extraño – sollozo en sus brazos.

- Pero si estas aquí, conmigo – dice el, confuso.

- Bueno, abrazame fuerte por si acaso te vas – gimoteo mientras el me abraza.

Al apartarse, se esfuma y todo se vuelve negro, yo grito con fuerza su nombre pero nadie contesta.

Me levanto de golpe, sabiendo que Jack me va doler por toda mi vida.

35 millones de sonrisas junto a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora