4: Ella será mi Luz.

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Luzy:

Siento unos rayos de sol en mi mejilla colándose por entre las cortinas de mi cuarto. Como de costumbre escucho a la tía Rebeca preparar su delicioso batido de frutas en la ruidosa licuadora que le regaló la abuela. Hoy es domingo y por lo tanto todos nos levantamos temprano para asistir al servicio.

Me dirijo hacia la cocina para dar a todos los buenos días y encontrar alguien que me ayude con mi vestuario. Veo a la tía y dándole un fuerte beso en la mejilla pregunto:

—¿Dónde está tío Adan?

—Todavía está en el cuarto, al parecer está buscando algo.

Ante la demora tía Rebeca me ayuda a vestirme y me arregla el cabello. Cuando por fin estoy lista me dirijo a su habitación en busca de mi tío y lo veo sentado en la cama con su ropa de formal de los domingos y un libro en la mano.

—¿Qué es eso que tienes ahí?

—Es el diario de tu madre, llevaba casi dos horas  buscándolo—explica dejando salir un largo suspiro.

—Ha pasado un tiempo desde la última vez que lo abrí y me entretuve leyendo un poco.

—¡Es hermoso! Mamá hacía dibujos muy bonitos. ¿Crees que algún día yo haga alguno como los de ella?—emocionada al ver todos esos colores y formas.

—Claro que sí, te pareces mucho a ella y si algo heredaste de nuestra familia es el talento artístico. Todavía tienes 9 años pero cuando crezcas estoy seguro de que serás increíble.

—Mmm, creo que has olvidado algo...

—¿Ah sí, qué cosa?—dice divertido.

—¡Pues que hoy es mi cumpleaños! Ya no tengo 9 sino 10 años.

Su fuerte carcajada se oye por toda la casa.

—¡¡Felicidades Luz!! Que Dios te Bendiga hoy y todos los días de tu vida y que siempre puedas ser como tu nombre lo indica Una Luz En La Oscuridad.
Planeaba mostrarte el diario de tu madre después de la fiesta de esta tarde pero ya que me has sorprendido lo haré ahora—Responde mientras extiende su mano con el diario hacia mí para que lo tome.

—¿Una fiesta, de verdad, para mí? ¡Gracias tío Adan, eres el mejor y por eso te amo tanto! No le digas a la tía, pero eres la persona que más amo—lo abrazo con todas mis fuerzas.

—Wow, calma Luzy—ríe por lo bajo—. Te mereces eso y mucho más. Desde que naciste has traído alegría a mi vida. Y no sólo a mí sino a todos en la familia, los abuelos, Rebeca y sobre todo a tu madre y hablando de ella, cuando termine el servicio iremos a visitarla.

—¿Y dónde vamos a almorzar?

—No te preocupes, ya aparecerá algún lugar en el camino. Pero ahora vamos al culto antes de que se nos haga tarde.

Nos abrazamos nuevamente y bajamos las escaleras hacia la cocina donde la tía está terminando de lavar los platos y partimos hacia la iglesia todos juntos.

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Adan:

Recuerdo la primera vez que vi a Luz, o Luzy, como le decimos cariñosamente. Había seguido a la enfermera hasta aquella habitación dónde se encontraba la pequeña bebé. Miré dentro de la incubadora y para mi sorpresa esta abrió los ojos y me miró directamente. Sonrió sin razón y no pude evitar llorar ante tal situación.

Me sentía tan nervioso como un padre que acaba de conocer a su hija, y a la vez tan triste. Por más que traté de ser fuerte los sollozos salían una y otra vez. Estaba tan indefensa y tan sola.
La enfermera ante tal escena permaneció en absoluto silencio en una esquina y sólo rompió este para decirme que podía introducir mis manos dentro de la incubadora si así lo deseaba.

No lo dudé ni un segundo y adentré mis manos hasta que pude tocar el cuerpo de la hermosa bebé de mi hermana. Esta agarró uno de mis dedos con su pequeña manita tan fuertemente que no pude evitar sacar una sonrisa entre tantas lágrimas.

Lo recuerdo como si fuera hoy:
Un joven de apenas 18 años en una sala de hospital con una bebé que a partir de ese momento se convertiría en su razón de luchar, su esperanza, su única sobrina, su única hija.
Sí, tal cual lo escribo, mi hija.

Rebeca y yo nos casamos jóvenes. En ese entonces ella tenía unos 25 años y yo 23. Era la amiga de infancia de Génesis y después de aquél fatídico día nos acercamos más de lo usual, tres años después comenzamos nuestra relación y a los dos de comenzar la misma decidimos casarnos.

Estuvimos un largo tiempo intentando tener hijos pero nunca lo conseguimos. Vivimos con mis padres y Luzy hasta que decidimos buscar nuestra propia casa. A esas alturas ella ya estaba demasiado apegada a mí puesto que había sido una figura paternal para ella desde que nació, así que decidimos que iría a vivir con nosotros a nuestro nuevo hogar.

Pocos meses después de mudarnos recibimos los resultados de unos análisis en los cuales decía que Rebeca y yo no podíamos tener hijos. Fue un golpe duro pero gracias a Dios Luzy estaba en nuestras vidas y hasta los días de hoy la hemos criado como si fuera nuestra hija.

Hoy esa niña de ojos hermosos y cabello rubio como el de mi hermana cumple 10 años. Ha pasado un tiempo desde la última vez que la visitamos—si es que en realidad se puede considerar a eso como una visita a una persona.

Siento nervios por cuál podría ser la reacción de la pequeña al llegar al lugar. Pero por lo demás no tengo ningún remordimiento, he cumplido con mi promesa todos estos años.

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NOTA: Aquí les dejo fotos para que conozcan a los personajes principales, o al menos como los imagino yo:

***********************NOTA: Aquí les dejo fotos para que conozcan a los personajes principales, o al menos como los imagino yo:

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-Adan y Rebeca-

-Adan y Rebeca-

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-Luzy-

-Génesis-

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-Génesis-

El Diario de los Hijos del Pastor ©Where stories live. Discover now