11: ¡No vuelvas jamás!

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Pasamos alrededor de una hora entretenidos, juntos en familia. Ha sido un tiempo inolvidable. A lo lejos veo una persona que camina en nuestra dirección. Tal vez se trate de algún otro visitante por de las tumbas continuas.

Sin embargo a medida que se acerca reconozco esa silueta, ese semblante orgulloso, ese paso lento y ostentoso. Después de tantos años veo que aún no ha cambiado nada. ¿Qué está haciendo aquí y por qué se acerca tanto a nosotros?

—Hey Adan, cuanto tiempo—saluda con una sonrisa tan falsa que enciende mi cólera. ¿Acaso no tiene vergüenza?

—¿Qué.Estás.Haciendo.Aquí?—mi respiración se agita más rápido de lo que asimilo su saludo.

—He venido a visitar al amor de mi vida, como cada aniversario—¡Oh no, eso no!—. Aunque esta vez tuve que venir dos días después por cuestiones de negocios. Pero veo que ustedes también vinieron atrasados—pasea su vista por todos los presentes.

—Ohh, supongo que tú debes ser la famosa hija—se gira hacia mi sobrina y agarra una de sus manos. Ella por su parte lo saluda con una tímida sonrisa—. Hola pequeña, veo que heredaste buenos genes.

—¡No la toques, aléjate de ella!—Para este punto ya no puedo razonar y me incorporo en medio de ambos.

—Estoy un poco cansada, vamos Luzy. Adam y David tienen que conversar, dejémosles solos— interviene mi esposa arrastrando a la sorprendida niña lejos de nosotros. No sin antes echarle una mirada fulminante al recién llegado.

—Vamos amigo, que ya han pasado 10 años—trata de pasar uno de sus brazos por encima de mis hombros pero le aparto de un manotazo.

—¡Así pase una vida entera tu presencia siempre me resultará repugnante!—la poca paciencia que tenía acaba de llegar a su límite y esta vez no pienso quedarme de brazos cruzados como hice en el pasado.

—¿Hasta cuándo será eso de actuar como un niñato, Adan? Ya supéralo de una vez. Yo era mejor que tú, aún lo soy y lo seré siempre. Porque tú no eres más que el mimado hijo de los pastores Sunlight y yo, yo soy el talentoso David. El gran amor de tu hermana y el chico ejemplar que tus padres desearon tener siempre.

—¡¿Acaso crees que todo esto se trata de nuestras rivalidades?!—mis cuerdas vocales duelen con cada grito que doy y la sangre me hierve cada vez más.

—Oh no, sé muy bien lo que te pasa. Pero descuida, sigo siendo el mismo de hace 10 años. No tengo intenciones de llevarme nada—su tono neutro sólo lo empeora todo. ¿Cómo puede hablar así de ella, como si fuera un objeto?

—Hace 10 años, me enteré tarde de todo y no hice nada al respecto, pero puedes estar seguro de que esta será tu última vez cerca de la gente que amo—ni siquiera lo pienso dos veces antes de estampar mi puño contra su cara. Debo admitir que se siente bien ver su ceja sangrando.

—¡Esto es por mi familia y todo el dolor que causaste!—me abalanzo sobre él y ambos caemos al suelo, rodamos en un constante forcejeo pero logro ponerme encima y lo golpeo nuevamente, esta vez en la nariz—¡Esto es por mi hermana, porque la engañaste, la abandonaste y destruiste su vida!—el próximo objetivo de mi furia es su boca, deseo destrozarla por cada sonrisa cínica que he visto en ella.

En este momento quiero acabar con este patético ser que tengo debajo. Él es el causante de todo el mal que dejó a mi hermana sin sueños y hundida en su dolor. Es el causante de que mis padres hayan llorado durante años por todo lo que sucedió.

El muy miserable en un desesperado intento de salvar su pellejo hace uso de toda su fuerza y me empuja contra el mármol haciendo que mis costillas reciban todo el impacto. A pesar del dolor logro ponerme de pie y cuando estoy listo para asaltar de nuevo escucho la voz de mi madre gritar desesperada.

—¡¿Pero qué es esto?! ¡Paren de una vez!—se lleva las manos temblorosas a su cabello.

—No madre, esto es algo que debo hacer de una vez y por todas.

—¡¿Pero qué dices?!

—Él, él es el culpable de todo—señalo a David quien está de pié doblado hacia adelante escurriendo la sangre que emana de su nariz.

—¿De qué hablas? Él no ha hecho nada—inquiere mi padre confundido y molesto.

—¡Él es el padre de Luzy!—suelto angustiado—. Y-yo, yo no lo supe hasta después del entierro. Rebeca me contó todo. Cómo se aprovechó del estado vulnerable de Génesis para llevarla a la cama con falsas promesas y después huir cuando se enteró del embarazo—se me hace un nudo en la garganta y mis lágrimas brotan sin ser invitadas mientras se mezclan con mi sudor.

—¡¿Eso es verdad?!—esta vez la mirada furibunda de mi progenitor se dirige hacia el imbécil que aún sigue doblado provocando que este se exaspere.

—¡Tenía 21 años! No iba a permitir que mi vida se arruinara de esa manera. Traté de convencerla para una interrupción pero la muy ''santa'' se tomaba demasiado en serio los valores y enseñanzas cristianas. Quería tener al bebé y yo no desperdiciaría mi vida entre pañales y una santita descerebrada.

—Yo te recibí en mi casa, te permití sustituir a mi hijo en el grupo, te dejé conquistar a mi preciosa niña, te traté como a un hijo ¡¿Y así me pagas?!—nunca antes había visto a mi padre como ahora. Su cara muestra dolor y rabia. A su edad esto es peligroso así que debo parar esto de una vez.

—Vete, vete de una vez y por todas. ¡No vuelvas jamás!—le ordeno a mi rival mientras me interpongo entre él y mi padre.

—Claro, como diga el mimado hijo del pastor. Sólo para que conste, sigo sin querer a Luna, Luisa o como se llame. No quiero hijos y mucho menos una niña tonta que me recuerde a la fanática de su madre cada día.

—¡Entonces desaparece como hiciste aquella vez y no vuelvas a buscarnos!—es mi madre quien grita haciendo que un indignado David se aleje a toda velocidad.

Una vez que su figura está fuera de mi alcance volteo hacia mis padres quienes se abrazan mutuamente. Me uno a ellos casi sin fuerzas y todos juntos lloramos, suspiramos, y partimos hacia el auto con mi familia que me espera. Ahora aliviados y esperando nunca más ver a ese mal llamado ''ser humano''.

El Diario de los Hijos del Pastor ©Where stories live. Discover now