5: Reencuentro (I)

30 12 5
                                    

Es difícil tratar de mantener la concentración para dar un sermón el día de hoy. Sobre todo con tantos recuerdos viniendo a mi mente. Pero una vez más cumplo con mi deber, el cual me fue asignado por Dios.

Hace un año cuando Rebeca y yo decidimos tener nuestro propio hogar no imaginamos los planes que ya Dios tenía para nosotros. Nada de lo que veíamos nos convencía del todo. Hasta que un día mientras mi padre ya cincuentón predicaba en la congregación. Dios habló a mi corazón y entonces entendí el por qué de todo. Dios nos estaba llamando a fundar una misión en el condado de Lowndes perteneciente al estado de Misisipi.

Lo curioso de todo no era la distancia que existía con relación a nuestra en ese entonces actual casa, sino que ahí fue donde todos mis problemas de rebeldía comenzaron. Donde me descarrié y nunca más pisé el suelo de esa iglesia que dejó de existir unos años después.

¿Cómo podía Dios llevarme a aquél lugar nuevamente?
Pasé noches dudando y bajo una constante tensión. Entonces un día mientras meditaba recordé:

El corazón del hombre traza su rumbo, pero sus pasos los dirige el Señor. [Proverbios 16:9]

¡¿Y qué podía hacer yo ante tal palabra?!

Bien sabía que la antigua iglesia ya no estaba. Tendría que comenzar desde cero. Pero lo cierto es que ese pueblo también merecía una segunda oportunidad así como yo la tuve. Fue así como tomé la decisión de volver a nuestras raíces dónde permanecemos hasta los días de hoy.

Mis padres fueron de gran apoyo para nosotros durante el tiempo que vivimos con ellos pero quedaron en la ciudad de Nashville en el estado de Tennesse, donde actualmente aún pastorean la congregación a la que me incorporé una vez reconciliado con el Señor y además allí también está mi hermana.

******

Terminado el servicio y habiendo estrechado la mano a todos los hermanos de nuestra pequeña congregación salimos hacia el auto.

—Luzy, sabes... es un poco lejos la visita. Primero haremos tu fiesta y en la noche partiremos hacia la casa de tus abuelos, así tendremos donde descansar y mañana al medio día podremos llegar con tu madre.

—Está bien tío. ¡Iremos a casa de los abuelos!—dice emocionada.

Ya en casa disponemos de todo lo necesario para la fiesta y decoramos nuestro patio trasero. Me entretengo con uno de los globos azules de la mesa sin notar que alguien camina hacia mí.

«¡Oh Dios, no puede ser!»

—¡¿Matt?! ¿Qué haces aquí?

—Oh vaya, es un saludo muy original el tuyo después de tanto tiempo—respomde divertido—¿Cómo has estado mi querido amigo?

—Pues todo bien gracias a Dios. Disculpa que no te haya saludado pero, aún no me lo creo. ¿Cómo me has encontrado?—interrogo aún confundido ante su inesperada visita.

—Sabes que esta es una comunidad pequeña, aquí todo se sabe—dice mirando mi cara de asombro—. Pero Adan, ¡hace un año que volviste y nunca me llamaste siquiera!—espeta ya no tan tranquilo.

—Tienes razón pero, al estar tantos años lejos de tí no creí que hubieras permanecido aquí. Menos después de todo lo sucedido aquella noche.

—Pues sí, pensé en irme muchas veces. Pero por más que quise no pude—cuenta con un semblante serio y a la vez nostálgico.

»Aquí está mi vida entera, también mis recuerdos más dolorosos y aún después de todo me quedé sólo porque Dios me dijo que esperara porque él te pondría de nuevo en mi camino.
Es por eso que he venido hoy, pero al parecer tienen fiesta así que mejor conversamos otro día.

—¡De eso nada!—digo tratando de pensar a toda velocidad—. Quédate por favor, hablaremos en cuanto acabe.

Matthew es mi amigo de la adolescencia, incluso es uno de los cuatro que visitó la iglesia el mismo día de la acalorada discusión. Pero gracias a la misericordia de nuestro buen Señor y a mi querida hermana Génesis, hoy tengo la satisfacción de saber que pese a todo lo ocurrido años antes y a mi distanciamiento de este lugar, él al igual que yo también tuvo una experiencia que cambió su vida para siempre esa noche y me alegra saber que aún permanece en la fé.

Los invitados comienzan a llegar mientras hablamos así que pasamos  el rato poniéndonos al día mientras se celebra la fiesta. Matt saluda a Luzy y ella—como es obvio—no lo recuerda porque lo conoció siendo una bebé, de modo que lo mira un tanto recelosa hasta que comprende que se trata de alguien cercano a mí. Luego el resto del día transcurre lento y yo sólo espero ansioso que todo acabe para saber bien eso que ha dicho antes.

**********************

NOTA: ¡Hola! Espero les esté gustando la historia. Con respecto a lo que han leído hasta ahora:

>¿Qué opinan del joven Adan?

>¿Alguien se ha metido ya en sus relatos?

Si quieren saber qué nos va a narrar más adelante pueden seguirme y así no se pierden ninguna de mis actualizaciones.

¡DLBM! :)

El Diario de los Hijos del Pastor ©Where stories live. Discover now