Capitulo; 07.

228 11 14
                                    


Aioros.


Hacemos alusión a un momento furtivo, tan tardío como inesperado. Las mejores cosas surgen apartir de una dolorosa e inolvidable historia, de un recuerdo. Los humanos, los humanos somos una especie coherente, consciente, seguros e impulsivos. Intuitivos bajo la gran esfera de lo que se espera y habitamos. Ser un caballero, desde una perspectiva personal solamente me lleva a "hubieras" sin sentido que flajea mi fortaleza, que convierte los episodios de mi vida en epifanías locas y poco razonables. ¿Y decimos ser los seres más inteligentes del planeta?, ¿Qué sabemos nosotros, siquiera sobre los sentidos que nos cuestionamos constantemente?. Por ello, dedicar tus días a una única cosa a la larga nos hace seres enfrascados en una pusilánime realidad, tan monótonos que pensar en el cambio nos resulta una desfachatez absoluta.

Por eso, ver la postura provista a cualquier alerta de Shura no fué algo fuera de lo común, no lo consideré un hecho, una reacción sorprendente. Tenerlo tan cerca, aspirando un agradable olor a menta y estudiando el verdadero color de sus ojos que bien podrían pasar por negros azabaches: Olivos. Me era meramente grato la cercanía, su única cercanía despertaba un cosquilleo en mi pecho que era frazado con un disimilo mal fingido. Mi mente rió bajo ese pulible y curioso pensamiento, y al mismo tiempo no pude evitar la sensación que embargaba mi interior con la sicofonía que mantuvimos por la escases de los minutos, de los segundos y los recuerdos que envolvían el ambiente con el nostálgico ayer.

Los recuerdos disolventes...

-Aioros..

Volví a concentrar toda mi atención en su persona. Su voz había salido temblorosa desde la cueva de su garganta, sus dedos se habían cerrado entorno a su habitual pantalón de entrenamiento, claramente se encontraba nervioso. Y sin embargo, sostenía su mirada con admirable valentía hacia la mía, que estoy seguro, lo tenía incómodo por lo intensa de la misma y por el leve rubor en sus mejillas que poco a poco se iba expandiendo por toda su cara. «Debe ser frustrante tener su color de piel ante situaciones que expongan tu vergüenza»-Pensé mientras fruncía los labios.

Ladeé mi cabeza acercando mis labios a los suyos. Derrepente noté su rigidez, una insufrible sensación de calidez y autosuficiencia me invadió al saber tan obvia su reacción. Sí, era totalmente consciente de que le había pedido/insinuado un beso. Pero vamos, ¿Qué tiene eso de malo?, Sólo era un suave piquito; No estaba esperando un arrebato francés contra la pared o sabrá Athena como. Tenía mi curiosidad al mil, 'Casualmente', Shura estaba a mi alcance así que..

-¡Demente es lo que está si piensa que voy a caer a sus pies!.

Fué una reacción rápida, nos separamos al instante y levantamos nuestros cuerpos de la escalinata en la que estábamos. A una prudente distancia se avecinaba un acalorado Camus con paso largo y las mejillas rojas hasta las orejas, sea vergüenza o molestia, apreciábamos un gran espectáculo al ver al siempre centrado y frío príncipe del hielo con la infortunia de una carga de insultos que iban dirigidos hacia alguien. «¿Quién podrá ser?»- Pensé con sarcasmo al saberse tan obvia la respuesta: Milo. Ay, rezo por tu congelado trasero, maldito escorpión arruina momentos.

Sin embargo, mi interior también maldijo al guardian de Acuario por interrumpir lo que sea que fuera a pasar entre Shura y yo, observé al anunciado de reojo, parecía tranquilo, lo cuál agradecí por lo rápido y erróneo de la situación, por lo extraño que sería si nos vieran a ambos con los nervios a flor de piel, tuve y me ví obligado a retomar mi habitual y casual compostura, o apostaría mis flechas doradas a que Camus de Acuario sospecharía de que algo estaba apunto de suceder entre Shura y yo, aún bajo su ensimismamiento e ilegible control sobre sí mismo. Me pregunto, ¿Qué habría sido si..?

Camino A Las Estrellas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora