Capitulo; 11.

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Aioros.



«Lo elijo a él».

Bajé escalinata por escalinata. El templo de Leo me recibía en toda su gloria, pero yo no podía pensar en algo diferente a esas palabras. Ahora mismo me recriminaba el haber sido tan abierto en cuanto a mis sentimientos respectan a él, me recriminaba como un maldito al no ser lo suficientemente bueno como para ser el dueño de una parte mínima de su corazón.

No lo culpaba.


Camino A Las Estrellas.



Flash Back.

-¿Lo elijes a él? -. Inquirí tratando de alejar el escozor en mi pecho -. ¿Y lo qué dijiste sobre?-...

-Sé lo que dije -. Alzó sus hombros apartando su mirada de la mía -. Tú eres... -. Me pareció escuchar un leve temblor en su voz -. Increíblemente bueno. Aioros, mereces algo que esté a tu altura, a alguien que no te haga daño -. Por alguna razón, sentí que sus memorias viajaron a la fatídica noche de mi muerte -. Mereces ser feliz. No esperar algo de mi parte, no quedarte y creer que puedo darte la fortaleza que necesitas. No sufrir -. Las pupilas de Shura se dilataron con inercia. Hablaba enserio -. Mereces despertarte un día, y saber que la persona que escogiste no lleva consigo un sinfín de dudas y de inseguridades. Mereces estar con alguien que no esté roto. Mereces ser feliz. Más que nadie en el mundo.

Mi corazón se acongojó ante el hecho inminente de sus palabras, por la absurda escena de drama y la dolorosa incontinencia verbal que había surgido de su parte, por la ola de celos que invadía mi interior y por la molestia mal disimulada que crecía conforme me apuñalaba cada vez más con sus acciones, con sus propios pensamientos y sentimientos. Esto dolía, aún si no era algo que se había desarrollado sanamente, Shura era eso que me consumía como un huracán a un terreno. Sí, era eso, como un desastre natural que no pude evitar: Inesperadamente rápido y furioso, destructivo y arrasador, y aún así, tan fascinante, que era esa mi única razón por la que estaba anclado a su lado sin motivos de peso mayor. El sentimiento que me corroía el alma, el que no puede ser abandonado con facilidad era lo que hacía que estuviera a su lado como un jodido y un maldito masoquista de la vida.

Suspiré. Sólo me limité a eso. Pues, ¿Qué mas podía hacer?.

-¿Es eso lo que tienes con Saga? -. Saga era mi amigo, era mi compañero de armas. Y sin embargo, no podía dejar de maldecir su condenada suerte -. ¿Estás seguro con él?, ¿Esto para tí se trata de una ridícula garantía, Shura? -. Apreté la mandíbula -. Tratas todo como algo que se puede usar y luego tirar. Dices que no me quieres lastimar, pero por más que escucho eso, menos lo entiendo. Menos te comprendo a tí. Dime Shura, ¿Qué harás cuando te des cuenta de que te estás creando una ilusión de confort con Saga?, ¿Correrás a otros brazos a refugiarte?.

Sus ojos se llenaron de dolor. Casi pude ver lágrimas reflejadas en ellos. Sus hermosos y vacíos ojos verdes.

-¿Cómo te atreves a decir eso, Aioros?. Tú no tienes el derecho de ofenderme. Estoy tratando de dejarte en claro que-...

-Que te vendes al mejor postor -. Lo interrumpí, y casi al instante sentí la palma de su mano impactar contra mi mejilla derecha. Cerré los ojos lentamente. No quería explotar -. ¿No estoy diciendo la verdad, Shura? -. Dije aún con la vista clavada hacia un lado por la cachetada -. Estás con quién te sientes más cómodo, con quién te da más seguridad.

Camino A Las Estrellas.Where stories live. Discover now