Capitulo; 10.

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Shura.




Todavía me preguntaba que era eso que anclaba tu vida a la mía.

Te miré con confusión, con una avalancha de sensaciones y de emociones en mi cabeza, en mi interior, en centros de centros de lo que soy y de lo que tengo. El tiempo era ocioso, no comprendía la situación. No me comprendía a mí mismo. Tus palabras me habían dejado anonado, lejano y ajeno a mi propio razonamiento. ¿Cómo es qué puedes revolver mi mundo tan solo con lo que dices o haces?. Siempre ha sido así, incluso antes de que llegáramos a este sinsentido de la vida, incluso desde antes de que te admirara.

¿Estás plenamente seguro de que soy yo quién puede destruirte, Aioros?.

No lo sé. En ocasiones siento que eres tú quién lo hace inconscientemente.

-No lo hagas -. Susurré. Aún existía una cercanía de nuestros cuerpos totalmente invasiva -. No digas esas cosas.

No quería oír como esta situación afectaba nuestro entorno, como decía esos pensamientos que tenían el único fin de desbaratarme por completo, porque la vida no era sencilla para mí, y escuchar tu aplastante honestidad me acobardaba más de lo que deseaba.

Tu rostro se llenó de confusión, de entendimiento y de una vasta ironía que no pudo pasar desapercibida ante mis ojos. Ví como el medio que separaban tus cejas se fruncían notablemente. No podías ser más obvio bajo la situación en cuestión.

-¿Porqué? -. Encontré recelo en tu voz, algo que me decía que estabas anticipando mis palabras y movimientos -. ¿Te hago dudar?.

Agaché mi rostro fuera de su alcance.

-No.. Es que... -. ¿Desde hace cuánto me había abandonado el habla? -. Es que...

El resonante suspiro que salió de sus labios atrajeron mi atención de nueva cuenta a su persona, a este momento en el que no podía alejarme ahora mismo de su presencia. No encontraba valor en mis acciones, no hallaba coherencia en mi comportamiento. Todo yo era un río de confusiones abstractas. Esto es lo que causas en mí.

Sí, me haces dudar, me confundes. Y desde luego, es algo que no debería de sucederme ni de sentir. No debería de acontecerse tal pensamiento y sentimiento: El de no saber que esperar, el de no saber que hacer. No tener idea de nada.

Que desesperante.

-De cualquier manera...-. Acortaste el silencio con un tono de voz suave, como quién temiera por romper u obstruir algo -. Seis meses serán suficientes.

Lo miré extrañado, sin la molestia de ocultar la repentina confusión y nerviosismo de sus palabras, la determinación que alumbraba tus ojos como dos faros en la oscuridad, con la misma vivacidad y amabilidad que resplandecía de tí, Aioros de Sagitario.

Te admiré en ese momento, lo hice como en muchos más, admiré tu capacidad de entrega, tu tacto para llegar a temas de envidiable y profunda sensibilidad. Pero no solo eso, admiré tus facciones helenas, tu escencia repleta de luz que siempre pareció cegar todos los lugares que pisabas. Admiré como me mirabas.

-¿Suficientes para qué? -. Pregunté sintiendo la necesidad de alejarme después de tan largo tiempo y tan corta cercanía que compartíamos en ese mismo instante en medio de Sagitario.

Camino A Las Estrellas.Where stories live. Discover now