Capitulo; 02.

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Shura.




Mi vida siempre se basó en lo estricto, en la disciplina y resiliencia para con los demás. El esfuerzo y la perseverancia son factores que rigen a un santo de Capricornio. Aprendí a diferenciar y a hacer útil la técnica y la observación, en las batallas y en los entrenamientos aquellas dos bases fueron muchas veces las que me llevaron a ganar infinidades de luchas. Y estaba bien. porqué, ¿que tan malo sería ser un santo de oro al servicio?, Algo en mí siempre anheló seguir devotamente a la Diosa de la justicia y la verdad, jamás hubieron objeciones o desintereses en la labor. Siempre fui fiel.

Al menos eso creía.

Quizás en el fondo de mi estoico corazón crecía la duda e incertidumbre por conocer lo que fuera, una infancia común. Pero era imposible pensar en las posibilidades de una prestigiosa vida normal. Lo entendí a una temprana edad. Cuando era preparado para un camino rojo carmesí pudiente en los fríos Pirineos. Mi maestro solía ser ojienjunto, al farfullar o al saltarme cualquier entrenamiento o tarea, era castigado por él: dejándome afuera del pequeño quiosco, sufriendo abrazables veranos o intensos fríos helados, de esos que calan la piel. Contrario a eso, cuando cumplía con diligencia y agilidad, era correspondido por su parte de manera que, me permitía ir a pastar a una pequeña cabra, cuyo pelaje era negro como la noche y pulcro como mi lecho al despertar. Animal que cubrió mis frías noches de soledad, me sacaba sonrisas estruendosas al comerse las latas en las cuidadas reservas de comida, o cuando saltaba de llanura en llanura con su divertido berrido. Recuerdo que al caer la noche, y las estrellas brillaban hermosamente en el firmamento de los Pirineos, posaba su cabeza en mi regazo y se quedaba dormida moviendo su corta y esponjosa cola. Mis dedos se perdían en su corto pelaje, estimulando con cuidado de no causar un movimiento en falso en su tierna cabecita. Me encariñe con ella a tal punto de ponerle un nombre...

-"Gladisy", ese es tu nombre - Sonreí - Decidí anexarte la "Y griega" para que fueras única entre todas las demás cabras en el mundo. Seguro que el maestro Izou se pondrá feliz al saber que ya no estás abandonada de identidad.

Contaba mis días de entrenamiento a aquél fiel animal, pretendía constantemente que al mover sus pequeñas orejas, detectaba el sonido de mi voz. Gladisy era excelente escuchando, en las tardes de intenso frío, cubría nuestros cuerpos con una manta que mi maestro Izou había comprado para mi cumpleaños número diez. A sus berridos siempre sonreía, en el campo, Gladisy era mi más fiel receptor de tontos e insignificantes problemas, por aquella cabra que siempre me acompañó y estuvo presente, como yo con ella, hasta el día en el que sus ojos, cansados y nobles, decidieron cerrarsen para siempre.

-En tus largos viajes descansas - Murmuraba entre suaves sollozos con mis manos en sus mermellones - Con largura de sabiduría y blando corazón vivirás eternamente. Que el árbol en dónde seas posada, florezca tiernamente, que los colores nunca falten y que el camino hacia las estrellas sea infinito. como lo será mi cariño por tí, pequeña Gladisy...

Entonces lo entendí: la ternura y el amor nos llevaba a una muerte segura, tal vez con esa fiel compañera fuí asfixiante y demasiado demostrativo, tal vez eso la llevó a su temprana partida. Mi amor mataba todo y a todos los que me rodeaban, la amistad y la constancia de afecto eran una fase patética, que gracias a Atenea, viví con la siempre fiel: Cabra de los Pirineos.

-Ahora, con esfuerzo y dedicación, con lucha y entrega: Partiras hacia el santuario, no solo, porsupuesto. Vendrá a tu morada un sujeto, cuyo nombre es Shion, a quien vas a reconocer por sus verdes y canosos cabellos. Confía en su tratado. Pues Shura, en el santuario tu entrenamiento continuará, y tus días de servicio culminarán hasta el último de tus suspiros.

Camino A Las Estrellas.Where stories live. Discover now