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Harry la intimidó más que nunca. Llevaba un traje oscuro y sus anchos hombros bloqueaban la luz de la biblioteca. Ava nunca había sido tan consciente de su altura hasta que, un momento después, cuando se plantó ante ella como una torre, la agarró de la muñeca y la arrastró al interior de la sala.

Per meraviglia! ¿En qué estabas pensando? –rugió, fuera de sí–. Vengo a casa, veo abierta la puerta de su dormitorio y descubro que está vacío... ¡No me lo podía creer! ¿Cómo te has atrevido a vaciarlo sin consultarme primero? ¿Cómo has podido ser tan insensible?

Ava intentó encontrar alguna excusa, pero no se le ocurrió y decidió ser, sencillamente, sincera.

–Yo... me pareció que era lo mejor.

–¿Que a ti te lo pareció? –preguntó con rabia–. ¿Quién eres tú para decidir lo que se debe o no se debe hacer en esta casa?

Ava se ruborizó. No había imaginado que Harry reaccionaría tan mal.

–Lo siento, tienes razón. Debería habértelo consultado.

–¿Cómo te has atrevido? –repitió, tan enfadado que ni siquiera había oído las palabras de Ava–. ¡No era asunto tuyo!

–Lo sé. Pensé que entendía tus sentimientos... Es evidente que ha sido un error, pero te aseguro que jamás me habría prestado a vaciar la habitación de Olly si no hubiera creído que te sentirías mejor.

–¿Cómo me voy a sentir mejor con una habitación vacía? –Harry la miró como si la creyera loca–. ¡Solo servirá para recordarme que Olly se ha ido para siempre!

Ava hundió los hombros y bajó la cabeza.

–Bueno, no he tirado sus pertenencias. Sus libros, sus cartas y sus fotografías están guardados en unas cajas.

–¡Pues quiero que los devuelvas a su sitio! ¡Y que lo dejes todo como estaba!

–Harry, no creo que sea una buena idea.

–¿Y qué importa lo que tú creas? –bramó–. ¿Qué ha pasado? ¿Que te has sentido culpable al ver su habitación y has pensado que te sentirías mejor si borraras el recuerdo de su presencia?

–Sí, confieso que me he sentido culpable al verla, pero todo en esta casa me hace sentirme culpable –le confesó–. Sin embargo, te prometo que eso no ha influido en mi decisión.

–¿En tú decisión? ¡Mataste a mi hermano, Ava! ¿Es que no te parece suficiente? ¿De dónde has sacado la estúpida idea de que vaciar su dormitorio y eliminar su recuerdo me haría sentir mejor?

Sus palabras atravesaron el corazón de Ava como un cuchillo. Pensó que tenía derecho a odiarla por la muerte de su hermano. Y ni siquiera se podía defender, porque era la primera vez que Harry le echaba en cara lo sucedido.

–Lo siento –se volvió a disculpar–. Ha sido un error imperdonable. Pero te aseguro que no estaba pensando en mí cuando tomé la decisión de vaciar el dormitorio.

–¿Y en qué estabas pensando?

–En ti, Harry.

–¿Quién te ha pedido que pienses en mí? –Harry se acercó a la licorera y se sirvió un vaso de whisky, que se bebió de un trago–. Lo que yo sienta sobre mi hermano es asunto mío, un asunto que no quiero tratar con nadie.

–Sí, ya lo sé, pero no me pareció que dejar esa habitación como una especie de mausoleo fuera una forma sana de afrontar el dolor.

–¿Y tú qué sabes del dolor?

–Sé más de lo que crees –respondió–. La muerte de Olly me afectó mucho más de lo que imaginas... Ahora sé que el dolor te puede destrozar por dentro y devorarte el alma si te aferras a él.

Inocente - Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora