XIII

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Veintitrés.

No puede creer que ese sea el número. No puede creer que haya llegado el día. No puede creer que siga aquí, en este jodido mundo. No puede creer que ha sobrevivido tanto y que aún no encuentra un motivo por el cual existir.

Y duele, duele como el infierno.

Es 19 de junio, su cumpleaños. Detesta con todo su ser este día porque nunca ha podido pasarlo bien. Su familia siempre olvidaba la fecha, ni hablar de sus amigos, el único que le felicitaba año tras año era Odasaku... Sin embargo, desde que lo perdió, la fecha se ha vuelto más y más difícil de pasar. En algún momento, incluso decidió no decirle a nadie su cumpleaños.

No quiere ni ir a trabajar porque sabe que se pondrá a llorar a mitad de jornada, mas tampoco quiere estar encerrado en casa. Con todo el pesar del mundo y permitiéndose derramar unas lágrimas, se dirige al baño a tomar una ducha. Comienza a quitarse las prendas, quedando solamente cubierto por las vendas, entonces se quita la del cuello, dejando a la vista las marcas que dejaron sus pasados intentos de suicidio.

Siente asco de sí.

. . .

Recorre las tranquilas calles, hoy el clima es nublado, la temperatura ligeramente baja, aunque supone que esto se debe a que apenas son las ocho de la mañana. El sol no tardará en salir en todo su esplendor, pues por ahora sólo hay rayos suaves. Mira la vida pasar ante sus ojos: niños camino a la escuela, padres yendo a trabajar, personas deportistas corriendo con sus perros, personas mayores dando caminatas mañaneras... Todo parece estar bien. Entonces, ¿por qué él se siente tan miserable?

Suspira.

¿Por qué Odasaku tuvo que irse? ¿Por qué no lo llevó con él? Así se hubiese evitado el sufrimiento de todos estos años.

Pero sabe que lamentarse ya no tiene sentido. Han pasado años desde su pérdida y, en teoría, ahora es un adulto independiente que puede lidiar con sus propios problemas ¿no? Debería ser capaz de seguir adelante sin la única persona en este asqueroso mundo que llegó a comprenderlo. 

El problema es que definitivamente no es tan estable emocionalmente como le gustaría.

Un suspiro más. 

Sacude la cabeza y continúa su camino, debe apresurarse o llegará tarde.

. . .

Su turno transcurre excesivamente lento, no hay muchos clientes y eso le parece raro, mas tampoco le preocupa mucho, igual es mejor para él tener una jornada tranquila considerando que su mente es un desastre.

"¿Dazai-san?" Llama su compañero albino que acaba de llegar.

"Hey, Atsushi-kun." Una media sonrisa le dedica.

"¿Le sucede algo? No parece estar bien..."

Así que su máscara de bufón se ha caído. Osamu mira unos segundos a la nada, bien podría decirle al joven que hoy es el aniversario de su mediocre existencia, pero ¿sería comprendido?

"No, Atsushi-kun. Todo está bien, solamente tengo sueño."

"¿Se desveló haciendo algo?"

"Sí, estuve viendo películas."

Miente tan fácilmente y lo peor es que Nakajima le cree sin dudar. Por lo menos, ha logrado desviar la atención hacia un tema banal como las películas de Marvel.

No obstante, por su mente pasa un pensamiento "¿Cuándo fue la última vez que comió un pastel el 19 de junio?". Apostaría a que fue hace cinco años, cuando todavía tenía a Odasaku... Tener suena tan posesivo, pero no lo veía como una posesión. Más bien como alguien que sin importar nada estaba a su lado.

Temor [SOUKOKU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora